Este es un «sucedido» que me contaban hace unos años, referido a una redacción de periódico (y que me perdonen los periodistas si cometo alguna incorrección respecto a los puestos). El hecho es que, dentro del proceso de publicación, estaban definidos tres puntos de control para que el contenido que salía de la imprenta fuese el correcto. Aparte del propio redactor, había alguien en la redacción que tenía que repasar todo el contenido antes de mandarlo a imprenta, y luego alguien tenía que hacer una última revisión para ver que lo imprimido estaba bien.
Total, que habiendo tres puntos de control… no eran pocas las veces que el periódico se imprimía con errores, algunos de ellos garrafales. ¿Y por qué? Porque el primero pensaba «bah, si después me lo van a revisar dos, para qué me voy a molestar yo». El segundo pensaba «bueno, esto se supone que viene revisado, y después hay otro que lo controla, así que… para qué me voy a molestar yo». Y el tercero pensaba «ya hay dos personas que han revisado esto, ¿para qué me voy a molestar yo?
Y así, los unos por los otros, la casa sin barrer… y es que en ocasiones la redundancia de sistemas de control (y más cuando son «humanos») paradojicamente redunda en un peor control.
Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí
Si tuvieras dos editores en el blog, podrías a esta altura haber comprobado tu teoría del peor control y los errores garrafales.
Haz escrito imprimido en vez de impreso. O quizás fue a propósito para ejemplificar el post 🙂 ?
Saludos
Emiliano
Weblog-Lab.com
No diré yo que todo lo que escribo está 100% libre de errores, que los cometo (y algunos con exhasperante frecuencia, como mis problemas con las g’s y las j’s). Pero en este caso, citando al diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia creo que, aun posiblemente estando yo en error (tengo duda de si mi uso está dentro de la «función adjetiva» – el papel impreso – o de una elipsis de la «pasiva perifrástica» – lo que había sido imprimido – ), creo que se trata de algo que está «ahí ahí».
Imprimir «tiene dos participios: el regular imprimido y el irregular impreso. Aunque existe hoy una clara tendencia, más acusada en América que en España, a preferir el uso de la forma irregular impreso, ambos participios pueden utilizarse indistintamente en la formación de los tiempos compuestos y de la pasiva perifrástica: «Habían impreso en su lugar billetes de a cien» (GaMárquez Amor [Col. 1985]); «La obra […] circulaba dos años después de haber sido impresa en una ciudad protestante» (Trabulse Orígenes [Méx. 1994]); «En total se han imprimido 35 000 carteles» (Mundo [Esp.] 11.11.96); «Esta obra ha sido imprimida por La Torre de Papel» (Prensa [Nic.] 21.10.97). En función adjetiva se prefiere en todo el ámbito hispánico la forma irregular impreso: «Contempló una vez más la imagen impresa en la tarjeta postal» (Martini Fantasma [Arg. 1986]).»
Llevas toda la razón:
son correctos imprimido e impreso, aunque es habitual este último.
Cosas del lenguaje: si añades pro delate COM, tienes que de comprimir se usa más comprimido y no compreso.
Me voy por a tangente de los comentarios, pero la cosa que tú propones Raúl, ¿po qué no funciona como sigue?
El primero hará una revisión exhaustiva, porque no va a querer quedar mal con el segundo, que puede encontrar errores (tanto más embarazoso cuanto más tonto sea el error).
El segundo, mirará con lupa lo ya revisado, por si se coló algo, no vaya a ser que el tercero lo tome por más tonto que el primero, todavía 😛
El tercero, tres cuartos de lo mismo, pero realmente debería fijarse en fallos más de base, y menos de descuido…
Que sea más como tu dices, será por algo «nuestro»?
Jo, Esteban, a veces pareces de otro planeta :). En una mano, tenemos el «voy a dedicar una hora a hacer una revisión exhaustiva y así le ahorro trabajo a mis compis». En la otra, «me voy a tocar los huevos que no me apetece esforzarme, ya lo hará otro, total me van a pagar igual».
Pues eso. Aquí lo de los «esfuerzos colectivos» nunca ha estado bien visto. Me recuerda a un amigo que solía llevar un paso en procesiones de semana santa, y que le quemaba la sangre el ver cómo había gente que «hacía como que arrimaba el hombro» pero que en realidad no soportaban el peso.
En fin, muy «eppañol», creo yo.
Es curioso ese mecanismo mental. Curioso y muy cierto. Quizás se evitase algo si se estableciese algun tipo de competencia, primada of course, entre los tres.
Me recuerda mucho a una anecdota comentada en El Economista Camuflado. El autor relataba como una escuela, para evitar que los padres viniesen tarde a recoger a los hijos, aprobó una penalización económica para los tardones. El resultado es que se incrementó el problema. Los padres descargaban su rsponsabilidad a través del pago de esa multa, y ya no sentían que hacían algo mal.
En el caso que comentas se descarga la responsabilidad en un grupo, en un colectivo. Es parecido a cuando algunos se empe en echar la culpa a la sociedad, al típico todos somos culpables, que lo que busca, en el fondo, es exonerar a los auténticamente responsables. Un sistema similar se utiliza en ocasiones en las ejecuciones.
La clave está en lo que comentas: total, me van a pagar lo mismo…
La anécdota del colegio es del libro Freakonomics, de Steven Levitt. Tiene bastantes como ésta. En ellas suele hablar de los incentivos individuales para hacer las cosas; en este caso no hay incentivos para corregir (ni gratificación ni castigo) y sí para no hacerlo (disponibilidad de tiempo).
Diversas gestiones personales que he tenido que hacer en los últimos días, la visita a multitud de ventanillas, el clásico “venga usted mañana…†me ha recordado la entretenida charla del Profesor Jean Pierre Benoit en el marco de la Conferencias Magistrales de la Fundación Rafael del Pino el pasado día 18 de Febrero. Y es que en la Administración (y en muchas otras organizaciones), se recurre habitualmente a la duplicidad de funciones pretendiendo de este modo aumentar las garantías de los procesos.
El Profesor Benoit desgranó el mecanismo del “Redundancy Problemâ€, según el cual en una cadena de producción en la que un inspector falla en la detección de un error con una probabilidad de 1/10, el proceso no mejora si se añaden más inspectores.
Y es que un sencillo cálculo mostraría que si la probabilidad de error de un inspector es de 1/10, la de dos inspectores sería de 1/10 * 1/10 = 1/100 y así sucesivamente. Si se añaden más inspectores la probabilidad teórica de error disminuye a gran velocidad. Pero eso es solo la teoría, ya que un bien intencionado inspector podría pensar que con tantos compañeros vigilando, podría prestar menos atención al proceso y dedicar parte de su tiempo a otros menesteres: “Total, aunque falle ahora más, todavía quedan muchos compañeros que detectarán el hipotético falloâ€.
El problema acontecería cuando todos los inspectores “pensaran†de este modo. Así, la probabilidad de fallo en el caso de 7 inspectores “sin pensar†sería de 1/(10)^7 = 0,0000001. Admitiendo que si un inspector “piensa†su probabilidad de error se dispara a 4/10, pues si solo un inspector “pensara†la probabilidad de error sería de 1/(10)^6 * 4/10 = 0,0000004. Apenas ha empeorado la cifra. Pero si los 7 inspectores cometieran la “insensatez de pensar†el efecto sería devastador, ya que la probabilidad de fallo sería de (4)^7/(10)^7 = 0,0016384. ¿Crees que esa probabilidad sería remota? Bueno, pues si estuviéramos hablando de una central nuclear y esa fuera la probabilidad de accidente diario, sería el equivalente a pasar de un error cada 27.397 años a un error cada 1,67 años. ¿Escalofriante, no?
Y no estamos hablando de inspectores que quieran “escurrir el bulto†sino de operarios perfectamente preparados que creen con toda su mejor intención que optan por la decisión correcta.
El mismo fenómeno ocurre cuando los padres dejan a cargo de los hermanos al hijo menor. Si no existe un responsable definido, todos creerán que serán los otros los que se encarguen del cometido. Del mismo modo, si los marcajes en un saque de esquina en un partido de fútbol no están designados, el riesgo de que los defensas dejen a los delanteros marcar será mayor cuantos más defensas haya en el área.
Volviendo a las temidas colas de la Administración: si un papeleo requiere de varias firmas (pretendiendo asegurar un mayor rigor en el proceso), el primer firmante podrá pensar: “¿Para qué voy a investigar si se cumplen todos los requisitos, si hay tantas otras personas que van a revisar después de mí el expediente?â€. Y el último firmante pensará a su vez: “¿Para qué revisar todo el expediente, si ha habido tanta gente que lo ha revisado ya antes?â€.
Unos por otros, la casa sin barrer… a veces, “menos es másâ€.
Lo que ya no tiene perdón es lo de «exhasperante» :oD.
Que respecto al tema del post, todos los procesos tienen que tener un responsable único y último, si no la responsabilidad se diluye y disipa. Independientemente, luego ese responsable puede delegar, pero que siempre se sepa de quién depende un proceso es la única forma de que alguien lo revise exhaustivamente…