Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí


Esto es lo que él cree que está pasando

«Esto es lo que él cree que está pasando… y esto es lo que realmente está pasando»
Este spot de televisión lo recordarán los más viejos del lugar (no en vano data ya de 1999). Corresponde a una campaña de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. El video, en clave divertida, trataba de ilustrar la percepción distorsionada del mundo que se tiene cuando uno va bajo la influencia de las drogas.
El problema es que no hace falta drogarse para tener una percepción distorsionada del mundo. ¿Quién no conoce casos así? Expertos en «lo tengo todo bajo control», «yo he actuado correctamente», «a mí que me registren», «yo no he cambiado, sois vosotros», «mi hijo es el más guapo y el más listo», «el profesor me tiene manía», «no sé por qué engordo si yo como lo que cualquiera», «mis compañeros me hacen el vacío», «no entiendo por qué me echan la bronca», «no recuerdo haber dicho eso», «mi hijo no pega, es que le provocan», «tampoco es para tanto, ha sido un fallito de nada». Gente que, cuando dice estas cosas, provoca a su alrededor asombro, ojos en blanco, murmullos: «¿Pero de verdad no se da cuenta de la realidad?». Y normalmente la respuesta es que no, que no se dan cuenta. Incluso cuando les muestras evidencias incuestionables, siempre te dirán que «no es lo que parece» o, en su defecto, encontrarán mil y una justificaciones («bueno, sí, pero es que…»)
Unos más y otros menos, tenemos todos una capacidad asombrosa de autoengañarnos, de ignorar la evidencia, de justificarnos, de fabricar una realidad alternativa en la que nosotros lo hacemos todo bien, y si no lo hacemos bien es por culpa de otros.
¿Y cómo se lucha contra eso? Muy difícil. Muy difícil cuando se trata de hacer que otro «vea la realidad», porque no hay más ciego que el que no quiere ver; y cuando cuestionas algo tan íntimo como la visión del mundo que alguien tiene, es más probable que reaccione «dándote una cornada» que aceptando lo que le dices.
Y casi imposible cuando se trata de uno mismo. Según escribo esto (que lo escribo, obviamente, pensando en otros… «porque eso a mí no me pasa»), intento pensar en la cantidad de cosas que yo creo que son de una forma y que en realidad son de otra. Intento pensar las cosas que hago o digo y que provocan ojos en blanco, caras de asombro y murmullos a mis espaldas diciendo «¿De verdad no se da cuenta?». Trato de recordar las veces en las que alguien me ha intentado mostrar la realidad y lo he despreciado diciendo «bueno, no será para tanto», «menuda gilipollez» o «a qué viene este ataque».
Qué difícil es. Tanto hacer autoanálisis (que nos exige «salir de nosotros mismos» para vernos como nos vería alguien de afuera…), como aceptar las opiniones ajenas evitando nuestra tendencia natural a incorporar lo que nos gusta e ignorar lo que no.
Hay que trabajarlo mucho, pero probablemente sea una de las cosas más importantes para mejorar. Y supongo que darse cuenta es el primero de los pasos…

2 comentarios en “Esto es lo que él cree que está pasando”

  1. Comentario rápido que no tengo tiempo ni para esto 🙁
    Leía hace poco en un libro sobre andragogía (te recomiendo explorar el tema si necesitas hacer algo de formación en tu trabajo, que no lo sé) que sólo se puede aprender cuando el self no se ve amenazado. Creo que muchas veces el problema viene por ahí y se puede solucionar rebajando esas amenazas.

    Responder

Deja un comentario