El otro día tuve el enorme privilegio de asistir a una función de Juan Tamariz, considerado por muchos el mejor mago del mundo. Tengo el recuerdo de Tamariz desde que, en los años 80, participaba en el mítico programa de televisión 1, 2, 3. Y hace poco se me metió en la cabeza que estaría bien ver uno de sus shows en directo. Dio la casualidad de que, en el marco del Festival Internacional de Magia de Madrid, tocaba función en la capital… así que me agencié una entrada.
Qué gran acierto. Qué espectáculo tan extraordinario. Qué divertido, qué fascinante, qué… mágico. Salí entusiasmado, después de ver cómo un señor de casi 70 años entretenía durante más de dos horas a un público entregado. Pasé gran parte de la función con la boca abierta, y otra parte importante riendo a mandíbula batiente. El resto, aplaudiendo a rabiar, como un niño pequeño, como hacía muchos años que no aplaudía. Vi, con mis propios ojos, magia.
Todavía en éxtasis por lo que presencié, me puse en plan analítico. ¿Qué podemos aprender los demás de Juan Tamariz cuando nos subamos a un escenario a hablar en público?
- Naturalidad: Tamariz en el escenario es absolutamente natural. No hay un gesto, un chiste, un chascarrillo… que resulte forzado. Donde a otros se les nota sobreactuados («ahora tengo que poner esta voz; ahora toca mover el brazo así; ahora tengo que levantar una ceja»), Tamariz hace que todo fluya, que todo parezca en su sitio. No me cabe duda de que el espectáculo está una y mil veces ensayado, que todo está definido de antemano; pero a la vez está (quizás por el propio efecto de haberlo ensayado tanto) tan perfectamente pulido que resulta natural.
- Cercanía: hay quien, además de la barrera natural que supone muchas veces el escenario con respecto a la audiencia, se encarga de levantar una barrera adicional; «yo estoy aquí arriba, vosotros ahí abajo… yo estoy por encima de vosotros». Tamariz se encarga de romper cualquier barrera. Es, simplemente, uno de nosotros. En su lenguaje, en su actitud… no hay nada que te aleje de él, sino más bien al contrario.
- Humor: el humor es un gran lubricante para la transmisión de ideas, para alcanzar la sintonía en la comunicación, para dejar huella. El humor relaja, entretiene. Y Tamariz es divertido, muy divertido.
- Gestualidad: la capacidad de comunicación del lenguaje no verbal. Tamariz utiliza todo su cuerpo para comunicar. No duda en explotar su punto histriónico, sin vergüenza ninguna, para acompañar lo que dice. Sube, baja, corretea, grita, hace caras, mueve los brazos, tira el sombrero… se abre la camisa y muestra la pelambrera, enseña la calva… y por supuesto, toca el violín. Lo que haga falta.
- Expectación: recuerdo uno de sus números, con un mazo de cartas. Una pequeña cámara enfocaba su mano mientras sujetaba las cartas, y una pantalla reproducía el momento. En ese momento miré a mi alrededor; más de mil personas tenían la mirada fija en la pantalla. Y lo que me resultó más impresionante: no se escuchaba a nadie ni respirar. Silencio absoluto, atención plenamente concentrada en lo que iba a pasar. Si eres capaz de crear un momento como ése… es que verdaderamente has conseguido impacto.
- Involucración de la audiencia: el espectáculo de Tamariz no es del tipo «yo hablo, vosotros miráis». Está permanentemente haciendo participar al público. No sólo con el «necesito un ayudante», sino que interpela a personas por aquí y por allá, moviliza al público (recuerdo un momento en el que todos a la vez ejecutamos un «pase mágico»…). Pero, de nuevo, todo con naturalidad, alejado de esos momentos incómodos que a veces se producen cuando alguien insite en «ahora tienes que hablar tres minutos con el señor que tienes al lado». En su punto justo.
- Pasión: uno podría pensar que, con casi 70 años y toda una vida en los escenarios, Tamariz debería estar cansado. Que podría adoptar una actitud funcionarial en sus espectáculos, «vengo, hago lo mío, cobro y me voy». Lo que yo vi en el escenario fue un niño absolutamente entusiasmado con lo que hacía. Me lo imaginaba en su casa, dando saltos y palmitas cada vez que ejecutara un número. Y esa pasión, ese entusiasmo, es la piedra angular que sirvió como catalizador de todo el espectáculo. Sin pasión, ¿cómo vas a emocionar, a conmover… a comunicar? Vale, no todas las materias del mundo son susceptibles de ser vividas con pasión (¿o sí?). Pero si no sientes pasión por lo que dices… ¿para qué te subes a un escenario? Es tiempo perdido, para ti y para quien te va a ver.
En definitiva, sé que no todos podemos ser Tamariz. Pero si podemos acercarnos, aunque sea un poquito… conseguiremos comunicar mucho mejor.
(*) Qué juego de palabras, oigan 😀
Yo le ví hace unos años en Galileo y era espectacular. Al final del show «oficial» se quedó en el escenario haciendo truquitos para la gente que quisiera acercarse. Y como si nada, allí, entre amigos…
Lo que me parece tambien impactante es la capacidad de engañar como si nada a 200 personas que además estamos a pillarle, jajaja.
Lo del juego de palabras es humor británico, no? Por decir algo…
Buenísimo! Yo quiero captar como él!
Un abrazo,
Fernando
Raúl, no me hagas recordar tu «esto es como mi boda…» 😀
Fernando, a ti no se te da mal tampoco, eh… te falta lo del violín, igual 🙂
He visto a Jorge Blass el día del estreno y no le queda mucho para ser tan carismático como Juan Tamariz. Que lo queramos o no era el mago de nuestra infancia. El único.
Jorge Blass es un mago precoz que es espectacular. Me encantó su uso del Teatro ¡todo el teatro Circo Price! De hecho dijo, ¡saquen sus móviles! Y nos dejó hacer fotos: http://picplz.com/user/chavarri/pic/9xm4g/
Tener ese poderío le hace ser muy grande. E hizo un número ¡utilizando Facebook! Moderno, actual, alegre, social, empático. Me hice más fan de Blass. Creo que repito porque me han invitado a esta gala: http://www.entradas.com/entradas/magia-por-sonrisas-evento_1_2_28_71253 Y con mi hija.
Me encantaba Carroll también. Una pena su pérdida. Además tenía un nombre mágico. Dominaba el lenguaje, la puesta en escena, su altura, sus dedos.
Y es que la magia se presta a que el artista domine el espacio, el tiempo, al público. Hace falta mucho talento, práctica y mucho esfuerzo.
Lo has resumido muy bien.
En la página web que enlazo lo hemos contado también.
Claro, un Maestro siempre enseña, y con esas tablas… Muy interesante tu analítica.
Perdón, pero el mejor mago del mundo es René Lavand.
No es que sean los trucos de tamariz, no se pueden copiar tan facilmente, cada uno es como es, simplemente tamariz es una persona simpática y agradable con la que todo el mundo se rie, es mago pero podría ser conductor de autobús y sería igual de «cachondo»
Coincido totalmente contigo. Yo llevo ya unos 6 años viéndole cada vez que pasa por Madrid, y cada vez le veo con las mismas ganas y la misma ilusión que la primera. Es un espectáculo en todos los sentidos, y como bien dices, muy muy divertido. Todo un grande.
Me ha gustado mucho el artículo, pero me ha resultado un poco trabajoso de leer por el contraste del fondo con las letras y por el tamaño de éstas 😉
jajajajaja, me has hecho reír con el asterisco del final! 😀
Tamariz tiene un libro buenísimo llamado «LOS CINCO PUNTOS MÁGICOS» en el que habla sobre estas cosas.
Buenas.
Sólo como apunte al post, me gustaría comentar que muy poca gente profana en magia sabe que Tamariz es uno de los grandes autores de libros de magia. Sobre todo de magia desde el punto de vista psicológico y sistematizador (heredero de Arturo de Ascanio).
Por ejemplo, son conocidos «Los cinco puntos mágicos» de Tamariz, que seguro que te encantaría leer tras haber visto este post.
Saludos!
Sin duda uno de los grandes magos de la historia aunque no se le haya tratado como tal genio lo suficiente en España.
Raúl, me ha encantado tu artículo. Me encanta Tamariz, y nunca lo he visto en directo.
Voy a compartir tu artículo en Facebook. xD
Me tomo esas 7 cosas que has llamado «Truco» directamente como «estrategias/cualidades para la comunicación». Me ha encantado tu resumen. Por cierto, he mirado tu perfil por curiosidad y me ha (…) lo de: «En 2002 compramos nuestro primer piso».Suena fatal. Me ha descolocado. Disculpa mi atrevimiento. Un saludo.
No creo que se le haya tratado mal en España. Es muy reconocido y apreciado. De hecho, ayer acabé de leer un libro, Cabello de Ángel, de un tal Carlos Unamuno, en el cual Juan Tamariz hace un «cameo» literario. Por decirlo de alguna manera.
Que bonitas palabras y que bien analizado el espectáculo. Cuando le veo ensayar, hacer Magia o hablar de ellá, también veo como tú dices a un < niño absolutamente entusiasmado con lo hace…. , del que hablas y que tan bien has descrito es lo que le hace tan grande, tan genial, con tanta energía. Pienso igual que Raúl Hernández González, y creo, que no es sólo amor de hija.
Gracias por el post, es muy bueno y estoy de acuerdo. Tamariz es increible en un escenario. Pero he de añadir también que para mí uno de los magos más impresionantes ha sido René Lavand. Tiene esa pasión en lo que hace, cerca de 80 años, sólo una mano y es capaz de mover la baraja y contarte un relato que te pone los pelos de punta. Se nota que ha vivido y te cuenta y enseña con sus vivencias. Ha estado 2 años en el festival internacional de magia de la ciudad de León en fechas navideñas y volvería a verle otras mil veces.
De hecho, Lavand estaba como público en el Price (actuaba él el día siguiente). Cuando entró, los murmullos de admiración entre el público (muchos magos) fueron notables. Y cuando Tamariz le mencionó durante su espectáculo, le hizo levantar y saludar al público… recibió una ovación atronadora. Yo en directo no le he visto, pero sí videos… y verdaderamente es fascinante. No se puede hacer más lento.
Me parece muy acertivo todas las palabras escritas aunque creo que te quedas corto, Tamariz es un grande en el mundo de la magia y del cual muchos magos que hemos leídos sus libros adoptamos mucho de sus conocimientos.
Yo creo que el además de enseñarnos trucos el nos enseña a como poder convertir los trucos en Magia y así poder ilusionar al publico
Tamariz lo que es, es un tío auténtico 100%. Y eso es una característica dificilmente entrenable. Al menos eso creo yo.
Al margen de que sea bueno en lo suyo, un gran mago, hay que reconocer que vende muy bien el producto. Se vende a si mismo como nadie y eso engancha a la audiencia.
Ya podrían enseñar a los chaveles en la escuela a cultivar un poco la personalidad para vender sus talentos el día de mañana. Un saludo.
Raúl, si tienes oportunidad algún día, no dejes de ir a ver a Lavand, ya que dices que lo tienes pendiente. Es todo un poeta de la magia. Una auténtica delicia. Yo lo hice en Sevilla y fue maravilloso.
A mí, curiosamente, me pasa al revés, tengo pendiente ver a Tamariz (que me encanta, de verlo en TV) en vivo. Estoy seguro que sentiría lo mismo que tú.
Un post genial. 🙂
Felicitaciones por tu escrito, realmente me agradó mucho tu analisis, sobre todo porque lograste ver mas allá de las perspectivas comunes y detectaste las habilidades que se pueden llegar a desarrollar con perseverancia y sobre todo haciendo las cosas con amor.
Saludos
No hay que negar que Rene Lavand es un grande… Pero decir que es mejor que Tamariz es un sacrilegio. Nadie ha inventado mas que Tamariz. La cantidad de libros…tanto de psicología como de magia. El manejo del publico. Le puedes hablar de cualquier cosa, cualquier idea mágica y tiene respuestas validas. Y este post escrito no hace sino añadir lo gran mago y mejor persona que es.