He estado leyendo últimamente un libro curioso. Se llama «Stumbling on Happiness«, de Dan Gilbert. Y en contra de lo que pueda parecer por su título, no se trata de un libro de «autoayuda», ni de una pastelada sobre la felicidad, los arcoiris y los unicornios. Gilbert es un psicólogo que analiza el fenómendo de la felicidad desde un punto de vista científico, haciendo alusiones constantes a innumerables estudios y experimentos realizados a lo largo de los años.
La tésis que más me ha impactado de todas las que defiende es el hecho de que en cierto modo es inútil buscar la felicidad. Es decir, que sirve de muy poco hacer hoy planes de futuro pensando que «si hago esto y lo otro, seré más feliz». Y las causas son dos.
La primera, que el futuro nunca es como creemos que va a ser. Nuestro cerebro está permanentemente imaginando el futuro, y nosotros tomamos decisiones en base a esas visiones. Pero en este proceso, el cerebro siempre aplica una cantidad de sesgos tales en su concepción que luego, cuando el futuro se convierte en presente, rara vez coincide con lo que habíamos imaginado. Si el cerebro «adorna» lo que recordamos, incluso lo que percibimos en el momento… ¿cómo no va a «adornar» lo que todavía no ha sucedido?
Y la segunda, que somos incapaces de predecir de forma fiable cómo los acontecimientos futuros nos van a hacer sentir. Es decir, que aunque fuésemos 100% precisos con nuestra visión de los distintos futuros alternativos (cosa que, como he dicho antes, no es cierta ni de lejos), no podríamos hacer una valoración fiable del impacto emocional (de la «felicidad» que obtendríamos) en cada uno de ellos.
Así pues, nos encontramos con que las decisiones que tomamos hoy sobre nuestro futuro, mediante las que intentamos proporcionarnos «la mayor felicidad posible», están afectadas por dos errores de cálculo garrafales. Es completamente normal, por lo tanto, que cuando reflexionamos sobre nuestra felicidad actual (o su ausencia), nos preguntemos: «¿Cómo es posible que las decisiones que tomé en el pasado no me hayan traído la felicidad que buscaba?»
Como dice el título del libro, a la felicidad no llegamos siguiendo un plan de acción. De hecho, los planes de acción «en busca de la felicidad» tienen todos los ingredientes para fallar. Con la felicidad nos tropezamos… y gracias.
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Hay un dicho que dice «Ten cuidado con lo que desesas porque puede que se cumpla»
A ver, sin entrar a discutir los argumentos del libro (que creo que van bien encaminados). El secreto es no buscar la felicidad en el futuro, sino tomar los caminos que nos hagan felices en el momento actual.
Por ejemplo: yo ahora mismo estoy formándome en desarrollo infantil para ayudar a mi hija a crecer. Sin embargo, la felicidad no la alcanzaré cuando vea que mi hija es mayor y ha crecido bien, si no que estoy disfrutando ya del proceso.
Otro ejemplo: me estoy preparando para ser profesor. Pero la felicidad no la tendré entonces, sino ahora; estoy disfrutando mucho de todo lo que estoy aprendiendo sobre los procesos de aprendizaje, cómo enseñar y aprender, etc.
Me gustaría enrollarme más pero ando escaso de tiempo 🙂 Tienes información más detallada en «Personal Development for Smart People» de Steve Pavlina. Se encuentra con facilidad «en las librerías», if you know what I mean. Un extracto del mismo:
«The purpose of goal setting isn’t to control the future. That would be senseless because the future only exists in your imagination. The point of goal setting is to improve the quality of your present-moment reality. Setting goals can give you greater clarity and focus right now. Whenever you set your sights on achieving something, always ask yourself, «How does setting this goal improve my present reality?» If it doesn’t improve your present reality, then the goal is pointless, and you may as well dump it. But if it brings greater clarity, focus, and motivation to your life when you think about it, it’s a keeper. «
Trex, alguien a quien conozco lo decía muy a menudo 🙂
Yabu, interesante perspectiva (muy en línea también con el de «mi» libro). Voy a buscar el de Pavlina, a ver si lo encuentro… oh, vaya, ya lo encontré! 🙂
Como dice mi camiseta «La felicidad está dónde la encuentras rara vez dónde la buscas» :oP