La culpa de la crisis la tienes tú

Hala, a cubrirme de gloria otra vez. Pero es que entre todas las explicaciones a la crisis que vengo escuchando, echo en falta algo tan esencial como la autocrítica. La culpa es de los americanos, es del gobierno, es de Greenspan, es de los bancos, es del Banco Central, es de los especuladores, es de…
¿Y tú? ¿No tienes nada que ver?
Te digo a ti, al que compró un apartamentito sobre plano en una zona que se estaba revalorizando mucho porque «en un par de años lo vendo y me saco unos millones». A ti, que cambias tu dinero de banco para poder acogerte a un depósito al 8% (cuando los tipos de interés oficiales están dos o tres puntos por debajo). A ti, que has comprado una vivienda financiada a más del 100% y a 50 años que se te lleva más de la mitad del sueldo. A ti, que metes tu dinero en bolsa «a ver si en un par de meses sube un 10%» o que vas corriendo a comprar la acción que has oído que «va a ser un pelotazo», o que inviertes en un fondo esperando revalorizaciones de dos dígitos. A ti, que te has comprado un coche que no podías pagar apoyándote en el préstamo del banco, o te has ido de vacaciones al Caribe. A tí, que vives por encima de tus posibilidades apurando el límite de tu tarjeta de crédito.
A pequeña escala, muchos de los que ahora se llevan las manos a la cabeza han reproducido el comportamiento especulador que reprochamos al sector financiero. Entre todos, con nuestras decisiones (y nuestra avaricia) hemos ido alimentando a la economía financiera por encima de la economía real, y empujándola hacia unos límites que nunca deberían haberse superado. Ahora, cuando vienen mal dadas, nos hacemos los suecos: «eso han sido los bancos, que son unos avariciosos», «eso son los especuladores en bolsa, que han invertido a crédito», «eso han sido los constructores, que han inflado la burbuja», «eso han sido los gobiernos, que no han controlado bien», «eso han sido unos que han invertido sin controlar el riesgo»…
En realidad, aquí todos hemos despreciado los riesgos (de no poder pagar los créditos, de una evolución poco favorable de los activos subyacentes, de quedarnos sin trabajo, de enfermar, de…) atraidos por la rentabilidad y un ritmo de vida más alto de lo que nos podíamos permitir, obviando algunas precauciones elementales (como el no gastes más de lo que ganes, nadie da rentabilidad sin riesgo, ningún activo se revaloriza eternamente, etc.). Exactamente de lo mismo de lo que acusamos a los demás.
Por supuesto que todos (los bancos, los gobiernos, la sociedad en su conjunto) han sido cómplices necesarios, animándonos a todos a entrar en esta espiral de consumo, avaricia, deuda y desprecio por los riesgos, confiando en que podían estirar la cuerda más, y más, sin que se rompiese. Pero en última instancia, las decisiones no las toman ellos. Las tomamos nosotros.

El cash-flow doméstico: la metáfora del grifo y el desagüe

Grifo, lavabo

Probablemente sea uno de los conceptos más relevantes dentro de las finanzas, y también por supuesto de las finanzas personales. El cash-flow, o flujo de caja, es la variable más importante que hay que tener bajo control en la evolución de nuestras finanzas.
El cash-flow es un concepto sencillo. Se trata de saber, al cabo de un periodo, la diferencia entre cobros y pagos. Es decir, la diferencia entre el dinero que entra y el dinero que sale. Si es positiva, es que ha entrado más dinero del que ha salido y por lo tanto hemos acumulado reservas. Y si es negativa, es que ha salido más dinero del que ha entrado y por lo tanto hemos perdido reservas.
Siempre me ha resultado muy útil para visualizar este tipo de indicadores de flujo la metáfora de la bañera, con un grifo y un desagüe. A través del grifo, va entrando una cierta cantidad de agua, mientras que a través del desagüe se va perdiendo otra cantidad. Si el grifo aporta agua a mayor ritmo de la que se va por el desagüe, entonces el nivel de la bañera va creciendo. Y si el desagüe traga agua a más ritmo del que sale por el grifo, entonces el nivel de la bañera va bajando.
Hacer un análisis del cash-flow doméstico no es difícil. Basta con sentarse un día y hacer una revisión (mejor si hemos ido haciendo un seguimiento de las finanzas personales previamente, para así asegurarnos de que estamos teniendo todo en cuenta) de cuánto dinero ha entrado en nuestras cuentas/bolsillos durante el último periodo (digamos un mes; la nómina, los intereses de los ahorros, un dinero que nos tocó en la lotería…) y cuánto dinero ha salido (las compras, el pago de la hipoteca, la luz, el viajecito que hicimos, etc.). Así podremos comprobar cuánta agua echa nuestro grifo, y cuánta agua traga nuestro desagüe.
Si tenemos un cash-flow negativo… tenemos un problema. Porque eso significa que cada periodo que pase, nuestras reservas (los ahorros) irán bajando…
Foto | snorri7

Destino: la independencia financiera

El concepto de independencia financiera lo utiliza Robert Kiyosaky en su Padre Rico, Padre Pobre, un libro que resulta interesante leer en la medida en que permite reflexionar sobre nuestra forma de comportarnos respecto al dinero. Llama independencia financiera al estado en el que nuestros ingresos pasivos (es decir, los obtenidos sin una intervención intensiva por nuestra parte; rendimiento de inversiones, beneficios de negocios, etc.) superan a nuestros gastos corrientes. Si lográsemos alcanzar ese estado, nos encontraríamos en una situación en la que se podría (si queremos) vivir sin tener que trabajar. Lo cual, teniendo en cuenta las servidumbres habituales del trabajo, no suena mal…
Con una ecuación tan sencilla, parece claro alcanzar la independencia financiera pasa por dos caminos: reducir nuestros gastos e incrementar nuestros ingresos pasivos. Sencillo, ¿verdad? 😛
El caso es que sí, lo sé, eso de la «independencia financiera» suena a palabrería barata, a utopía inalcanzable para la mayoría de nosotros. Y sin embargo… creo que no es nada mala como declaración de intenciones. Probablemente sea algo difícil de alcanzar en términos absolutos, pero lo que está claro es que cuanto más nos acerquemos a ella, mejor será nuestra situación financiera.
(De hecho, ahora que lo leo, se me asemeja mucho al concepto del «móvil perpetuo«: el artilugio mecánico que genera por sí mismo la suficiente energía como para funcionar sin necesidad de ningún aporte adicional. Posiblemente sea un concepto utópico, pero cualquier actuación orientada a conseguirlo, aunque no llegue a hacerlo, redundará en una mejora de la eficiencia energética… pues eso)

VDCTV005 – Richdadclub

Como ya comentaba la semana pasada, el día 7 estuve jugando a Cashflow101 en una reunión organizada por Richdadclub.es, y aproveché para llevar la cámara a captar el ambiente de la partida y para que Jaizki nos hablara sobre Padre Rico, Padre Pobre, la carrera de la rata y la independencia financiera, Cashflow y Richdadclub.es. Siempre interesantes sus reflexiones (y más que se ha quedado en la «mesa de montaje», pero es que Jaizki tiene mucha cuerda!), espero que con este video se pueda ver un poquito más cerca qué es Cashflow y en general la filosofía de Padre Rico, Padre Pobre.
La música, por cierto, es una obra de DJ Lobsterdust que mezcla a Avril Lavigne, Unk y Toni Basil. Vía Vavá, música sorprendente.

Con Richdadclub.es

Esta mañana, aprovechando que estaba por Vizcaya, me acerqué a la reunión que se había organizado a través de Richdadclub.es para jugar a Cashflow101 . Cashflow101, el juego basado en los planteamientos de Padre Rico, Padre Pobre, de R. Kiyosaky que Jaizki Arteagabeitia está impulsando a través de Richdadclub.es. Tenía curiosidad por ver el juego en funcionamiento, y la verdad es que es curioso y con más «recao» de lo que pudiera parecer… da que pensar.
El caso es que no pudimos jugar demasiado… entre que yo llegué tarde, que todos éramos novatos, y que Jaizki tenía que recoger más pronto de lo previsto… apenas pudimos paladear un poco el juego. Pero un rato entretenido, sin duda.
La razón por la que Jaizki tenía que marcharse es que uno de sus emprendizajes, Obsequios Arbeau, patrocinaba un torneo montado por Propadel (otro emprendizaje en el que también anda metido un «viejo conocido blogosférico», Mario López de Ávila). Jaizki tuvo la amabilidad de invitarnos a probar sus productos así que ya de paso tuve la ocasión de saludar en persona a Mario (que también estuvo rumboso y nos regaló una camiseta de Propadel) y charlar un ratito (corto, porque yo también tenía que marchar).
En fin, que así se fué la mañana. Una lástima que fuese todo tan atropellado, porque me hubiera gustado charlar más rato y con más tranquilidad… pero seguro que hay otras oportunidades!