Creatividad y colaboración

En Tachnovation hablaban, hace unos d�as, de que la colaboraci�n fomenta la creatividad. Y estoy de acuerdo, aunque l�gicamente hay m�s.
La creatividad es un concepto dif�cil de poner en pr�ctica, sin embargo, tambi�n es susceptible de ser cultivada. Existen m�todos y t�cnicas que sirven para generar ideas nuevas. Ideas a las que habr� que pulir y dar forma, sin duda, pero constituyen el germen de la innovaci�n.
La creatividad no es, por tanto, un ejercicio de casualidad, de «idea feliz», de manzanas cayendo sobre la cabeza. La creatividad se puede aprender.
Otro factor que contribuye a la creatividad es, l�gicamente, el conocimiento. Cuanto mayor es el conocimiento (no tanto el del especialista, sino el «saber renacentista», el saber un poco de todo), mayor posibilidad hay de que surgan asociaciones de ideas que resulten novedosas.
Finalmente, la diversidad contribuye de manera importante a la innovaci�n: la colaboraci�n entre individuos parecidos dar� menos resultados que la colaboraci�n entre individuos complementarios o completamente distintos.
As� pues, creatividad como mezcla de conocimientos, colaboraci�n en la diversidad y m�todo.
Ah, bueno, y luego el «peque�o detalle»: la voluntad de ser creativo, de innovar, de salirse del camino marcado. El creerse eso de que «si seguimos haciendo las cosas como las hemos hecho hasta ahora, no podemos pretender obtener resultados distintos».
Pero esa ya es otra historia…

Del dicho al hecho…

Hoy he conocido el Blog de Tachnovation. A raiz de algo que he le�do all�, y de lo que aqui se ha comentado sobre el Capital Humano, y de alguna otra conversaci�n mantenida hoy (esta vez en el mundo real) me ha dado por reflexionar sobre este punto…
He de reconocer que tiendo a ser muy refranero. Hay quien dice que eso es signo de cultura (porque impica un conocimiento de tus propias tradiciones) y otros dicen que de incultura (porque hablar por refranes muestra incapacidad para expresarse por si mismo). A otro nivel, es algo que en Salidas de Emergencia se coment� alguna vez sobre si hablar mediante frases de otros era mejor o peor que con palabras propias… El caso (que estoy divagando) es que creo que el refranero oculta mucha sabidur�a popular, que no por popular es menos sabidur�a.
Y lo digo porque, «del dicho al hecho, hay mucho trecho». Estoy harto de ver/escuchar frases sobre «las personas son el mayor activo de la organizaci�n», o «compartir el conocimiento genera innovaci�n», o… tantos y tantos clich�s en el mundo de los negocios.
Lo peor de todo es que considero que esas frases encierran grandes verdades «te�ricas». Que es verdad, en definitiva, que las personas son el mayor activo, o que el conocimiento compartido genera innovaci�n. Lo que me altera es ver que el 99% de los que predican estas verdades no se las creen de verdad, y aunque afirmen seguir sus dictados act�an en contra de ese «dicho» con unos «hechos» que les dejan en evidencia. Lo peor es que despu�s de haberse contradicho de manera flagrante, siguen afirmando que esos son sus principios de actuaci�n…
Y es que hay verdades que son dif�ciles de poner en pr�ctica, porque hacerlo exige un cambio de mentalidad tal que muchos son incapaces de abandonar sus modelos mentales y, simplemente, no pueden hacerlo.

¿Cómo llamamos al capital humano?

Copio de una noticia que o� fugazmente en la radio y que mencionan en EITB:
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Fil�logos alemanes eligen «capital humano» como la peor expresi�n de 2004

Para que una palabra o expresi�n resulte elegida por el jurado, tiene que darse una contradicci�n o discrepancia manifiesta entre la palabra y el objeto que designa.
«Humankapital», «capital humano» en espa�ol, fue la peor expresi�n ling��stica difundida en 2004, seg�n ha decidido en Alemania un jurado de fil�logos encabezado por Horst Dieter Schlosser. La expresi�n «no s�lo degrada a la mano de obra, sino que convierte a las personas en medidas s�lo interesantes econ�micamente», ha argumentado Schlosser.


El «Unwort des Jahres», la «palabra m�s fea del a�o», se proclama todos los a�os desde 1991 a partir de una iniciativa de un grupo de fil�logos, y su difusi�n alcanza un amplio eco en los medios informativos germanos. Para que una palabra o expresi�n resulte elegida por el jurado, del que tambi�n forman parte escritores y acad�micos, tiene que darse una contradicci�n o discrepancia manifiesta entre la palabra y el objeto que designa.
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Y digo yo… �volvemos entonces al t�rmino «recurso humano»? A mi me sonaba bastante m�s denigrante… �nos quedamos con el de los «trabajadores y trabajadoras» que tanto gusta en determinados ambientes? Demasiado proletario… entonces… �c�mo llamamos a las personas que prestan su creatividad, su esfuerzo, su compromiso… a una aventura empresarial a cambio de un salario?
A mi, personalmente, «capital humano» me gusta. Porque lejos de minusvalorar a la persona, pretende equipararla al otro capital, al tradicional, al financiero. Ya no hay una diferenciaci�n clasista entre «el capital» (lo verdaderamente importante, lo que merece mayor retribuci�n y mayor reconocimiento) y «los proletarios» (escoria que intenta escaquearse del trabajo lo m�s posible, que si no les vigilas te roban, etc..), sino equiparaci�n alrededor del t�rmino «capital»: uno es capital financiero y el otro es capital humano, y ambos son fundamentales, y ambos merecen el mismo reconocimiento.
As� pues, respetando mucho al se�or Schlosser que ser� un estupendo fil�logo y/o acad�mico, dir�a que en este caso patina (como suele suceder cuando uno chapotea en charcos que le son ajenos). No creo que sea un t�rmino que degrada a la mano de obra, sino que por el contraio lo equipara al otro factor que tradicionalmente le miraba por encima del hombro.
Y en cuanto a que convierte a las personas en medidas s�lo interesantes econ�micamente, vuelvo a discrepar: la esencia de la filosof�a del «capital humano» es que, para que produzca el rendimiento adecuado (en t�rminos de creatividad, de compromiso, etc.), tiene que ser cuidado, desarrollado, protegido…. Por supuesto, estamos hablando de «inversi�n» y de «rendimiento». L�gicamente; estamos hablando de un t�rmino utilizado en econom�a y empresa. Para hablar de la felicidad intr�nseca de las personas ya hay otras �reas de conocimiento…

Si eres tan listo…

«Si eres tan listo… �c�mo es que no eres rico?»

Esta frase la cita el Sr. Mart�nez (ESTRATEgA) de un libro de Richard Whittington llamado «ï¿½Qu� es la estrategia? �Realmente importa?». La traigo a colaci�n porque es una reflexi�n bastante interesante, aplicada al mundo de la consultor�a.
Se supone que los consultores tenemos el remedio para todos los males. Si usted tiene un problema… acuda a nosotros, que nosotros se lo solucionamos. Porque somos listos (no en vano fichamos a los mejores cerebros, a�o tras a�o, y les mantenemos contentos y motivados con una carrera estupenda y bien remunerada), tenemos metodolog�as sesudamente dise�adas (invertimos mucho dinero al a�o en eso), y m�ltiples experiencias que hacen que lo que para usted es un problema, para nosotros sea pan comido…
Seg�n esto, los negocios no tienen secretos para un consultor.
Entonces… �por qu� en vez de dedicarse a solucionarle los problemas a otros no monta usted un negocio, que con su sabidur�a ir� perfecto y se forrar� en poqu�simo tiempo?
Cada vez tengo m�s claro que la consultor�a es el refugio de los emprendedores frustrados… y que los que verdad saben de negocios est�n delante del toro, y no en la barrera.

Copypaste

Copypaste… tambi�n llamado ControlCControlV, o CortarPegar.
Sin duda, la herramienta de productividad m�s grande de que dispone la consultor�a… y una de las m�s importantes fuentes de error.
Copypaste es, en inicio, una herramienta util�sima. Permite coger fragmentos de otros documentos e incorporarlos a uno nuevo. Recoger ideas ya creadas (por uno mismo, por un compa�ero de la misma compa��a… o de otra) y plasmarlas de nuevo, renovando su vigencia. As�, se ahorra un tiempo precioso (sobre todo a los ratios de coste del tiempo de consultor) en la elaboraci�n de informes y trabajos, permitiendo as� liberar tiempo… normalmente para crear m�s informes y trabajos.
Sin embargo, copypaste es como dec�a al principio un arma de doble filo. Si bien todo lo anterior es cierto, tambi�n lo es que:
– gracias al copypaste, son habituales los informes «Frankenstein»: aquellos que, cuando uno los lee, se da cuenta de que cada p�rrafo ha sido escrito por una persona, que carecen de coherencia (estil�stica y/o argumental) en muchos puntos y que, en ocasiones, acaban por no tener pies ni cabeza. Es cierto que los procesos de revisi�n tienden a atenuar estos defectos… pero un documento «copypaste» siempre «canta», para uno mismo y para los clientes. Si un cliente se da cuenta de que se han limitado a ensamblarle un informe por piezas… quiz�s no quede muy satisfecho.
– gracias al copypaste, son habituales las «morcillas»: informes para un cliente que, casualmente, tienen el nombre de otro cliente. Es como si estando en la cama llamases a tu pareja con el nombre de «la otra»… estas cosas s� que suelen saltar en los procesos de revisi�n, pero a veces unos por otros, la casa queda sin barrer… y las consecuencias son alucinantes.
– gracias al copypaste, hay frases e incluso p�rrafos que se perpet�an a lo largo de los tiempos. Aun en el caso de que una frase fuese «perfecta» (que dudo que sea posible, pero bueno), el hecho de utilizarla y reutilizarla informe tras informe hace que pierda su vigencia, y quede como un «clich�» por encima de su sentido original. Es necesario decir lo mismo de formas distintas para que siga resultando atractivo… porque la gente se cansa de oir siempre lo mismo.
– gracias al copypaste, la innovaci�n se detiene… cuando los consultores nos limitamos a coger un informe previamente realizado, aplicarle el copypaste y luego una peque�a modificaci�n «de maquillaje», no estamos aportando valor a�adido. No nos hemos dedicado a pensar en el problema de fondo y a encontrar formas de solucionarlo, sino a partir de las soluciones que ya tenemos (en forma de documento, metodolog�a, dise�o, ejemplo…) y a ensamblarlas de la forma m�s «pasable» que hayamos podido.
As� pues, aunque soy (como buen consultor) usuario avanzad�simo del copypaste, no est� de m�s de vez en cuando replantearse la l�gica de su uso, y pensar si no estaremos, por el hecho de buscar la productividad a corto plazo, hipotecando nuestra capacidad futura de aportar cosas nuevas…

Los genios

La mayor�a de la gente, en su vida, no tiene ocasi�n de conocer de primera mano un genio.
Los genios destacan r�pidamente del resto del mundo. Suelen ser personas brillantes, con un cerebro privilegiado. A eso le suelen unir una curiosidad insaciable, un inter�s interminable por conocer nuevas cosas, nuevas ideas, nuevas experiencias. Y a ese c�ctel de capacidad y de inquietud le a�aden un tercer elemento: osad�a. Osad�a no entendida como temeridad (derivada de una hipot�tica ignorancia) sino la osad�a de quien ha visto claro cu�l es su camino y est� determinado a superar cualquier obst�culo que le impida seguirlo.
Los genios tienden a tener, como resultado de lo anterior, ciertas peculiaridades. Al ser personas inquietas, brillantes y osadas, no les importa romper cualquier convencionalismo establecido, tanto en el comportamiento social, en su atuendo, en sus costumbres… Estas peculiaridades les pueden poner, en un momento determinado, a los pies de los caballos: los dem�s tienen que agarrarse a sus rarezas para poder criticarles y nublar as� la envidia que les produce ver a alguien que les supera.
No todos los genios «triunfan», si entendemos el triunfo desde una perspectiva «tradicional» (�xito=dinero+poder). Sin embargo, echando un vistazo a la historia, se descubre que los grandes avances de la humanidad en cualquiera de sus vertientes (arte, literatura, industria, negocios…) son provocados por genios… son ellos los personajes que mayor admiraci�n despiertan, los que mayoritariamente se convierten en espejos en los que mirarnos…
Dec�a al principio que la mayor�a de la gente no tiene ocasi�n de conocer a un genio de primera mano. Lo cual no s� si es una ventaja o un inconveniente. Porque cuando se conoce a uno, se tienen dos opciones: o retorcerse de la envidia (en cuyo caso hubiese sido mejor no conocerlo) o abrir los ojos y admirar la genialidad que se tiene tan cerca. Entonces es una verdadera suerte.

Los viejos camaradas

Hoy tengo la suerte de comer con un antiguo colega y, sin embargo, amigo.
La vida en la consultor�a es un cont�nuo ir y venir de gente. Aun cuando uno permanezca estable en una firma, o en una ciudad (cosa que casi nunca ocurre), la gente que est� alrededor entra y sale de tu vida profesional con una velocidad pasmosa. Nuevos proyectos que suscitan la formaci�n de nuevos equipos, numerosas incorporaciones anuales (de gente cada vez m�s joven… �o es uno el que es m�s viejo?), unas tasas de rotaci�n enormes…
Con muchas de esas personas, la relaci�n no pasa de ser (no puede ser de otra forma) superficial: intensa en lo profesional (muchas horas de trabajo juntos, muchos marrones defendidos, mucho frente com�n «contra» los clientes), pero superflua en lo personal (poco m�s all� del «qu� tal el fin de semana» o «qu� tal va todo»).
Sin embargo, siempre hay un «n�cleo duro», aquellos con los que surge una afinidad especial (a veces no se sabe muy bien c�mo, viendo los caracteres tan dispares). Son esos con los que las horas de trabajo resultaban menos penosas, esos con los que no te importaba prolongar la relaci�n m�s all� de las puertas de la oficina. Son esos con los que, una vez que la relaci�n profesional queda atr�s (porque uno o m�s abandona el que fuera el barco com�n), no resulta forzada una llamada, una comida o cualquier plan com�n.
Son, en definitiva, los amigos que esta profesi�n nos ha puesto en nuestras vidas.
Hoy, como digo, tengo la suerte de comer con uno de esos.

Lo pequeño es hermoso

«The whole point is to determine what constitutes progress.» (E.F. Schumacher)
Algunos de los �ltimos comentarios generados en el Blog a raiz de lo expuesto sobre el «Up or out» o los problemas digestivos (como el de Eduardo cuando dice «Nos estamos inventando un mundo muy eficiente, pero poco humano.») me han tra�do a la mente un libro que le� hace ya tiempo, all� por la �poca universitaria.
Se trata de «Lo peque�o es hermoso» («Small is beautiful») de E.F. Schumacher. Recuerdo que, si bien algunas ideas pudieron sonarme un tanto demag�gicas en su momento, otras me hicieron reflexionar bastante ya en aquella �poca (en la que todo era conocimiento te�rico y nula experiencia pr�ctica). Ahora, a medida que la cruda realidad se va mostrando a lo largo de los a�os mientras hace saltar por los aires las teor�as, aquellas ideas surgen con m�s fuerza incluso.
Lamentablemente, la inercia vital te va llevando por tu camino dejando pocas ocasiones para parar y replantearse algunas cuestiones b�sicas. Este es un libro que estoy seguro que hoy, m�s de 30 a�os despu�s de su publicaci�n, dar� que pensar a m�s de uno, ya que muchos de sus contenidos siguen (desafortunadamente) en plena vigencia.
Por eso, me voy a permitir hoy recomendar su lectura. Yo, para no ser menos, acabo de encargarlo para volverlo a leer: no quiero ser protagonista del refranero espa�ol con su «consejos vendo, que para m� no tengo».

Problemas digestivos


Debo reconocer que Forges me encanta. Su vi�eta diaria de El Pa�s es una de mis visitas obligadas, y generalmente no defrauda con su humor.
Y cuando se r�e del mundo laboral, acierta de casi siempre de lleno…
Dedicado a todos los que tienen problemas digestivos derivados del trabajo (�eso se considera enfermedad laboral? No, �verdad?)

Trabajo Basura

Creo que �sta deber�a ser una pel�cula obligatoria en las universidades espa�olas…
Se trata de «Trabajo Basura», (en ingles, «Office Space») pel�cula de 1999 dirigida por Mike Juzge e interpretada entre otros por Ron Livingston, Stephen Root o Jennifer Aniston. En ella se muestra la vida laboral de una forma �cida y enormemente divertida. Un tanto «american way» a ratos, es cierto, pero no es menos cierto que ese estilo es cada vez m�s el del mundo globalizado y que por lo tanto estamos inmersos en �l y no nos resultar� ajeno.
Podemos ver las dudas vitales de un trabajador respecto de «ï¿½es esto lo que quiero hacer con mi vida?», los planes que se hacen para huir del trabajo, el jefe absurdo, el condenado al ostracismo («alg�n d�a voy a quemar la oficina»), el que es feliz el d�a que tiene un accidente por el que «consigue» una incapacidad total y abandona as� el mundo laboral…
Y eso por no hablar de la aparici�n estelar de los consultores. As� es como les presentan en la empresa (perd�n por la parrafada en ingl�s): «Good. Uh, I?d like to, uh, welcome a new member to our team. Uh, Bob Slydell. Yeah. Uh, he is, uh, a consultant. Yeah. He is a consultant. (Tom shakes his head) He?ll be helping us out a little here, asking some questions, making sure things go a little more smoothly. Yeah. Oh and remember, next Friday is Hawaiian shirt day! So, y?know, if you want to, go ahead and uh, wear a Hawaiian shirt.»
Y las escenas que le siguen, las entrevistas con los empleados… en fin.
Dec�a que deber�a ser una pel�cula obligatoria en las universidades espa�olas. Pens�ndolo mejor, no. Esta pel�cula s�lo se disfruta en su plenitud una vez conocido desde dentro este s�rdido mundo que es el de trabajar…