Up or out

«Up or out» es el nombre de una pr�ctica, habitual en muchas firmas de consultor�a, que desde fuera puede ser vista como pol�mica. Se trata de la filosof�a consistente en que una persona, cada a�o se ve sometida a evaluaci�n, y no tiene m�s que dos opciones: o «ascender», o ser invitado (de forma m�s o menos agresiva, en esto hay matices) a abandonar la empresa.
Es decir, que en las firmas donde existe esta filosof�a no hay posibilidad de «tomarse un respiro» en la carrera profesional, y alargar un estadio de la misma de forma indefinida. Uno no puede ser «consultor raso» por los siglos de los siglos. Se ve forzado a adquirir conocimientos y responsabilidades que le hagan pasar a niveles de «seniority» cada vez mayores… en clara competencia con sus compa�eros, ya que tras esta filosof�a se esconde la realidad de que no todos pueden pasar al escal�n superior. Es decir, alguien tiene que quedarse fuera.
Esta pr�ctica es habitualmente criticada desde fuera, y tambi�n desde dentro, del mundo de la consultor�a. Se ve como un elemento de «canibalismo» entre compa�eros, que fomenta los «codazos» por quedar bien situado, que somete a una presi�n importante a los trabajadores por cumplir objetivos y salir bien en la foto…
Sin embargo, desde mi experiencia, considero que esto no es en s� mismo malo. Es bueno para las firmas, que se aseguran con esta «poda» anual que los elementos menos eficaces (lo cual no quiere decir malos profesionales, ojo) salen de la empresa, dejando espacio a los m�s eficaces para que puedan crecer en responsabilidades y tambi�n en sueldo, y abriendo espacio adem�s a nuevas incorporaciones que nutran de savia fresca a la organizaci�n. Y es bueno para los profesionales: para los que se quedan, porque es la forma de ofrecerles una compensaci�n atractiva imposible de conseguir si hay «caf� para todos». Y para los que se van, porque habitualmente se les ense�a la «tarjeta roja» en un momento de su carrera previo a que alcancen su «nivel de incompetencia» en el que iban, con mucha probabilidad, a sufrir en su trabajo.
S�lo con esta filosof�a es posible que las firmas contraten a cantidades importantes de «juniors» a los que ofrecen una primera oportunidad laboral y una experiencia relevante. S�lo con esta filosof�a es posible ofrecer a los que se quedan una carrera con «ascensos» cont�nuos, con un crecimiento profesional r�pido y una traducci�n econ�mica importante de ese crecimiento. S�lo con esta filosof�a es posible tener una organizaci�n razonable en t�rminos de pir�mide de experiencia, corta en los niveles de mayor responsabilidad y amplia en la base.
Lamentablemente, esta pr�ctica tambi�n ofrece momentos duros, como es el de elegir de entre tus colaboradores qui�n es «up» y qui�n es «out». O como el de comunicar a los «out» que, a pesar de su trabajo muchas veces bueno y leal, se va a prescindir de sus servicios. Sin embargo, es el precio que hay que pagar para que el sistema funcione.
Y en eso no se enga�a a nadie: quien entra en estas firmas sabe a lo que se atiene…

Asesor vs. Consultor

Me piden en un comentario (por cierto, aviso a navegantes: en Blogger, los comentarios que no se hacen bajo un nick de Blogger los toma como an�nimos, y si no se firman no hay forma de saber qui�n los escribe.. ��ni c�mo dirigirme a ellos!!) que hable sobre la diferencia entre asesor y consultor.

A priori, pens� que tendr�a muy clara la diferencia. Sin embargo, mirando la Real Academia de la Lengua, veo que:
Asesor: que asesora (asesorar: dar consejo o dictamen)
Consultor: que da su parecer, consultado sobre un asunto o bien Persona experta en una materia sobre la que asesora profesionalmente.

Es decir, que seg�n la Real Academia de la Lengua (que no lo olvidemos, limpia, fija y da esplendor), habr�a que hilar muy fino, fin�simo, para establecer diferencias plausibles…
Inicialmente, yo relaciono asesor con un experto, generalmente en materia normativa (fiscal, laboral…) al que se acude para que nos indique de qu� forma debemos proceder para adecuarnos (o para saltarnos, seg�n el caso) a la legislaci�n vigente.
El consultor, por contra, suele ser experto en materias que no tienen una legislaci�n detr�s, sino unas teor�as o doctrinas «cient�ficas» que, adoptando generalmente la forma de metodolog�as, son aplicadas a una situaci�n empresarial diversa.
Ahora bien, dentro de los consultores, a mi me gusta establecer una diferencia que considero crucial. Por un lado est�n los consultores «de producto». Son aquellos que, porque la han desarrollado o la han comprado, tienen una metodolog�a/producto que consideran el mejor, y se dedican a buscar clientes que quieran comprarles esa (y no otra) metodolog�a. La idea es encontrar clientes que tengan una problem�tica para la que dicho «producto» sea apropiado… pero si la cuenta de resultados acucia (o sea, siempre), venden el producto a discrecci�n, poco menos que como la panacea universal que soluciona todos los problemas…
Los otros consultores son, para mi, aquellos que tienen un �mbito de conocimientos amplio y sin condicionantes previos, que acuden a clientes a escuchar cu�les son sus problemas / circunstancias, y que a partir de su bagaje de conocimientos y experiencias previas, proporcionan una soluci�n adaptada, alejada de un «producto» estandarizado.
A mi modo de ver, estos «otros» consultores tienen mucho que ver con la figura de un asesor. No tienen una soluci�n preconcebida, sino que se basan en sus conocimientos para aportar una soluci�n adaptada.
As� que, al final, puede que no est�n tan lejos los asesores de los consultores…

�Arrrrancando los motores!

Lo malo de las vacaciones… �es que se acaban!
El primer d�a despu�s de unas vacaciones, aunque se trate de unos d�as por navidad, es necesariamente duro. La mente, incluso el cuerpo, tiene que retomar el contacto con los asuntos cotidianos que han estado aparcados. �Y sin precalentamiento previo!. Porque tampoco va a dedicar uno la tarde del domingo a flagelarse pensando en el lunes… bastante tiene con deshacer maletas y ubicar todos los regalos que los Reyes Magos han tenido a bien dejarle…
En fin, que el d�a de hoy, con sus posts inclu�dos, es de readaptaci�n y reprogramaci�n, as� que no se le puede exigir mucho ni al cerebro, ni al esp�ritu, ni al cuerpo. Espero que los clientes lo asuman como cierto, y los que andan por aqui alrededor tambi�n. ��Y los lectores del blog, por supuesto!!

Parada y fonda

Como ya he comentado, es estos mismos momentos se inaugura un periodo vacacional que me alejar� de mi puesto laboral durante unos d�as, hasta el pr�ximo 10 de enero.

Dado que lo normal es que las costumbres se alteren durante estos d�as, y como no s� lo lejos que voy a estar de una conexi�n a internet, es posible que el ritmo de actualizaci�n del Blog estos d�as sea irregular, si es que llega a existir.

El que avisa no es traidor…

�Feliz entrada al a�o 2005!

La mirada de un consultor anónimo a la Blogosfera

Este Blog lleva activo dos semanas, y pocos m�s son los d�as que su autor (aqui presente) lleva inmerso en esto que se ha dado a llamar «la Blogosfera» o la «Blogocosa» como lector.

Con esta escasa experiencia, me voy a atrever a hacer un breve y poco elaborado an�lisis sobre el tema, digamos que es una forma de extraer conclusiones que se transformen el «buenos prop�sitos» para este mismo Blog el a�o que entra:

Lo que se ve por ah�…

  • Los blogs se agrupan en redes que se retroalimentan: los unos se mencionan a los otros, los otros a los unos… formando una especie de endogamia que es dif�cil romper, el c�rculo siempre se acaba cerrando.
  • Las tem�ticas de los blogs son poco variadas: reflexiones personales sobre la vida cotidiana, reflexiones pol�ticas o reflexiones tecnol�gicas. No hay mucho que se salga de ah�.
  • Existen pocos Blogs «especializados»: en la mayor�a de ellos, su autor se dedica a divagar sobre cualquier aspecto, sin centrarse en un �rea concreta. Son excepci�n (por vol�men) los blogs dedicados al periodismo, los dedicados a la tecnolog�a y los dedicados al propio mundo de las bit�coras.
  • Hay muchos blogs abandonados, que llevan tiempo sin actualizar.
  • Hay muchos blogs que no tienen una frecuencia de actualizaci�n regular.
  • Hay muchos «posts» sin comentarios

Mi experiencia como lector…

  • Un Blog especializado tiene mucho m�s potencial para interesar a un lector que uno «gen�rico», al que solo te puedes enganchar si das en conectar con las ideas / estilo del que escribe, cosa que no es f�cil.
  • Las recomendaciones de un Blog que respetas es la mejor forma de llegar a un nuevo Blog…
  • Para que un Blog sea seguido, hay que ofrecer contenidos que puedan interesar, bien en forma de reflexiones, de links, de gu�as… si lo que se buscan son visitas, hay que pensar en el visitante, no en uno mismo.
  • Los comentarios son una fuente de ideas para el Blog, y adem�s fomentan una sensaci�n de participaci�n al lector que le hace volver.
  • Responder los comentarios de los lectores es una forma de engancharles al Blog. No hay nada m�s descorazonador que ver c�mo un comentario queda colgado sin que nadie (ni el propio autor) se digne a responderlo…

Conclusiones y auto-recomendaciones:

  • Evitar las tentaciones de «divagar» sobre cualquier tema, es necesario hacer un esfuerzo por mantener el Blog dentro de una tem�tica coherente.
  • Ofrecer contenidos: cr�ticas de libros / pel�culas, links interesantes, art�culos… si el Blog se queda en meras reflexiones y opiniones personales, acabar�n por ser repetitivas.
  • Buscar en la actualidad (pel�culas, libros, revistas, webs, sucesos reales) bases para la elaboraci�n de comentarios, as� ser� m�s f�cil conectar con un visitante que con una reflexi�n descontextualizada.
  • Construir el Blog, en la medida de lo posible, sobre la base de los comentarios recibidos. Los comentarios son escritos por los lectores m�s comprometidos por el Blog, y son la mejor referencia de los intereses de un lector-tipo.
  • Dar respuesta a los comentarios recibidos. No es necesario que sea a cada comentario individual (esto no es un chat) pero s� hacer un esfuerzo por demostrar a quien hace un comentario que se ha le�do.
  • Atraer p�blico: cuanto mayor sea el p�blico que lea el Blog, mayores probabilidades de recibir comentarios interesantes y por lo tanto mayor posibilidad en hacer un contenido atractivo, que redundar� a su vez en la fidelizaci�n de lectores.
  • Darse a conocer y ganarse el respeto en los Blogs que respetas: su labor como prescriptores es la mejor forma de obtener un nuevo p�blico.
  • Dar antes de pedir: hay darle al Blog una entidad suficiente antes de iniciar una campa�a de «publicidad», ya que si consigues atraer a un visitante y se encuentra con un contenido pobre, no volver�.
  • Actualizar peri�dicamente: si se consigue fidelizar a un visitante, esperar� un ritmo constante (diario) de actualizaci�n. Si no lo percibe, se desenganchar� del Blog con gran facilidad.
  • En caso de abandono, ponerle un punto y final. Aunque solo sea por no dejarlo solo y abandonado…

Como lista de buenos prop�sitos, creo que no est� mal… ��todo ser� ver si se cumple!!

Gracias a todos los visitantes y «comentaristas» por estar haciendo de esta experiencia algo tan agradable.

Vivir como un maestro

No llega a tanto… pero casi.

Hace unos d�as hablaba sobre la propiedad el�stica de la jornada del consultor , pero hay que reconocer que esta profesi�n tambi�n tiene sus puntos…

Por ejemplo, las vacaciones. Y es que esto de realizar «servicios profesionales» (vuelve a m� la analog�a que me naci� el otro d�a hablando de los chamanes y c�mo era «una de las profesiones m�s antiguas del mundo»…) tiene la ventaja de que, cuando los clientes paran, uno inevitablemente tiene que reducir el ritmo… es como si fu�semos gregarios de un ciclista: cuando el l�der para, no tiene sentido que tiremos del grupo.

Habitualmente (lo cual no quiere decir que no se d� el caso contrario), las vacaciones de verano son intocables. El pa�s cierra, y nosotros con �l. Eso s�, agosto, que quien se coje vacaciones en julio y luego va a la oficina en agosto se sabe que al final est� teniendo dos meses de vacaciones (en agosto no se trabaja «n�»), y eso ya no est� tan bien visto… vamos, no conozco a nadie que lo haya hecho y, ante los comentarios insidiosos, haya repetido. La presi�n social que dec�amos.

Pero es que adem�s de esas cuatro semanitas, es muy habitual que las firmas (al menos las «grandes») otorguen a sus humildes siervos unos d�as en navidad y otros d�as en semana santa, lo cual permite hilar una semanita aqui y otra all�, que vienen muy bien. S�, est� claro que es el «chocolate del loro» (al fin y al cabo, esas horas que parece que nos «regalan» no son sino una m�nima parte de de las que nosotros les hemos regalado a ellos en forma de horas extra no cobradas…), pero en el momento de recibirlas hacen una ilusi�n…

Los m�s avispados se habr�n dado cuenta de a qu� viene este post: que hoy, salvo cat�strofe, se inician para este Consultor An�nimo sus vacaciones, que le tendr�n alejado de la vida laboral hasta el pr�ximo 10 de enero del a�o que viene…. y como comprender�is, en este estado pre-vacacional, la mente no est� para muchas m�s reflexiones.

Si yo fuera un cliente…

Hoy estoy revisando un trabajo realizado por un compa�ero para un cliente. Se da la circunstancia, adem�s, de que es un trabajo sobre un tema del que s�lo tengo una vaga idea, y del que mi compa�ero es experto.

El tener «s�lo una vaga idea» de algo supongo que me pone a la altura de un cliente-tipo. La mayor�a de ellos, cuando te llaman, son capaces de hablarte de su empresa, de c�mo la ven, de las cosas que pasan en ella… pero no de soluciones t�cnicas a los problemas que puedan tener. S�, es posible que sean tipos con un master estupendo, mucha experiencia, aficionados a leer revistas y libros del ramo… pero su d�a a d�a les aleja, inevitablemente, del conocimiento t�cnico especializado, y m�s cuanto mayor es su nivel directivo.

As� pues, leo como un cliente («like a client»… �har� Madonna una versi�n?) este trabajo que me pasa mi compa�ero. Y no entiendo nada. He tenido que dedicarle un buen rato de lectura «comprensiva» (radicalmente opuesta a la lectura «diagonal» que es propia del directivo), y s�lo as� he conseguido llegar a enterarme algo…

He cogido el boli rojo (arma de destrucci�n masiva donde las haya) y he empezado a sugerir cambios. Cambios que considero, honestamente, necesarios para que el documento sea legible para un cliente. Cambios que van desde el enfoque del documento («si yo fuera un cliente… �qu� inquietudes tendr�a?»), a su estructura («si yo fuera un cliente… �qu� ser�a lo primero que querr�a saber? �Y despu�s?»), a su lenguaje («si yo fuera un cliente… �entender�a esta frase? �dar�a por sabidas las cosas que no estoy poniendo?») o incluso a su formato («si yo fuera un cliente… �le prestar�a atenci�n a este documento?»).

Muchas veces, los consultores elaboramos documentos mir�ndonos al ombligo. El contenido «t�cnico» ser� impecable, no se duda. Y parece que, con eso, ya tenemos todo hecho. Sin embargo, nos olvidamos de que el cliente ya nos da por supuesto el conocimiento t�cnico, y lo que valora de nosotros es la capacidad que tengamos de hac�rselo entender a �l y de implantarlo en su organizaci�n. Y eso exige un esfuerzo de empat�a, de ponernos en su lugar y tratar de saber qu� quiere y c�mo lo quiere.

A veces, esto sucede por falta de empat�a… y otras, por puro miedo. Pensamos que, haciendo cr�pticos nuestros documentos, estamos salvaguardando nuestro conocimiento y aparentando que no s�lo sabemos mucho m�s de lo que realmente sabemos, sino que lo que decimos es m�s importante y solemne de lo que es en realidad. Pensamos que as� estamos fomentando que nos vuelvan a contratar, pero es dif�cil… lo que contratar�n ser� OTRO consultor para interpretar lo que nosotros les dijimos.

�Lo peor? Que no dudo de que cuando este mismo compa�ero coja un documento m�o y trate de leerlo… encontrar� en �l todos los fallos que yo he encontrado en el suyo. Y es que lo de ver la paja en el ojo ajeno se nos da tan bien…

Consultores en el Gobierno

Leo en Reflexiones de un Modernista un comentario acerca del Archivo de Salamanca y la pol�mica desatada por el comit� de «expertos» que, en principio, est� asesorando al Gobierno en esta materia.

Sin entrar en el tema del Archivo, que parece que cae por su propio pie (desde el punto de vista archiv�stico hacia un lado, desde el punto de vista pol�tico hacia otro), si me gustar�a hacer menci�n precisamente a este «Comit� de Expertos» seleccionado por el Ministerio para dar su opini�n al respecto.

Llama la atenci�n la forma en que un Gobierno recurre a «expertos» (veas� por ejemplo el tan cacareado Comit� de Sabios de RTVE) para ayudarle en la toma de decisiones. No porque est� mal recabar opiniones de quien puede saber m�s que t�, sino porque el tratamiento que se le da a las opiniones de los expertos es poco menos que vinculante… As�, los expertos m�s que aportar elementos de juicio, acaban tomando las decisiones ellos mismos. Porque los dict�menes de estos expertos, pese a ser consultivos y no vinculantes, est�n sometidos al escrutinio de la prensa. As� pues, si el Gobierno no hace lo que dicen los expertos, surgir� la duda de «ï¿½para qu� est�n los expertos si no se les hace caso?». Y si se les hace caso, surgir� la duda de «ï¿½para qu� pagamos funcionarios y pol�ticos, si luego las decisiones las toman unos externos?».

Este caso es, adem�s, m�s sangrante que su an�logo empresarial, que somos los consultores. A los consultores se nos puede presuponer un determinado conocimiento funcional o sectorial, que no haya en la empresa, y que justifique la consulta.

Sin embargo, llama la atenci�n pensar que en un Ministerio determinado no exista el conocimiento funcional o sectorial necesario para la toma de decisiones… �entonces qu� hacen exactamente la legi�n de funcionarios subvencionada por nuestros impuestos? �qu� requisitos se le pide a un pol�tico para hacerle ministro de algo, o director general de algo? Y, al margen de conocimientos… �qu� hay de la voluntad pol�tica? �Es que los Gobiernos no tienen nada que decir, al margen de la opini�n de los expertos?

Quiz�s la soluci�n sea la que emplean muchos de los clientes de consultor�a: contratan a un consultor, reciben sus consejos EN PRIVADO… y luego hacen lo que les sale de las narices, utilizando a los consultores en la medida que les interesa y obviando lo que les pueda molestar… que para eso ellos son los «jefes».

Los chamanes del siglo XXI

Hoy el Sr. Mart�nez (ESTRATEgA) ha tenido a bien dedicarnos a los consultores un magn�fico art�culo titulado «Chamanes».

Es de lectura imprescindible, por lo ingenioso, lo bien constru�do que est� y por las reflexiones que genera… y es que al final, nuestra profesi�n es antigua, mucho m�s de lo que nos imaginamos, y en el fondo no ha cambiado tanto en todos estos a�os.

Y qu� quer�is que os diga, sentirme por un momento un «cham�n» hace que la relaci�n amor-odio que tengo (tenemos) con nuestra profesi�n se incline, un poquito m�s, hacia el amor.

La nieve y las metodologías

Hay que fastidiarse con el temporal de frío polar… ¡¡al final iban a tener razón los de Protección Civil!!

Ayer mientras viajaba, contemplando la nieve que caía alrededor, no pude por menos que hacer una reflexión que hoy traigo aqui. Dicen los que saben de esto que es difícil, por no decir imposible, encontrar dos copos de nieve iguales. La estructura de cristales que los compone se forma de tal manera que la hace irrepetible. Así, cada copo de nieve resulta único…

Las empresas, en este sentido, son como copos de nieve. Lo que es cada empresa en la actualidad está definido por un número tal de factores que hace imposible encontrar dos iguales. Desde la personalidad de su fundador, pasando por las circunstancias históricas que haya atravesado, al impacto que cada una de las personas que se han relacionado con ella (trabajadores, clientes, proveedores, competencia), las decisiones estratégicas que se han tomado… son elementos que configuran un ente único, irrepetible, como es cada una de las empresas existentes.

Si uno asume esta realidad (lo difícil sería no hacerlo), resulta extraña una de las costumbres más arraigadas de los consultores: las «metodologías».

Casi todos los consultores del mundo dedican una ingente cantidad de recursos (tiempo de sus profesionales, dinero, materiales, instalaciones…) a la elaboración de metodologías. Las empresas más grandes, incluso, dedican recursos a tiempo completo a esta tarea, creando «El Centro para la Excelencia» y cosas similares. Todos estos esfuerzos cristalizan, en un momento u otro, en la plasmación de dicha metodología en un esquema más o menos sencillo, una especie de «receta» o «guiaburros» que promete, con la solvencia que le dan todos los expertos que hay detrás de su elaboración, una especie de «solución universal», una piedra filosofal que permita, por su mera alicación en una empresa, la resolución de los problemas que pudiesen aquejarla.

Estas metodologías se convierten así en la piedra angular de la labor de muchos consultores. La incluyen en todas sus presentaciones, propuestas, folletos de publicidad… habitualmente, la metodología es patentada y eso se proclama a los cuatro vientos como un elemento más que demuestra su exclusividad. Y si es exclusivo… tiene que ser bueno. Así, los consultores utilizan sus «inventos» como un presunto elemento de diferenciación, la demostración más palpable de que su trabajo va a ser mejor que el de otros. Y, en consecuencia y para ser coherentes consigo mismos, cuando abordan un trabajo lo hacen siguiendo su metodología contra viento y marea.

Pero… ¿no habíamos dicho que cada empresa es un ente completamente único? Entonces… ¿cómo es posible que los consultores insistan en vender y aplicar, como algo diferenciador, una metodología que se basa precisamente en eso, en un procedimiento «estándar»?.

Como cualquiera que se haya metido alguna vez en una cocina sabe, las «recetas» no determinan hacer un buen plato. Pueden ser una guía, sí. Pero lo fundamental, cuando se cocina, es la capacidad del cocinero, su sensibilidad para captar los matices de los productos, para ajustar las cantidades de los ingredientes, para alcanzar el punto exacto de cocción, para adaptarse a las características de su cocina o para dar ese toque adecuado para el comensal. La cocina es, en el fondo, un oficio artesano, y nunca un proceso industrial (regido por una «receta» que se aplica una y otra vez) podrá alcanzar los matices de un buen artesano…

En consultoría, en fin, pasa exactamente lo mismo. Aplicar una metodología es la forma «industrial» de abordar un proyecto. Es más sencillo, sí, ya que se trata de seguir unos pasos preestablecidos. Y más barato, y rentable por lo tanto, porque casi cualquiera puede seguir una metodología, incluyendo consultores con poca o ninguna experiencia. Sin embargo, la calidad de la solución nunca podrá ser la misma que la proporcionada por un consultor experto que, por encima de la metodología, es capaz de poner su sensibilidad, su conocimiento intrínseco y, en el fondo, su oficio, a disposición esa entidad única, irrepetible y maravillosa que es cada empresa.

Yo, desde luego, si fuera un copo de nieve pediría a mis consultores que me tratasen como tal.