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La batalla

La jornada laboral de un consultor suele ser larga. A veces por contrato, pero la mayor�a simplemente a base de horas extras no pagadas. Vamos, muy del gusto del Estatuto de los Trabajadores («ï¿½qu� es eso?» dir� alguno de los m�s ingenuos… s�, s�, hay una ley que en teor�a tambi�n nos deber�a proteger a nosotros!!!). Esas horas est�n ah�, muchas veces por necesidad y otras por mera (y triste) costumbre y/o apariencia social.

El hecho es que, por ostes o por mostes, la jornada laboral se alaaaaarga. Si a eso se le suma la «suerte» de vivir en una gran ciudad, con sus distancias y sus problemas de tr�fico, ocurre que cuando uno quiere darse cuenta se ha ido todo el d�a y no ha hecho nada diferente del trabajo. No ha podido dedicar tiempo a su familia, si es que ha tenido ocasi�n de formarla. No ha podido dedicar tiempo a sus hobbies, si es que alguna vez pudo tenerlos y no se vieron relegados a�os ha al ba�l de los recuerdos. No ha podido, en fin, abrir una ventana por la que entre algo de aire fresco a su vida.

La soluci�n f�cil es la de la bandera blanca. La rendici�n consistente en dejar que el trabajo invada todos los �mbitos de tu vida. Disfrutas (o dices disfrutar) de tu trabajo, tus hobbies est�n relacionados con tu trabajo, tus lecturas versan sobre tu actividad, tu c�rculo social con los que tomar una hipot�tica ca�a, jugar al (tan en boga) paddel o cenar un s�bado son tus compa�eros del trabajo, que al fin y al cabo comparten tus problemas y tus �inquietudes?. Finalmente, el que ondea esta bandera acaba haciendo a�n m�s horas en la oficina porque… �para qu� va a ir a casa? �para ver a una familia que no le entiende? �para darse cuenta de lo vac�a que es su vida fuera del periodo laboral?

La soluci�n dif�cil es, como casi siempre, la de la pelea. Trabajar hay que trabajar, el dinero no llueve del cielo (excepto para el 56.200 ese, y tampoco es tanto). Y este es un trabajo que, con sus cosas, est� bien, incluso muy bien en ocasiones. Pero hay que resistir al impulso de dejarse devorar por �l. Quiz�s robando un poco de tiempo en la oficina para «vagabundear» por otros mundos, aunque sea por internet. Aprovechando los huecos (las comidas, los viajes) para quedar con los viejos amigos, aquellos que te conocen desde antes de ser lo que ahora eres. Leyendo en el autob�s un libro que no tenga nada que ver con empresas, ni dinero ni management. Observando a la gente con la que te cruzas, aquellos que tienen una vida diferente. Fingiendo una reuni�n para ir a buscar a tus hijos al colegio y poder llevarlos al parque. Comprando de camino a casa, al se�or que est� recogiendo su puesto, una flor para tu mujer.

O robando minutos al sue�o para poder alargar la jornada, pero no la laboral, si no la otra, la importante.

2 comentarios en “La batalla”

  1. Cada vez m�s certero. «Cada uno as� se huye de este modo, mas no puede evitarse» le dije el otro d�a al Parquirri y hoy viene a�n m�s a cuento. Y sigo con Cavafis (cito de memoria) «La ciudad otra no busques, no la hay … la vida que aqu� has destruido, la has destruido en toda la tierra». Tiene que haber forma de que el trabajo no nos devore, a ver si entre todos logramos descurbrirla.
    (Excusas por ponerme tan «po�tico»).

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  2. Me gustar�a que comentaras en este tema: «Esas horas est�n ah�, muchas veces por necesidad y otras por mera (y triste) costumbre y/o apariencia social.» En cuanto estas �ltimas �Es apariencia frente al cliente, presi�n de los superiores o miedo a que piensen que tu proyecto no da de s� o que t� eres el que no da todo lo posible de ti? �Un poco de todo? Es decir, y descartando los workoholics que conocer�s, �coment�is entre los colegas que os exprime el cliente, que el jefe se pasa, que siempre hay mucho trabajo o la cultura es que no se mencione el tema ni en el propio equipo?

    Gracias

    Mart�nez

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