Leo en El Mundo que ya se han producido las primeras dimisiones por el asunto del hundimiento en el barrio de El Carmel en Barcelona. Ahora, si sigue uno leyendo…
�Qui�n ha dimitido? Un Director General de la Generalitat y el Presidente de GISA, empresa encargada de la supervisi�n de las obras.
Mi pregunta es… �qu� tienen que ver estos se�ores con el hundimiento? �Qu� conocimiento ten�an de la forma en la que se estaba llevando a cabo la obra? �Tomaron ellos alguna decisi�n directa que haya llevado al hundimiento? En en fondo… �ten�an alguna responsabilidad?
A mi esto de las «responsabilidades pol�ticas» no me cuadra. S�, llevado al extremo cada uno de estos se�ores era el jefe del jefe del jefe del jefe del que la pifi� (�un an�lisis t�cnico mal hecho? �un presupuesto ajustado en exceso?). Y su responsabilidad �ltima podr�a ser que ellos son los que contrataron al que contrat� al que contrat� al que la pifi�. �Es eso suficiente para dimitir? Y, m�s a�n, �aporta algo que estos se�ores dimitan?
Si las cosas se hiciesen con seriedad, habr�a que investigar qu� es lo que ha pasado, qui�n (if any) es responsable de ello y si se trata de una negligencia, algo intencionado o de un accidente. Y entonces tomar decisiones. La dimisi�n (o el cese) puede ser una de ellas, aunque no necesariamente la m�s beneficiosa, puesto que supone castigar el error (y yo soy partidario de que los errores no se castigan, se corrigen).
Lo que aportar�a valor es que se investigasen las causas y se pusiesen remedios para que no vuelva a pasar algo parecido, adem�s de centrarse en solucionar los problemas de los afectados (la dimisi�n no va a hacer que nadie duerma en su casa…). Pero claro, es mucho mejor ofrecer un par de cabezas de turco que calmen a la «opini�n p�blica» (curiosamente encarnada en los adversarios pol�ticos y los medios de comunicaci�n).
As�, sin saber las causas de lo sucedido y manteniendo en su sitio al que la pifi� esta vez, es m�s probable que vuelva a suceder algo parecido. Pero bueno, da igual, ya dimitir� otro Consejero, Director General, Presidente o lo que proceda. Si ser� por gente…
L�gicamente, lo del «socav�n» (qu� sutiles son a veces los periodistas) de Barcelona es un mero ejemplo de lo que pasa d�a a d�a en el �mbito pol�tico y empresarial, en el que un error de vaya usted a saber qui�n da pi� a los enemigos a pedir que rueden cabezas, cuanto m�s altas mejor. Porque al final lo importante es eso, que las cabezas caigan, no que los errores se subsanen y se prevengan.
El cliente perfecto…
Voy a enlazar con un comentario an�nimo en el post del glamour…
«Dicen que los consultores y las prostitutas tienen en com�n el hecho de esperar a que llegue el cliente perfecto para quedarse con �l para siempre (Tipo Pretty woman).»
Pues yo a esa frase me adhiero… seg�n la temporada. Y es verdad que hay veces en las que te toca un cliente en el que dices: «lo bien que estar�a yo aqui trabajando» «qu� bien se vive aqui» «lo que cobran y se tocan el… «. Eso no se puede negar.
Pero yo hay algo que valoro mucho de la consultor�a, y es la posibilidad de variar, de alternar. De tener un cliente nuevo cada x tiempo, de conocer un nuevo negocio cada x semanas, de relacionarme con personas distintas…
A veces he tratado de imaginarme fuera del negocio. Sentado, por ejemplo, en una oficina «cl�sica» (funcionarial, vamos, que es el paradigma de la oficina cl�sica), dentro de un mismo departamento por lustros, compartiendo mesa y caf� con los mismos compa�eros durante meses, y meses, y a�os, y a�os. Y, francamente, se me ha ca�do el alma a los pies…
¿Dónde está el glamour?
La profesi�n de consultor desprende, vista desde fuera, cierto glamour. Recuerdo, en la �poca universitaria, como ser «consultor» era algo que sonaba bien… los ve�as por ah�, con sus trajes, con esa imagen de yuppie que arrasaba, todo el d�a de viaje, en hoteles, los aviones… ahora la imagen es incluso mejor, porque hay que a�adir los tel�fonos m�viles, los ordenadores port�tiles, las PDA’s…
De hecho, mucha gente, conocidos y amigos que de este mundillo me conocen b�sicamente a m�, todav�a me preguntan con admiraci�n: «Qu� guay, �no?. �Y ahora a Vigo? �Y la semana que viene a Barcelona? �Que tienes un curso en Nueva York? �Una reuni�n en Bruselas? �Que has dormido en tal hotel? �Y el ordenador te lo puedes llevar a casa? �Y el m�vil te lo paga la empresa? �Que trabajas en el piso 40 de la Torre Tal? �Que…»
Angelitos… lo peor de un trabajo QUE PARECE QUE TIENE GLAMOUR, pero que no es tanto, es que encima tienes que vivir con la dualidad de sufrir sus miserias en carnes propias y de que los dem�s piensen que tu vida es de color de rosa…
Los tópicos de la semana
«Los t�picos de la semana» es una secci�n (semanal, como su propio nombre indica) que escribe Pilar Cambra, redactora jefe de Expansi�n y Empleo.
Suelen ser reflexiones m�s o menos agudas (depende de la semana) sobre el mundo laboral, y en cualquier caso proporciona en ocasiones elementos de reflexi�n…
Esta semana, por ejemplo, dice algo que tiene que ver con nuestra pen�ltima discusi�n acerca de la formaci�n �til y la responsabilidad del empleado sobre la misma:
«ï¿½Tienen la culpa las empresas de no poder ofrecer m�s certidumbre de la que despachan?: yo creo que no. Tampoco poseen ellas garant�a alguna de supervivencia: los dineros que las alimentan, los fondos de inversi�n, han cobrado costumbres de aves migratorias y los que hoy est�n en Zamora, ma�ana vuelan a Varsovia; los mercados y los consumidores, am�n de globales, son veleidosos: un producto estrella puede convertirse en un producto estrellado en un suspiro; la competencia, en cualquier actividad, es implacable; y la exigencia de unos beneficios siempre crecientes puede exigir la poda de unos costes siempre disponibles para el sacrificio: los de personal. As� est�n las cosas…
�Y puede hacer algo el currante para mantenerse a flote en este proceloso e inseguro mar que es hoy el empleo? Algo puede hacer, s�: no dejar que este clima afecte a su capacidad de trabajo, a sus serenidad ni a sus cualidades objetivas… En suma: mantener la calma y la laboriosidad necesarias ?y suficientes? para ir acrecentado y perfeccionando su capacidad, sus conocimientos, su experiencia hasta llegar a ser el mejor entre los mejores. Porque, aunque ello no constituya un seguro de vida laboral, s� es, siempre, una puerta abierta todas las esperanzas, a todos los futuros.»
Pues eso, que la secci�n de «Los t�picos…» es algo a lo que merece la pena echar un vistacillo de vez en cuando.
Ser formador
El otro día hablábamos de lo mal que se plantea a veces la formación por parte de las empresas. En uno de los comentarios, Jerónimo venía a decir que, dado que la formación tal y como está planteada es un negocio, ser formador sería una salida estupenda para emprendedores frustrados…
Que no digo yo que, en el sentido puramente económico del término, no sea un negocio «rentable»: el factor «productivo» esencial son las horas de uno mismo, que se suelen pagar a buen precio. Si se consigue hacer un curso más o menos estandar, los costes fijos (diseño de la formación) se diluyen, y entonces te conviertes en una máquina de ganar dinero…
Pero aquellos que hemos experimentado en nuestras carnes eso de «ser formador»… uf, creo que es una forma dura de ganar dinero!!!. Sí, probablemente haya trabajos más duros, pero éste también tiene lo suyo…
Para empezar, la movilidad: todos los domingos por la tarde a hacer la maleta y a coger un medio de transporte para poder estar a las 9:00 del lunes en vete tú a saber que sitio. Bueno, a las 9:00 no, porque un formador medianamente apto sabe que tiene que estar un buen rato antes para tomar «posesión» de su sala y solucionar los n inconvenientes que pueden surgir (ejemplos verídicos:»¿curso? ¿qué curso?» o «las llaves las tenía Fulanito, pero hoy no ha venido…» o «hemos puesto el proyector de diapositivas tal y como nos pidieron»…).
No hablemos de los inconvenientes logísticos: mesas distribuídas «en anfiteatro» cuando lo que tú querías eran «grupos de trabajo», faltan sillas, o sobra gente, o «¿dónde cuelgo yo mis papelotes?, habrá que quitar ese cuadro», o «el material del curso no ha llegado» o hace mucho frío, o hace mucho calor, o la sala huele sospechosamente parecido al baño que hay al lado, o…
Metamos además a un grupo de personas que, probablemente, desearían estar en cualquier sitio antes que ahí (incluso en sus puestos de trabajo). Que van a soportar «un rollo» sobre el que nadie les ha consultado. Que, en el mejor de los casos, se olvidan de todo y se dedican a participar, pero que en el peor, tratan de boicotear (pasivamente=a bostezos, o activamente=protestas contínuas) el desarrollo del curso.
A eso le metemos una jornada de unas 7-8 horas de pie, en el «candelero», manejando un grupo, sin poder mostrar debilidad ni cansancio, intendando además ser amable y simpático, con el añadido en muchos casos de tener que comer con los asistentes y no poder desconectar ni ese ratito…
¿Y todo para qué? Para en el transcurso de un día, o de una semana si el curso es largo, reiniciar el proceso y recibir a un nuevo grupo de personas que en el fondo es igual que el anterior, repetir las mismas palabras, las mismas anécdotas, responder las mismas preguntas, mantener las mismas conversaciones intrascendentes en los descansos…
¡¡¡Vamos, un verdadero chollo!!!
¿Formación útil?
Vengo de un curso de formaci�n. Otro m�s. Jurar�a que ya escrib� algo al respecto otro d�a, pero no he sido capaz de encontrarlo, ni con el Technorati ni «a pelo», as� que supongo que me lo imagin�… o lo «pre-escrib�» en mi mente, cosa que suelo hacer a menudo (sobre todo yendo en el transporte p�blico).
El hecho es que, como digo, vengo de un curso de formaci�n. Las firmas de consultor�a se vanaglorian de invertir mucho en la formaci�n de sus empleados. Que no es cosa mala, porque soy ferviente creyente de que la formaci�n es la palanca sobre la que apalancar la aportaci�n de los individuos.
El problema viene a la hora de c�mo se plantea la formaci�n. Sesiones de «reciclaje» en la que lo que m�s se recicla son las presentaciones (que son la misma del a�o anterior, que era la del anterior, que era…), hechas por alguien que o est� harto de decir lo mismo o no tiene ni idea del tema, enfocadas m�s a «cubrir el expediente» que a intentar ense�ar algo, que apenas tienen en cuenta el conocimiento (o la falta de �l) de los asistentes, que no se dirige a lo que el asistente quiere/necesita aprender, sino a lo que resulta m�s f�cil ense�ar…
Si alguien consiguiese medir el «retorno de la inversi�n en formaci�n» (uno de los grandes temas de la historia de la consultor�a, se han vendido miles de sistemas que pretenden medirlo, pero al final…) la cosa quedar�a como una inversi�n desastrosa… o al menos con esa sensaci�n me quedo cada vez que salgo de un curso como el de hoy.
Vamos progresando
Cuatro d�as despu�s del suceso, hemos recuperado los accesos a internet, y tambi�n (en cierta forma) el correo electr�nico. Digo «en cierta forma» porque eso no incluye los correos que estaban ya en el servidor, ni las agendas de Outlook, ni los contactos… cosas que, cuando uno es un tecnoadicto que hace tiempo pasa de las agendas en papel, le hacen cierto da�o….
Menos mal que, como tecnoadicto-plus, ten�a mi Palm sincronizada casi al 100%, que si no… aunque sospecho que, si no se recupera aquella informaci�n, algo se habr� perdido en el camino (la agenda de Palm no recoge todas las opciones de Outlook y viceversa).
Otras cosas las seguimos esperando, pero bueno, poco a poco parece que volvemos a cierta normalidad.
Por cierto, que aunque ya hac�a cierta menci�n ayer, hoy tambi�n habr�a que comentar el esfuerzo de las personas de tecnolog�a que se est�n dejando los cuernos por poner las cosas en orden, sometidas adem�s a lal presi�n de todo el mundo preguntando «por qu� no funcionan las cosas» (se ha quemado un edificio, no s� si lo han o�do…)
En fin, una reflexi�n que me han tra�do estos d�as: lo tecno-dependientes que nos hemos vuelto… sin internet, sin correo, sin red interna… me he sentido completamente indefenso. El trabajo era «raro». Cosas tan habituales como buscar informaci�n en google, buscar una foto para «decorar» una presentaci�n, solucionar una duda gramatical… eso sin contar con el punto de ocio (leer un par de blogs a media ma�ana, o echar un vistazo a las noticias del d�a).
Eso s�, por un lado dices «qu� improductivo se vuelve uno sin la conectividad». Pero luego te metes en un tema y, al no mirar el correo cada 10 minutos a ver si alguien dice algo, al no tener el Messenger saltando cada X tiempo, al no poder desviar la atenci�n a la blogosfera… resulta que se concentra uno mucho m�s!!!
En cualquier caso, la mente humana es inasequible al desaliento. En estos d�as de «incapacitaci�n»… he redescubierto el buscaminas y el pinball. La cabra tira al monte…
�Gesti�n de desastres?
No quiero «piar» mucho, que luego todo se sabe, y no me gustar�a ser el �primer? blogger en Espa�a que tenga problemas laborales por ejercer su labor…
Pero vamos, que al t�tulo del post yo le dar�a la vuelta, poniendo la tercia en prima y la prima en tercia.
�En qu� sentidos? En el de la previsi�n (nadie imagina que se vaya a quemar un edificio… ni que vayan a estrellar dos aviones contra las Torres Gemelas… pero luego va y sucede, �no deber�a contarse con ello ante los ejemplos existentes?), en el de la comunicaci�n interna (escasa, fragmentada, no institucional y muy poco �til), en el de la comunicaci�n externa (falsamente tranquilizadora, poniendo en un brete a los «sufridos» trabajadores que encima tienen que comportarse ante el exterior como si todo fuese bien)…
Tambi�n hay aspectos muy positivos: la solidaridad dentro del gremio (que luego ser� adecuadamente facturada, tampoco vamos a excedernos), la comprensi�n de los clientes y, sobre todo, el civismo y la profesionalidad de los afectados por la «cat�strofe», que con todas las trabas log�sticas del mundo han seguido desde el primer momento dando la talla por sus clientes e imaginando las formas m�s peregrinas de superar los inconvenientes de la situaci�n. No s� si eso deber�a ir inclu�do en el sueldo, a mi me parece que no…
Historias del Windsor
Acudo hoy m�s tarde de lo habitual a la cita con el Blog «gracias» al incendio del Windsor. Y es que, haciendo un simil con la loter�a de navidad, si bien no me ha tocado «el gordo» (no ha ardido mi despacho, gracias a dios) digamos que llevaba varios d�cimos del segundo premio…
Consecuencia, hoy ha sido un d�a extra�o de trabajo, sin sistemas, sin archivos, sin internet, sin correo… y sin noticias claras de cu�ndo podremos hacer uso de todo ello. Con lo cual, aventuro unos d�as de irregularidad en mi presencia aqui…
El incendio me ha afectado por esta v�a tan poco prosaica, pero tambi�n por la v�a sentimental. Y es que all� arriba pas�, hace unos a�os, una �poca estupenda de mi carrera profesional, tanto en el aspecto puramente laboral como en el personal. Hoy, cuando a mediod�a me he acercado a ver en directo los restos del gigante, no he podido evitar, al mirar como d�nde antes hab�a una planta en la que yo pas� tantas hora se hab�a convertido en un amasijo de hierros, que algo por aqui dentro se retorciese tambi�n un poquito…
La verdad es que el tema del incendio me va a dar juego en varios aspectos a lo largo de los pr�ximos d�as. As� que, despacito y con buena letra, ma�ana m�s!!
Más sobre el éxito
Siguiendo con lo que dec�a el otro d�a sobre el �xito…
Esta es una cita de una entrevista, en Capital Humano, a Jonas Ridderstrale, co-autor de los best-sellers Funky Business y Karaoke Capitalism.
La pregunta es «cu�les son los ingredientes del �xito», y la respuesta (algunos fragmentos), �sta:
«A pesar de los conocimiento, de la capacidad, de la competencia… a no ser que te apasione lo que haces nunca vas a tener �xito. […] El conflicto surge cuando las personas no han acabado en el lugar adecuado porque se han centrado �nicamente en sus conocimientos o en sus capacidades. Si dedicas 40 a�os de tu vida a algo que no tienen ning�n sentido para ti, que te aburre, aunque lo hagas bien nunca te va a gustar, nunca te va a satisfacer.»