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La hora de la verdad

Acabo de pasar por ello, una vez más. Es el momento que vivimos los consultores en el que finalizas un documento para un cliente y hay que mandárselo (en este caso, un informe de conclusiones ligado a un Plan de Acción 2.0), o los instantes previos a entrar en una reunión importante a defender tu trabajo. Y a pesar de que crees que lo has trabajado con honestidad, que has puesto todo de tu parte para conseguir un buen resultado, que has hecho los análisis pertinentes, que las conclusiones son válidas y que aportan valor… siempre te queda el gusanillo: ¿se ajustará a las expectativas del cliente? ¿las superará? ¿las defraudará?
Siempre he oído decir a los actores de teatro (incluso a los que llevan décadas subiéndose a los escenarios) que el momento previo antes de salir a escena, cuando están entre bastidores, sienten cómo se les cierra el estómago. No importa lo bien que tengan preparada la obra, la de veces que lo hayan hecho antes. Supongo que, inevitablemente, nos pasa algo parecido.
Cuando era más joven pensaba que eso, con el tiempo, se iría pasando. Pero parece que no es así. Imagino que tiene mucho de reacción biológica ante la incertidumbre y el deseo de aceptación, ¿no?

7 comentarios en “La hora de la verdad”

  1. Venga, hoy toca algo de lo que entiendo un poco 🙂
    Tienes toda la razón del mundo cuando dices que tiene mucho de componente biológico, ya que la ansiedad es un mecanismo de defensa del cuerpo humano ante el peligro, curtido a golpe de evolución. Una cuestión de supervivencia, vamos.
    Lo más humano del asunto es que ante la situación de ser evaluados por otros, nada con lo que nuestra vida corra peligro, lo solemos interpretar como un peligro y por lo tanto nuestro cuerpo reacciona con una respuesta de ansiedad.
    En el caso de los intérpretes, ante una obra de teatro, al igual que los alumnos en un exámen, los deportistas ante un partido, etc. un cierto nivel de ansiedad es deseable, ya que es necesario para la ejecución óptima de la acción o dicho de otra manera, rendir (interpretar, responder a las preguntas, dar un buen rendimiento físico, etc.). En el gráfico de este enlace se ve muy claro.
    Lo curioso del caso es que tu respuesta se da ante una situación donde no se te exige respuesta alguna (ya has entregado el informe y no debes hacer nada más), con lo que es de esperar que a medida que lo hagas más veces te habitues a ello y esta ansiedad disminuya porqué no es necesaria.
    Y cuando no disminuye y se sostiene en el tiempo podemos empezar a hablar de estrés, pero ese ya es otro tema 😉
    Pon un psicólogo en tu vida 😛

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  2. Israel, gracias por la explicación. Recuerdo un documental de la BBC que ilustraba bastante bien el concepto. Lo curioso es que un actor, deportista… incluso un emprendedor en Sillicon Valley :), o un consultor antes de entrar a una reunión… generan esa ansiedad en un buen momento, ya que la evaluación se produce «en directo», en el momento en el que ellos tienen que demostrar algo.
    El problema es cuando el desarrollo de tu trabajo (p.j. a la hora de hacer un informe) se produce sin ansiedad (porque no percibes la inmediatez de la evaluación), y luego te pilla la ansiedad cuando ya poco hay que puedas hacer al respecto…
    En fin, como suelo decir, tenemos mucho más de animalejo de lo que nos gustaría imaginar.

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