Consejos (advertencias) para empezar en Youtube


Quizás hayas visto a personas que utilizan Youtube para darse a conocer, o para apoyar sus proyectos profesionales, y te haya picado el gusanillo. Quizás has pensado que, por qué no, tú podrías hacer lo mismo…
Algo parecido pensé yo hace unos meses. Y después de darle un par de vueltas, me lancé. Ahora, pasado un tiempo y basado en mis sensaciones, comparto contigo una serie de consejos (¿o advertencias?) por si quieres tenerlas en consideración…

Sobre el esfuerzo de subir vídeos

Lo primero: subir vídeos a Youtube es extremadamente sencillo. Una cámara (cualquier móvil de hoy en día vale), grabar, y subir. Ya está.
Lo que pasa… es que esos vídeos suelen ser un coñazo. ¿Cuántos vídeos de «persona hablando a la cámara durante minutos» consumes tú? La gracia de los vídeos es que tengan un poquito de variedad, de ritmo, de estímulos diferentes… y el problema es que añadir todo eso cuesta trabajo. Te empiezas a preocupar de la iluminación, y del sonido, y de grabar escenas de recurso, y del montaje, y de añadir sonidos, e insertar vídeos e imágenes… y el esfuerzo se incrementa exponencialmente.
Comparado con otro tipo de contenidos (como publicar en redes sociales, en un blog, o incluso un podcast), el vídeo es notablemente más exigente en términos de dedicación (tanto en la planificación como en la post-producción…) si quieres conseguir un resultado no ya extraordinario, sino medianamente digno.

Sobre tu público objetivo

¿A quién te vas a dirigir? Ya sé, ya sé, la tentación es decir que «yo los subo, y cuanta más gente me vea mejor». Pero eso no suele funcionar… necesitas centrar el tiro. No es lo mismo hacer un vídeo para niños de 12 años (como mi hijo) que para señores de 42 (yo mismo) o para señores de 70 (mi padre). Cada uno tenemos nuestros gustos, nuestras inquietudes, nuestras referencias. Antes de lanzarte a subir vídeos, conviene que pienses a quién le estás hablando, porque eso determina muchas cosas del proceso.

Sobre el contenido que funciona

Uno tiene la tendencia a pensar en los canales de contenidos como herramientas utilitaristas. «Yo quiero hacer vídeos para hablar de mí, o para hablar de mi curso, o para hablar de mi trabajo, o para hablar de mi libro». Lo cual está muy bien… pero no funciona. La gente no va a Youtube pensando en ti, sino pensando en ellos mismos. En buscar algo que les entretenga, o que les resulte útil A ELLOS, o que responda a alguna inquietud que ellos tengan. Es importante tener esta perspectiva antes de ponerse a sacar vídeos…
Pero claro, tú no te pegas esta currada «para nada». También quieres hacer algo útil para ti. Se trata, por tanto, de encontrar esa intersección entre «lo que es útil para los demás» y «lo que es útil para ti». Verás, cuando te pongas a pensar en ello, que no es tan sencillo como pudiera parecer, y que es muy fácil deslizarse hacia cualquiera de los dos extremos: contenido que te interesa a ti pero que nadie ve porque les da igual, y contenido que interesa a los demás pero que a ti no te aporta nada (acabas siendo un «mono de feria» capaz de hacer cualquier cosa por un like… y seguro que se te ocurre más de un ejemplo).

Sobre el impacto esperado

En cualquier caso, vete asumiendo que no te va a ver ni el tato. Sí, ya sé, hay «youtubers» que tienen cientos de miles de suscriptores, y millones de reproducciones acumuladas… Pero es como cualquier otro campo: en el fútbol están Messi y Cristiano Ronaldo, pero la mayoría de personas que juegan al fútbol lo hacen en liguillas de bares. Los «superéxitos» son la excepción.
Ajusta bien tus expectativas, porque tarde o temprano vas a tener que enfrentarte a una pregunta: «¿Realmente merece la pena todo este esfuerzo para conseguir unas decenas, quizás un par de cientos, de reproducciones?». Por ejemplo, en un año mi vídeo más visto acumula poco más de 700 reproducciones. ¿Merece la pena? La verdad es que me gusta pensar en una sala llena de 700 personas, y pienso «mmm… tampoco está mal».
Así que no te metas en esto pensando que vas a conseguir miles de visitas, y a generar cientos de nuevos seguidores/potenciales clientes. Lo normal será que tus primeros vídeos los vea tu madre, tu pareja, y quizás algún amigo al que le des la turra por Whatsapp. Ni siquiera te creas que por tener seguidores en redes sociales van a venir todos en peregrinación a verte a ti…

Sobre la incomodidad de la cámara

Ah, la cámara. Hay gente que es supernatural, pero si eres como yo y tienes cierto sentido del ridículo… eso de ponerse delante de la cámara, y hablar, y hacer muecas… es una barrera tremenda. Te grabas, te ves, y quieres meterte debajo de la cama. ¡Es horrible! ¡Me veo fatal! ¡Y esa voz! ¡Por dioooos!.
Pues tengo una mala y una buena noticia. La mala es que no hay forma de evitar esa sensación al principio. Vas a tener que pasar por ella. Una vez, otra vez… sufrir viéndote, vencer tus reticencias a subir el vídeo, tener la sensación de que haces el ridículo… La buena noticia es que, con el tiempo, te acostumbras. Te das cuenta de que no pasa nada, de que nadie está con una escopeta esperando para criticarte. Tu voz empieza a sonar «normal», te acostumbras a verte en la cámara… y cada vez lo harás mejor.

Conclusiones

Si has pensado en lanzarte a hacer vídeos en Youtube, ajusta tus expectativas. Es un curro notable. Requiere un esfuerzo importante a la hora de definir qué quieres contar, y a quién se lo quieres contar. Los resultados probablemente no serán espectaculares. Y en el camino tendrás que enfrentar momentos de incomodidad.
Y aun así… si te pica el gusanillo, ¿por qué no haces la prueba?. Dale un par de vueltas (pero no muchas más), graba un vídeo, y súbelo. A ver qué tal te sientes. Porque quien sabe… igual te acaba gustando.

[Vídeo] Mi primer vídeo en Youtube

A principios de año me preguntaba si «haría un videoblog en 2017«, y durante unos cuantos párrafos me dedicaba a pensar en voz alta. ¿Tiene sentido? ¿No tiene sentido?
Bueno, pues como suelo comentar mucho con Alfonso Romay, nadie tiene la respuesta. Hay unos grados de incertidumbre que siempre van a estar ahí, y que no se van a despejar nada más que probando. «Demasiada gente se queda bloqueada esperando a que alguien más sabio le muestre el camino, pero no hay camino». Ya lo decía Machado, se hace camino al andar.
Así que ahí voy, con mi primer vídeo en Youtube.
¿Por qué ahora? Pues la cosa es que estaba preparando una versión online del curso «Aprende mejor». Escribiendo el guión, etc. Y cuando intentaba visualizarme grabando los recursos en vídeo… uf, me costaba un mundo. Siempre me he sentido incómodo delante de la cámara. No me gusta cómo me veo, no me gusta cómo sueno, me siento bastante… ridículo. Y eso, claro, es una barrera importante si quieres producir un curso online.
En mi libro sobre aprendizaje eficaz dedico todo un capítulo a hablar sobre esa sensación de incomodidad del que está desarrollando una habilidad. Esos momentos iniciales donde te sientes torpe, vulnerable, plenamente consciente de tu incompetencia. Y lo difícil que es enfrentar esas sensaciones, aguantar el tirón y sobreponerse para empezar a mejorar. Difícil, desagradable… pero imprescindible. Así que decidí que, en vez de rehuir esa sensación (como posiblemente he hecho en el pasado), esta vez me iba a aplicar mi propia medicina. ¿Quieres desarrollar esta habilidad? Pues hala, de cabeza fuera de la zona de confort.
Otro de los puntos del libro hace mención a la importancia de «poner en marcha un proyecto práctico» en el que puedas aplicar esa habilidad que estás desarrollando. Por eso, en vez de hacer mis pinitos «en privado», he decidido volcarlos en el canal de Youtube, un medio que me «obligue», que tire de mí. Y al final, una parte importante de «superar la sensación de ridículo» tiene que ver con exponerse, con que otros te vean. Así que dos pájaros de un tiro.
La verdad es que, una vez tomada la decisión, luego el proceso está siendo menos «doloroso» de lo que pensaba. Sí, me sigo encontrando incómodo; y sí, tengo cierta aprensión respecto a «qué pensará la gente». Pero es lo que tiene la zona de «inconfort»… mientras la conquistas.
PD.- ¿Cuáles son mis planes con el canal en Youtube? Pues tal y como lo visualizo, será un complemento al blog. Si me lees habitualmente ya sabes de qué palo voy, los temas que trato… aunque también imagino que poco a poco iré explorando contenidos más adaptados al vídeo… iremos viendo 🙂

¿Haría un videoblog en 2017?

La otra noche, en ese rato en el que la cabeza empieza a divagar justo antes de dormirte, me dio por imaginarme de «videoblogger». Joder, «videoblogger» suena como antiguo, ¿no? El caso es que «youtuber» no me encaja (un amiguete millenial, el muy… «millenial», me decía que se me daría bien lo de ser «yayoutuber»…)
Claro, la mayoría no lo recordaréis, pero es que no sería la primera vez. Ya hice un experimento hace (leche) más de diez años (con razón me suena viejuno lo de «videoblogger). Fueron varios «episodios» que intenté hacer temáticos (hice uno con Aprendices, otro con RichDadClub, otro con una de las primeras ediciones de Iniciador, una charla con Alvy de Microsiervos… me iba con la cámara, hacía algunas entrevistas, algunas imágenes de recurso, montaba… todo muy amateur, claro. Pondría enlaces a los videos, pero estaban subidos a una plataforma (Blip.tv) que hace ya años que cerró. Supongo que tendré los originales en algún lugar de algún disco duro, o quizás ni eso. El hecho es que aquello no cogió tracción: probé, no tuvo más repercusión… fin.
¿Por qué entonces, diez años después, vuelve a cruzarse por mi mente semejante idea? Obviamente han cambiado los tiempos, y lo que por aquel entonces era una tendencia incipiente ahora es totalmente «mainstream». El contenido en video se ha popularizado hasta niveles insospechados, y ahora no es nada raro ver gente de todo tipo que lo produce y que lo consume. En el ámbito de lo que sería «asimilable» a lo que yo me plantearía hacer he seguido con cierta atención algunos intentos, como el de Calvoconbarba o el de Andrés Pérez. No sé qué valoraciones harán ellos de sus esfuerzos (lo que sí veo es que se han quedado un poco «parados» sus canales).
La verdad es que yo no sigo muchos contenidos en video. De vez en cuando en youtube cosas sueltas (alguna conferencia o así, o algún tutorial de algo que quiera resolver en ese momento), y alguna cosa de humor. Pero en general me encuentro mucho más cómodo consumiendo texto (con la posibilidad de discriminar de un vistazo el contenido, pim, pam) que el video secuencial. Ahora bien, lo cierto es que luego hay gente que sí consume esos contenidos… y haría uno mal en considerarse la medida de lo que vale y lo que no, ¿no?
Por otra parte, en estos casos que citaba antes tenemos contenidos «temáticos», y esa es una de las cosas que me echan para atrás de lanzarme a experimentar con estas cosas. Me aburre lo temático, ya lo sabéis. Me aburre en el blog, me aburre en el twitter, y me aburriría seguro en el video. Ya sé, ya sé, si hablo de cualquier cosa se diluye «la marca personal», pero ya sabéis lo que opino de eso. Claro que habría reflexiones sobre temas profesionales, seguro. Pero también de vez en cuando las habría de otro tipo, las que «me saliese» en el momento, como sucede con el blog.
¿Y todo eso «pa qué»? Cuando el otro día lo planteaba en twitter, el amigo David me lanzaba unas preguntas muy pertinentes: «¿Aportaría algo a tu «negocio»? ¿Aporta algo al negocio de alguien? ¿Aporta algo que no se pueda hacer escrito? ¿Consume menos recursos y tiene más beneficios que otra actividad? ¿Consumes videoblogs? ¿Los consumen tus clientes?…». Preguntas, como digo, muy certeras. Claro que, de nuevo, ponía el foco en la «utilidad». Y ese es un concepto, el «utilitarismo», el pensar que todo lo que uno hace tiene que «servir para algo»… con el que estoy algo reñido. En un mundo sencillo, donde sabes que la acción A tiene una consecuencia B, pues es fácil hacer análisis de utilidad. En un mundo complejo, «los caminos del Señor son inescrutables» y no sabes muy bien cuándo algo de aparente «inutilidad» puede acabar teniendo un impacto inesperado. Que tampoco es eso lo que buscaría, la verdad. Aunque por otra parte tampoco me gustaría hacer videos que se quedasen en «3 visualizaciones» (incluyendo mi madre), pero haría bien en recordarme que normalmente a nadie le importa lo que haces. También hace poco estuve experimentando con Snapchat (que sería una versión más «casual» de lo mismo) y tampoco me acabó de enganchar
Supongo que estoy pensando en voz alta, nada más. Que para eso tengo un blog, ¿no? 🙂

Malviviendo

Bueno, a estas alturas no sé si quedará alguien de por aquí que no se haya enterado de la existencia de esta «serie» (que por ahora es sólo un capítulo piloto). Se llama Malviviendo, y está hecha por un grupo de «amantes del audiovisual» en Sevilla.
El capítulo inicial mola bastante. A mí me recuerda un poco a «Barrio», la peli de Fernando León de Aranoa, aunque (de momento) con más gracia. Pero sobre todo es que está bien hecha: buen ritmo, buenos diálogos, buen montaje… vamos, que me gustó.

Malviviendo es un ejemplo de pura viralidad. Yo me enteré de su existencia no en la tele, ni en los periódicos. Ni siquiera en un blog (luego vi que lo habían publicado en algunos blogs muy seguidos, pero que yo no suelo leer habitualmente). Lo leí en el twitter de Luis Rull.
Así funcionan las cosas a día de hoy. Alguien ve algo que le resulta interesante, y lo cuenta a través de los medios que tiene a su alcance. La gente que le sigue (porque confía en su criterio) le da una oportunidad a algo a lo que, en otras condiciones, igual no se hubiera planteado dedicarle ni medio segundo (en el caso de que llegase siquiera a conocerlo). Y si te gusta, repites el ciclo. Y si no, se acabó.
A mí me ha gustado. Tanto como para suscribirme y estar pendiente del próximo capítulo. Tanto como para hablar de ello en el blog y recomendarlo.
Viralidad en estado puro.

¿Cuánto cuesta hacer un videoblog?

Llevo un tiempo (casi desde que empecé a tener contacto con Eduardo :P) dándole vueltas al videoblogging. Se me ocurren ideas (tanto a nivel personal como para los blogs de WSL) que estarían chulas, que podrían gustar, pero… ¿cuál es el coste de hacer un videoblog de calidad?
Seguro que en MobuzzTV lo saben bien. Yo no puedo más que especular. Pero tengo una referencia muy clara, experiencia personal.
Hace unos meses nos contactaron de Televisión Española para hacer un reportaje sobre blogging para Aquí hay trabajo, un programa sobre empleo en La 2 que se emite por las mañanas. El caso es que iban a hacer una entrevista a Julio (que, por cierto, ha perdido la enredadera en el camino) y luego a tomar una serie de imágenes «de recurso» con varios bloggers haciendo como que escribían en un blog, con los portátiles, etc…
Así que nos juntamos en una oficina Julio, Antonio Toca y yo, amén de una recepcionista que pasaba por allí (la periodista debió considerar, no sin acierto, que el atractivo visual del vídeo ganaría con esa incorporación). Por parte de «ellos», es decir, de TVE, había una periodista, un productor, un técnico de sonido y un técnico de imagen/cámara. Llevaban sus equipos: de medición, de audio, de vídeo, de iluminación….
Estuvimos no sé si dos o tres horas liados: que si ahora la entrevista, que si ahora tenemos que ajustar la iluminación, que si ahora ponte aquí y lee esto, que si luego haced como que entrábais por la puerta… Dos o tres horas. Más desplazamientos. Más el tiempo dedicado al montaje y edición del material. ¿Y el resultado? Un reportaje que creo que no alcanzó los tres minutos, emitido «con nocturnidad» (a primera hora de la mañana).
¿Qué quiero decir con esto? Pues que si para hacer tres minutos de vídeo hace falta ese despliegue… es difícil imaginar cómo se puede rentabilizar o, simplemente, poner en marcha a nivel particular. Vale, es TVE alias «la reina del derroche», posiblemente ni hagan falta cuatro personas para hacer un videlblog de calidad, ni un despliegue técnico tan desbordante… pero ya es una referencia.
Yo lo veo complicado. Una de las ventajas de un blog es que es tan fácil como ponerse a escribir. Un video blog no. Y un videoblog de calidad, menos.