Ayer estábamos en la plaza con el crío. Han montado una «biblioteca de verano», en la que dejan cuentos y pinturas a los chavales para que pasen un rato. El caso es que estábamos allí, pintando… y se acerca un chaval, como de 10 años, con unos «tazos«.
«Hola, ¿queréis tazos?» «Pues no, la verdad es que no, gracias, que el niño es muy pequeño»
«¿Y no tiene un hermano mayor, o un primo?» «No, no, que va»
«Mira que si os los quedáis todos os hago descuento» «…»
Alucinante. Con qué desparpajo se presentó el chaval, con qué habilidad expuso su muestrario, con qué agilidad buscaba contraargumentos, cómo metió el tema de los descuentos…
Qué envidia. Yo nunca tuve esas habilidades; con el tiempo aprendes a desarrollar, mínimamente, alguna de ellas. Pero nunca se podrán comparar con las de quien, desde tan crío, es un vendedor nato.
Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí
Una anécdota simpática 🙂
Raúl, mándame el CV del chavalín que los comerciales parecen linces y este apunta maneras.
Pues a mi me parece un poco triste que con diez años ya esten de ese palo… a saber como se comportan en otras areas…
y pese a todo, parece que no le compraste, ¿?
quizá le faltó invitaros a chuches, y luego ir a cerrar el trato en una piscina de bolas.
El chavalin me recordó a mi, cuando vendia las pegatinas de los chicles que compraba, aquellos años . . .
En mi vida profesional he conocido a muy poquitos así. Creo que son una especie a cuidar y a utilizar en perfiles muy concretos. Son los abre mercados, detrás de ellos hay que meter a otros perfiles: mantenimiento, jabón, servicio, postventa, nuevos productos…
Pero esta especie son como los guerreros de la vanguardia en las guerras. Y de verdad que escasean o están en lugares poco comunes.
Nunca digas nunca! 😉