Bloggers a sueldo

Hoy se ha publicado en El País «Asalariados del blog«, un artículo elaborado por Mercé Molist para el que me pidió mi opinión hace ya algunas semanas. Supongo que leyó alguno de mis posts al respecto, y le pareció que podía aportarle algo.
No conozco ningún artículo periodístico que deje 100% satisfecho a quienes participan en él, supongo que es complicado encajar las opiniones de los distintos entrevistados. Siempre hay recortes y matices que se pierden. Pero en este caso estoy razonablemente satisfecho con el resultado.
Creo que el artículo ilustra el mundo del blogging «profesional» de forma bastante ponderada. Se muestra la cara bonita, y también la menos bonita. Siempre que hay cifras de por medio se corre el riesgo de no acertar, pero ninguna me chirría demasiado (de hecho, puesto a chirriar, me chirrían más las «bonitas» que las «feas»). Me sorprenden algunas reacciones que he leído, acusando al artículo de ser «sesgado» o de suponer un ataque de la prensa tradicional contra el mundo del blogging. Personalmente (y creo que tengo una experiencia razonable en el mundillo como para opinar con conocimiento de causa) creo que, con sus carencias, el artículo es bastante equilibrado. Supongo que hay a quien le gustaría ver publicado un publireportaje de lo fantástico que es ser blogger profesional, pero creo que no se adecuaría a la realidad. En ese sentido, me gustó mucho un artículo que escribio Manuls (ex-compi de WSL, él sigue en ello) hace poquito: el realismo del blogger profesional. Es una actividad con sus pros y sus contras, y «vivir de ello» es algo fuera del alcance de la inmensa mayoría.
Hay algún punto adicional que, en el artículo, queda un poco descolgado y que creo que podría dar para una discusión interesante. Es lo que tiene que ver con la comparación de blogs (en el sentido de «empresas de publicaciones») vs. medios tradicionales. Yo apunto una serie de ventajas de los blogs (que son mayores cuanto mejor hechos están los blogs, que obviamente hay de todo), pero también alguna sombra relacionada sobre todo con la imputación de costes, las condiciones «laborales» y la opacidad fiscal (que obviamente también va por barrios).

Los blogs están muertos… ¡y una leche!

Leo con curiosidad el sobre el tema. Lo lanzaban hace unos días en Wired, y rápidamente se han apresurado a trasladarlo a los medios «patrios» (El Mundo, 20 Minutos).
¿Muertos? ¿Pasados de moda? Pero… ¿de qué me estáis hablando?
Es obvio que, desde 2004 hasta ahora, los «blogs» han cambiado. Pero su esencia sigue siendo la misma: dar la posibilidad a quienes no tienen recursos ni económicos ni técnicos de publicar su mensaje «urbi et orbe». Por supuesto que el planteamiento ha evolucionado: hay muchas más plataformas, más variedades (se suma la imagen, el video, el microtexto, los agregadores de enlaces…), más funcionalidades (especialmente el componente de red social). Hay gente que, para cumplir el objetivo básico de un blog (comunicar sus mensajes) está usando otras plataformas: a veces de forma complementaria, a veces de forma sustitutiva. No todo el mundo se siente agusto con la idea del blog, y necesita otros canales distintos, más inmediatos, con otros medios. No pasa nada, está bien. ¿Pero eso significa que los blogs están muertos?
Yo sigo escribiendo mi blog, y por muchos años. Cada día con más ganas, con más satisfacción, con más interés en el intercambio de opiniones de los comentarios. Y sigo leyendo blogs: lugares donde gente extraordinariamente interesante cuenta sus experiencias, sus opiniones, sus reflexiones. Cosas que, a día de hoy, no encuentran mejor acomodo en ninguna otra plataforma. También uso twitter, y flickr, y facebook y casi cualquier cosa que cae en mis manos. Y de ninguna manera sustituyen a mi blog.
Aceptemos que hay blogs comerciales y «profesionalizados» (suponiendo que eso sea malo; eso lo decidirá cada lector). Y que hay blogs falsos, y granjas de enlaces, y gente que se deja llevar por conseguir unos euros, y agencias de comunicación que cuelan sus notas de prensa, empresas que quieren usar a los bloggers… un montón de cosas que pueden «restan frescura». Pero ya lo he dicho más veces: si hay en tu «radar de lectura» cosas que no te gustan…no es culpa de «la blogosfera». ¡Es culpa tuya por no seleccionar bien! Aunque asumiésemos que el 99% de los blogs son irrelevantes, spam, falsos, «faltos de frescura», dominados por intereses oscuros o cualquier otro problema que se nos ocurra… ¡el 1% restante es extraordinario! Gente con conocimientos, con pasión, con interés por comunicar… que habla de los temas más diversos que uno se pueda imaginar.
¿Los blogs muertos? Venga, hombre, no me hagas reir.
Intuyo que hay una agenda oculta en todo esto. Los mismos que pusieron a los blogs de moda hace unos años ahora quieren echarles tierra por encima. Quizás no les guste eso de que haya contenidos de calidad en internet, y quieren seguir con el formato tradicional de «yo soy el único que genera contenidos y el único al que merece la pena atender». O quizás es que quieran arrimar el ascua a alguna de sus sardinas (en forma de intereses en alguno de los productos que pretendidamente sustituyen a los blogs). O quizás sólo armar un poco de barullo.
O quizás es que haya gente que todavía no haya entendido de qué va esto, y piense que salir en los rankings, acumular lectores, tener muchas páginas vistas (vengan de donde vengan) o salir bien posicionados en Google… es el objetivo. Evidentemente, si hay más gente generando contenidos, la expectativa de audiencia media desciende y hay menos espacio para convertirse en un «fenómeno de internet»
¿Pues sabéis qué os digo? Que con vuestro pan os lo comáis. Yo seguiré con mi blog, y seguiré leyendo los blogs interesantes que ya leo, y seguiré descubriendo nuevos blogs escritos por gente tremendamente capacitada que habla sobre las materias que a mí me interesan. Y me da igual que «blog» sea una palabra que no vuelva a acaparar una portada de revista, o que los periódicos decidan dejar de llamar «blog» a sus columnas de toda la vida, o que los «bloggers influyentes» cierren sus blogs. Porque nada de eso significa, en realidad, que estén muertos. Yo, desde luego, los veo más vivos que nunca.

¿Merece la pena un blog nuevo?

Al hilo de mi reflexión del otro día sobre la variedad temática de este blog, me preguntaba si no tendría sentido tener un blog diferenciado, plenamente especializado, a modo de «escaparate» de mi actividad como consultor de empresas digitales (el nombre con el que me bautizó Antonio en su entrevista parece que ha hecho fortuna). Un blog «vertical», sin otras temáticas distintas, nada más que posts potencialmente interesantes para potenciales clientes como una forma de «enseñar la patita» y generar negocio.
De hecho, en los últimos días estoy en ello. Tengo un dominio chulo, estoy configurando el blog… pero ahora me asaltan las dudas de última hora. ¿Merece la pena segregar la actividad del blog? ¿O es un error?
Ventajas de segregar:

  • Tener un sitio específico, mucho más orientado a «venderme» que éste.
  • Proporcionar canales diferenciados para distintos «públicos»: puede que haya interesados en mi visión profesional pero a quienes no les importe el resto de «banalidades», y puede que haya quienes gusten de «mis cosas» pero a quienes mis disertaciones más profesionales les aburran.

Desventajas de segregar:

  • Temáticas: algunas cosas estarían claramente allí, otras claramente aquí… pero tengo la sensación de que habría una serie de posts que no tendría muy claro dónde situarlos.
  • Pérdida de contexto: una de las cosas necesarias para vender asesoramiento es generar «confianza» en el interlocutor. Y muchas veces esa confianza va mucho más allá de los «conocimientos» que se muestren, y tienen que ver mucho con un «feeling» personal… y quizás ese blog «profesional» podría resultar demasiado aséptico sin mostrar «mi otro yo».
  • Visibilidad: tampoco es moco de pavo. Este blog lleva 3 años y pico funcionando, tiene un cierto tráfico, una base de suscriptores (gracias!), un pagerank… mientras que el blog nuevo tendría que «empezar de cero». Sin duda que lo apoyaría desde aquí, pero… sería volver a empezar, como quien dice.

En fin, estoy un poco en duda. ¿Cómo lo veis vosotros?

Un hombre, un blog

Llego vía Loogic a un post en el que se habla de la banalización de internet y en el que se dice que: «Hace algunos años era casi un lujo, una distinción, estar a la última. Ahora si no tienes uno casi serás la burla en tus reuniones de sociedad. ¡Todo el mundo tiene uno! Tener un blog ya no te distingue, es algo banal
Efectivamente, cada vez hay más gente con blog… pero… ¿eso es malo? ¿eso banaliza internet? ¡No, hombre, no! ¡Todo lo contrario! Que todo el mundo tenga un blog es la situación ideal, sería la culminación de eso que hemos dado en llamar la web 2.0. Que todo el mundo tuviese a su disposición una ventanita a través de la que comunicar al resto del mundo cuáles son sus experiencias, sus inquietudes, su visión del mundo. Gente normal que integra con facilidad los blogs en sus vidas sin ningún objetivo más grandilocuente que el de relacionarse y extender, de forma natural, su vida cotidiana. Ni más, ni menos.
Como he dicho en el comentario que le he dejado, otra cosa es que algún iluso pensase que era “alguien” por el hecho de tener un blog o que pensase que se iba a “forrar” con él… pero eso es un problema de sus expectativas, y una muestra de no haber entendido nada de nada de qué significa todo esto.