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Aprendizaje: cada momento tiene su herramienta

Me acerqué a mi hijo, que estaba afanado con el ordenador. «¿Qué estás haciendo?» «Estoy buscando una imagen para una pregunta del Quizlet». «Ah, qué interesante… ¿o sea, que ya te has estudiado el tema?» «Bueno, no, lo estoy estudiando ahora, y esto me sirve para estudiar».
Ahí me saltaron un poco las alarmas. Porque claro, hacerse tests a uno mismo (y embellecerlo con imágenes, etc…) es una herramienta estupenda para el aprendizaje… pero quizás no sea óptimo empezar por eso, especialmente si anda uno escaso de tiempo. Lo que siguió a continuación fue una conversación en la que intenté transmitir esa preocupación… aunque no sé si lo conseguí del todo.

La caja de herramientas

Siempre me ha gustado mucho el concepto de «caja de herramientas», o «toolbox». A la hora de abordar cualquier actividad, tendremos un surtido variado de herramientas que podremos utilizar.
Caja de herramientas de juguete
Cada una tiene su utilidad, contextos en los que resulta más apropiada y contextos donde menos. Un experto en la materia tendrá a su disposición un abanico más amplio de herramientas, y no solo eso, tendrá la habilidad para saber en qué momento conviene utilizar una u otra.
El problema viene cuando uno tiene pocas herramientas, y/o carece del criterio para saber cuándo toca usar cada una. Sucede entonces ese fenómeno de que «para quien solo tiene un martillo, todos los problemas son clavos». Tienes pocos recursos, y los aplicas sin conocimiento. ¿El resultado? Un proceso subóptimo, en el mejor de los casos. Un desastre en el peor.
Para un martillo todos los problemas son clavos

Las herramientas del aprendizaje

En este sentido, el aprendizaje funciona de forma parecida. Hay muchas herramientas que podemos utilizar dentro de un proceso de aprendizaje: múltiples fuentes de contenidos, unas buenas notas, un sistema para hacerse preguntas, una dinámica de repaso espaciado, mapas mentales, esquemas y resúmenes, reelaborar el contenido en forma audiovisual, la técnica de Feynman, hacer un proyecto práctico… la caja de herramientas es amplia y variada. Pero no todas valen para todo, ni son adecuadas en el mismo momento.
Es más, hay un componente completamente subjetivo, y es que la herramienta que me funciona bien a mí, quizás no te funcione a ti. Cada uno tenemos nuestras preferencias, así que no existe una caja de herramientas universalmente válida.
Learning toolbox
El objetivo de alguien que aspira a «aprender a aprender» debería ser conocer cuantas más herramientas mejor, sí; y además desarrollar su criterio y sensibilidad (personal e intransferible) para saber cuándo cada herramienta le va a ser más útil, qué combinación le dará el mejor resultado. Si no, corre el riesgo de acabar dando martillazos a diestro y siniestro.

Cómo desarrollar nuestra caja de herramientas para el aprendizaje

Dentro del modelo Skillopment para el aprendizaje y el desarrollo eficaz de habilidades, planteo que uno de los elementos fundamentales es el metaaprendizaje. El metaaprendizaje es esa capacidad de parar de vez en cuando, reflexionar sobre lo que está yendo bien y lo que podría ir mejor, y hacer cambios. Se trata de aplicar una filosofía de mejora continua al proceso de aprendizaje.
Creo que es importante tener una sana curiosidad por las herramientas de aprendizaje. Podemos esperar a que se crucen en nuestro camino, o buscarlas activamente («¿qué herramientas están usando otras personas? ¿qué herramientas recomiendan los expertos?»). En todo caso, cada vez que caiga una en nuestras manos, es interesante pensar… ¿para qué me podría servir? ¿en qué momento sería más útil?.

Y la mejor manera de saberlo es… poniéndola en práctica. Usándola en alguno de nuestros procesos de aprendizaje. A ver qué pasa. Y hacerlo con una voluntad totalmente experimental, «durante dos semanas voy a usar esta herramienta, y al finalizar ese periodo voy a sacar conclusiones». ¿Qué ha funcionado bien? ¿Qué podría haber funcionado mejor? ¿Hay algo que pueda hacer para mejorar la eficacia de esta herramienta? ¿Para qué me sirve, y para qué no?
De esta manera, a lo largo del tiempo, iremos afinando nuestro sistema. Quedándonos con lo que nos resulte más útil. Porque, al final, para eso tienen que servir las herramientas: para hacernos más sencillo conseguir nuestros objetivos.
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