Gurús: separando el grano de la paja

Ante la avalancha de gurús…

Resulta fundamental identificar a tiempo a estos «expertos» y «gurús», y evaluar en detalle sus conocimientos y experiencias profesionales, con el objetivo de separar claramente los reales de los imaginarios

Pedro J. Arocena

Muy ilustrativa (y cinematográfica) la entrada de Pedro J.Arocena sobre «el hombre que sabía demasiado«.

El "Guruato"

Aprovechando el fallecimiento de Peter Drucker (uno de los pocos gur�s que en el mundo han sido), voy a contar mi proyecto de «guruato». Lo desarrollamos unos compa�eros y yo en aquellos primeros a�os de consultores. El «guruato» es el «estado en el que se encuentran los gur�s». Era, para nosotros, un estado deseable. Ve�amos los gur�s en revistas, en libros, en conferencias… y pens�bamos «jo, eso s� que es vida».
Creas un concepto m�s o menos innovador. A ser posible, que incluya un n�mero (los seis «thinking hats», las cuatro P’s del marketing…). Y a partir de ah�, empiezas a tejer tu leyenda. Primero es el art�culo clave, ese en el que esbozas tu modelo. Y despu�s lo vas reelaborando, sobre la misma base, para profundizar un poco por all�, adaptarlo a un sector por ac�, explicar con �l la �ltima noticia de la prensa, modernizarlo a medida que pasan los a�os… as�, con un esfuerzo inicial m�s o menos importante, y las progresivas adaptaciones, puedes escribir art�culos y libros por los siglos de los siglos.
Por no hablar de las conferencias: te invitan de los lugares m�s remotos e interesantes del mundo. Te pagan una pasta por minuto de intervenci�n. Te reciben con todos los honores. Y t� simplemente cuentas tu conferencia, la misma que llevas contando en distintos lugares del mundo. Todo el mundo te agasaja, sales en la prensa, y para casa.
Tambi�n puedes crear una fundaci�n-empresa de consultor�a, que servir� para rentabilizar tu «marca» de las formas m�s insospechadas.
Al final, despu�s de mucho darle vueltas, abandonamos la idea de alcanzar el «guruato». En el fondo, debe ser aburrido, estar todo el tiempo contando las mismas cosas, teniendo que ser «brillante» y «amable» todos y cada uno de los d�as, estableciendo relaciones superficiales en foros y conferencias… total, para qu�. Aparte de para forrarse, claro.

A qué debemos dedicar nuestra energía

Dice Peter Drucker que «cuesta bastante más energía pasar de la incompetencia a la mediocridad que de la primera categoría a la excelencia». Dicho en otras palabras, que no merece la pena esforzarse en mejorar en aquellas cosas en las que somos unos inútiles totales, sino que es mejor buscar cómo hacer mejor aquellas cosas en las que somos realmente buenos.
Todo esto es fantástico. El problema es saber en qué somos unos inútiles, y en qué somos buenos. Aunque yo creo que, quien más quien menos, tiene una opinión formada al respecto. Otra cosa es que dicha opinión sea agradable de escuchar, incluso para uno mismo. Porque todos tenemos muchos modelos mentales sobre «en qué debería ser bueno, y en qué no puedo ser un inútil». Y si la respuesta a nuestro diagnóstico confronta con esos modelos mentales, nos cuesta mucho asumirlo.
El caso es que si logramos descubrir y asumir «en qué somos buenos», queda mucho camino por delante: eliminar comportamientos que nos impiden dedicar tiempo a esas cosas, reforzar habilidades y conocimientos que nos permitan hacerlo mejor…
Un gran recorrido de crecimiento personal.