Un pony con camiseta roja

Cuando allá por 1996 el Atlético consiguió su «doblete» se produjo, probablemente, mi pico de pasión por el fútbol. Mis amigos del Colegio Mayor seguramente todavía me recuerdan encogido en el sofá («mi» sofá) de la sala temiendo cualquier desgracia, arrancándome pelos de la patilla o gritando goles desencajado por la ventana.

Pero eso fue hace mucho tiempo, y el fútbol apenas me interesa ya.

Pero claro, llega un Mundial y no te puedes abstraer del todo. Hasta me vi el partido de España contra Marruecos. El que supuso la eliminación de España en los penalties.

Aunque, la verdad, la eliminación se produjo bastante antes.

Es muy interesante el concepto de «one-trick pony», o «caballito de un solo truco». Según la definición del diccionario de Oxford, es «aquel que solo es bueno haciendo una cosa o trabajando en un área determinada».

España jugaba a una cosa, y una sola. Si enfrente se pone Costa Rica… ¡les metemos 7! Si enfrente se pone Marruecos… no somos capaces de hacer un gol. Si Japón nos remonta, no somos capaces de arreglar el partido.

Los mismos jugadores, haciendo lo mismo… aunque era evidente que no funcionaba.

One-trick ponys con camiseta roja (o azul).

Nadie puede negar los beneficios de hacer una cosa bien. Lo malo es que dependes de que el contexto se alinee para que eso que haces bien te funcione. Porque si el contexto cambia, y tú no tienes la capacidad de adaptarte… acabas eliminado.

Porque no todos los días son Costa Rica.

Hay que cultivar la versatilidad, la habilidad para reconocer cuándo tu receta no funciona y para aplicar soluciones distintas a contextos distintos. Vivir con «mentalidad de crecimiento» para entender que siempre puedes evolucionar y añadir nuevas herramientas a tu bolsa de trucos.

Porque cada herramienta que añades es una situación distinta más en la que puedes sobrevivir.

No vale decir eso de «yo es que soy así, y con esta idea muero».

Porque efectivamente, con esa idea mueres.

PD.- Esta idea de que «cuantas más habilidades tienes y más desarrolladas están, más fácil es tener suerte» es la base de mi libro Skillopment

Mis planes para Skillopment en 2018

Skillopment en 2018: ¿dónde estoy?

En plena vorágine de «buenos propósitos para el año nuevo», una de las cosas sobre las que estoy reflexionando es sobre Skillopment. Realmente, cuando el otro día hacía repaso de 2017, fui consciente de todas las cosas que habían sucedido a lo largo de todos los meses. Porque hace un año apenas había nada: aquellos posts que dieron luz a la idea, y la charla que hice en Sevilla hilando un discurso inicial. Ya en 2017 vino el trasladar esas ideas a un pequeño libro, la creación de la lista de correo, el modelo Skillopment, la guía de autoaprendizaje, el podcast, un buen puñado de artículos, un par de charlas más, algún taller «de pago» para una empresa, un intento (fallido) de montar un curso abierto, un producto orientado a clarificar prioridades de aprendizaje (tímidamente anunciado… más sobre ello más adelante)… vaya, que te pones a contar y te das cuenta de que el año ha cundido.
La parte buena es que ese crecimiento, esa expansión, se ha producido de manera bastante orgánica. Es decir, las cosas han ido surgiendo y se han ido consolidando de una forma muy natural, sin sensación de rozamiento ni de tener que «forzarme». Y eso para mí es buena señal, un augurio positivo de cara al futuro: esto es algo que me interesa, que tiene potencial, que hago con gusto…
También lo puedo mirar de una forma menos complaciente. Y es que confieso que cuando empecé a construir el tema en mi mente había una fantasía. En su versión más radical, me convertía en un gurú capaz de crear un imperio sobre la base de esta idea con todo lo que eso implica: grandes conferencias, cursos pagados a cojón de mico, bestsellers, cohorte de admiradores y de envidiosos… bueno, dejadme tener mi fantasía escapista :D. Lo cierto es que había también una versión más modesta, y por lo tanto más alcanzable: convertir Skillopment en un «side project» con una capacidad moderada de generación de ingresos complementarios con potencial de convertirse en principales. En ese sentido es donde sé que podría haber hecho más cosas, y donde creo que puedo enfocarlas mejor en 2018, en tres aspectos diferentes: contenidos, distribución y monetización.

Contenidos más valiosos…

En relación a los contenidos, aunque estoy razonablemente satisfecho, creo que puedo hacer más. He publicado posts, he enviado notas a la lista de correo, he hecho entrevistas y píldoras para el podcast… y quizás me quedo con la sensación de que me he quedado en un nivel demasiado «genérico» y demasiado «teórico». Contenidos que, siendo necesarios, debería complementar con otros más concretos, más focalizados en colectivos más acotados, con una mayor dimensión práctica… Tengo un amigo que me dice que yo soy demasiado «conceptual», y que me cuesta ponerme en los zapatos de gente que necesita cosas más concretas. ¿Quiénes están al otro lado? ¿Qué contenidos pueden necesitar, qué les aporta realmente valor a su vida, a sus procesos de aprendizaje? ¿Qué les interesa, y cómo les interesa? Tengo que ser capaz de llevar las cosas a su terreno, y no esperar que sean ellos los que vengan al mío.
Ahí hay un aspecto, el de la «comunidad«, que estoy intentando fortalecer. Es complicado, porque no deja de ser una relación «de uno a muchos» y mucha gente la vive así (con un rol más pasivo), pero en la medida de lo posible busco que las personas que están al otro lado tengan la puerta abierta para interactuar, para expresar sus inquietudes, sus ideas…

… que lleguen a más gente…

Los contenidos entroncan directamente con el segundo aspecto, el de la distribución. Cuando generas contenidos es pensando en que otros los vean. Y a ser posible, que les gusten tanto que los mencionen, los compartan en sus redes sociales, decidan suscribirse para recibir nuevos contenidos… pero si falla lo primero, si no llegas a demasiada gente en primera instancia, estás ahogándote a ti mismo. Cuando publico contenidos en el blog suelo replicarlos en twitter, linkedin y facebook, pero tengo la sensación de que estas plataformas cada vez tienen (para mí) menos alcance, y además siempre va sobre las mismas personas. La «segunda oleada» (gente que se hace eco de las publicaciones) no suele ser muy abundante así que me cuesta llegar a nuevos públicos. Para colmo, el SEO no me genera muchas visitas «de archivo». Entre unas cosas y otras tengo la sensación de que la repercusión de mis contenidos podría ser mayor de lo que es.
Aquí creo que hay mucho por hacer en varios sentidos:

  • En algún momento dije que el SEO para mí no era importante. Pero lo cierto es que quizás me he pasado de frenada ignorándolo, y me vendría bien darle una vuelta a este aspecto. Me estoy planteando incluso recurrir a alguien para que me haga una «puesta a punto».
  • Siempre he sido bastante tímido a la hora de «dar la brasa» con mis publicaciones. Las publico, las anuncio en mis RRSS… y luego tengo la sensación de que si vuelvo a mencionarlas estoy siendo un pesado y abusando de la confianza de quien me sigue. Pero quizás haya un punto intermedio entre «estar todo el día a base de retuits» y «no retuitear nunca». Tengo un histórico de contenidos que merece la pena reflotar.
  • Cuando leí «Revolución Knowmada«, uno de los aspectos en los que más se hacía énfasis era en la realización de «posts invitados». Es decir, buscar publicar en casa de otros, de forma que puedas presentarte ante nuevos públicos que no te conocen y atraerlos hacia ti (con bonus de enlaces entrantes). Esto es algo que apenas he explorado, y que está en mi mano hacer: buscar personas afines en cuyas publicaciones tenga encaje mi mensaje, y ver si me prestan sus casas.
  • En este mismo sentido, creo que debería interactuar más (en facebook, linkedin, twitter…) con personas afines. A veces creo que soy demasiado «lobo solitario», y eso no ayuda demasiado a que otros sepan de tu existencia.
  • En un tono similar, pero cambiando el online por el offline, debería intentar «salir más». Promover charlas gratuitas, ir a eventos… en definitiva, darse a conocer a otros públicos. Aquí debería tomar un rol más activo a la hora de provocar oportunidades, de ofrecerme…

Todo esto debería ayudarme a generar un círculo virtuoso en el que los contenidos tengan más visibilidad, más viralidad, lleguen a más gente, etc… contribuyendo a la difusión del mensaje, al posicionamiento, a la autoridad…

…y que generen oportunidades de monetización

… y en última instancia, a la monetización. Que no es el objetivo principal pero oiga, también está bien y creo que hay un potencial de intercambio de valor en lo que hago.
Hasta ahora he planteado varias iniciativas orientadas a la monetización. Con un denominador común… y es que han sido demasiado tímidas, la verdad.
En un primer momento, me planteé que podría ser una buena idea montar un taller en abierto para desarrollar habilidades de aprendizaje… planteé la fecha, lo anuncié a la lista de correo, en redes sociales… y bueno, digamos que tuvo una acogida «fría». No despertó interés. Me queda la duda de si fue el planteamiento del taller, si fue el precio, si quizás fui demasiado optimista (parece que sí, que montar un taller en abierto requiere de una «base de audiencia» mucho mayor), si fui demasiado tímido al airearlo… el caso es que no cuajó, y la sensación que me quedó es que es una batalla complicada sin un «sponsor» que tenga ya a la audiencia.
Curiosamente, al hilo de esa iniciativa fallida surgió la posibilidad de hacer un taller «in company» que salió razonablemente bien (también con aprendizajes e ideas de mejora), y que estamos buscando la forma de adaptar para expandirlo dentro de esa misma compañía. Un buen primer paso (y monetización, ¡yay!) del que debería haber más. ¿Y por qué no ha habido más, os preguntaréis? Por un problema mío, con varias ramificaciones. Por un lado, varias personas (gracias Alfonso, Jaime…) me han alertado de la necesidad de definir mejor a mis públicos objetivos. ¿A quién se dirige el taller? Cuando defines un público objetivo, es más fácil generar un argumentario, y empezar a mover el producto a gente concreta. Eso es algo que debería haber hecho hace ya tiempo, y que no he hecho porque la labor comercial está fuera de mi zona de confort. Así de sencillo. Salir ahí afuera, plantear tu idea, exponerse al rechazo… Sí, lo escribo y suena ridículo, pero cada uno tenemos nuestros demonios. En fin, que está en mi mano romper esa barrera y darle vida.
Algo parecido sucede con el «paquete» que he ideado para ayudar a personas a clarificar sus prioridades de aprendizaje, un mix de formación+coaching que como digo he conceptualizado, he colgado en la web… y ahí lo tengo, sin atreverme a dar el paso de ponerlo en el escaparate, de venderlo con decisión. ¿La causa? La misma. Otra barrera a romper que está en mi mano.
Otra iniciativa que tengo en mente es montar algún curso online, con vídeos y demás. Aquí me ha echado para atrás un poco el esfuerzo de producción, y cierta aprehensión a la cámara (de hecho cuando monté el canal de youtube fue un poco pensando en «ir probando» este medio). En mente tengo lanzar alguno durante estos próximos meses, pero antes debería resolver los problemas explicados en los párrafos anteriores (porque si no me encontraré en las mismas).
En fin, como veis mucha tela que cortar… pero aquí tengo las tijeras. ¡A por ello!
PD.- Cualquier feedback, reflexión, matiz, crítica… será bienvenida, ¡gracias por adelantado!

20 estrategias para aprender mejor

  1. Ten clara tu motivación. Describe qué es lo que quieres aprender, por qué, para qué. Visualízate con esa habilidad desarrollada, y asegúrate de que te gusta lo que ves. Si no lo tienes claro, no sigas.
  2. Destruye tus pensamientos limitantes. Cada vez que te descubras poniéndote zancadillas detente a analizar ese pensamiento, y busca evidencias en contrario.
  3. Decide qué quieres aprender, y céntrate en ello. Olvídate, durante el periodo que tú definas, de todas las otras cosas que podrías aprender. Y mantén el foco.
  4. No te compares con otros. Empieza desde donde estás, y avanza un paso cada vez.
  5. Ármate de paciencia. El camino es largo, y en muchos momentos será exigente y aburrido. No tengas otras expectativas, porque no serán realistas y sólo conseguirás frustrarte.
  6. Sigue los métodos que ya existen. Puede que no sean perfectos, pero son más que suficientes y te llevarán muy lejos. No reinventes la rueda.
  7. Aprende bien lo fácil antes de ponerte con lo difícil. Y consolidalo, no seas impaciente.
  8. Paso a paso, pero sin parar. Conseguirás mejorar mucho más con el trabajo diario que con grandes arrebatos ocasionales.
  9. Toma notas de lo que vayas aprendiendo. Si no, gran parte se acabará diluyendo.
  10. Relaciona. Incorpora, con mucha frecuencia, lo que vas aprendiendo a tu “árbol del conocimiento”: el esquema que relaciona todo lo que sabes de una materia.
  11. Repite, repite y repite. Se trata de interiorizar, de llevar la habilidad al punto del reflejo automático. Y eso pasa por la repetición.
  12. Abraza el error. El error es el indicador de dónde tienes que enfocar tus esfuerzos. Siéntete cómodo en el error, porque si no tenderás a evitarlo, y si lo evitas no serás capaz de crecer.
  13. Dedica tiempo a recordar lo que has aprendido. De nada sirve dedicar tanto esfuerzo a aprender si no retenemos.
  14. Céntrate en donde tienes problemas, y trabaja hasta que dejen de serlo. Será el tiempo mejor empleado.
  15. Lleva un diario. Será la piedra de toque que te ayude a ser exigente contigo mismo.
  16. Planifica y revisa. No dejes que tus esfuerzos dependan de los impulsos y saca conclusiones para mejorar el proceso.
  17. Busca un proyecto práctico que te sirva para dirigir tu aprendizaje. Aprender “en abstracto” es más difícil, y menos productivo.
  18. Descansa. Deja que tu cerebro trabaje en la sombra. Lo necesita.
  19. Cuídate. Realiza actividad física. Aliméntate bien. Un cerebro bien tratado es un cerebro eficaz.
  20. Y disfruta. Porque, a pesar de la exigencia (o quizás precisamente por ella) pocas cosas hay más satisfactorias que aprender y desarrollar tus habilidades.

Este listado fue publicado originalmente en el ebook «Skillopment«, que puedes descargar íntegro y de forma gratuita desde aquí. Si quieres, puedes ver más contenidos sobre aprendizaje eficaz publicados en este mismo blog.

El océano infinito del conocimiento

En medio del océano

Imagínate que estás en un barco, en medio del océano. Mires hacia donde mires, no ves nada más que agua. En la línea del horizonte no se adivina ni un trozo de tierra. Da igual hacia donde avances, la perspectiva es la misma: una cantidad inmensa de agua rodeándote por todas partes.
Esta metáfora del océano la utilizo dentro del modelo Skillopment para referirme a «todo lo que podríamos aprender, si quisiéramos». Imagina que esa gran masa de agua, inacabable, inabarcable… son todos los conocimientos y habilidades que el ser humano ha desarrollado a lo largo de miles de años. Ahí está todo: la filosofía, la historia, las matemáticas, la química, la física, la biología, la tecnología, la narrativa, la poesía, la oratoria, la pintura, la música, la danza, la caza, la agricultura, la ganadería, etc, etc, etc… Mires en la dirección que mires, no ves el final. Ahí está todo. Y todo a tu disposición.
Y no es sólo la amplitud, sino también la profundidad. Si en algún punto de ese océano decides sumergirte, e iniciar el descenso, comprobarás que te resulta casi imposible tocar fondo. A cada metro que desciendas, cuanto más sepas de una materia, más niveles de profundidad se abrirán ante ti, más detalles, más matices, más sutilezas.
Y encima cada día que pasa, ese océano se hace más grande. La humanidad sigue ampliando sus horizontes, sigue profundizando en cada materia, y como resultado el volumen de conocimientos a nuestra disposición no deja de crecer de forma exponencial.
¡Es maravilloso! Ese océano está ahí, a nuestra disposición, para que alimentemos nuestros procesos de aprendizaje. Y más a día de hoy, cuando con la tecnología nuestro acceso a ese océano es más fácil y barato que nunca en la Historia.

No puedes tenerlo todo

Pero en su infinitud radica también uno de los grandes problemas de este océano: no podemos abarcarlo todo. Es absoluta y totalmente imposible. Por mucho esfuerzo que hagamos, la inmensa mayoría de ese océano quedará inexplorado para nosotros.
Si eres como yo, inquieto y curioso, ese pensamiento te generará una cierta melancolía. Saber que hay tantas cosas de las que nunca llegaré a saber nada, ni siquiera de forma superficial. Tanta riqueza, y tan poco tiempo… Pero no sirve de nada dejarse arrastrar por la melancolía. Lo que es, es. Y una de las claves del aprendizaje eficaz es aceptarlo, y abordar nuestra relación con ese océano infinito del conocimiento de forma productiva.

Cuatro pasos para aprovechar el océano del conocimiento

Tengamos en cuenta que, si nos estamos acercando a este océano no es para “pasar el rato” (si ése es el caso… !simplemente relájate y disfruta del baño!), si no para obtener de él lo que necesitamos (ni más, ni menos) para alimentar nuestro proceso de aprendizaje. ¿En qué se traduce esto? En olvidarnos de lo amplio y profundo que es el océano, y centrarnos en aprovecharlo. Esto implica:

  • Acotar lo que queremos explorar en él, y por lo tanto olvidarnos de todo lo demás.
  • Seleccionar las fuentes de las que vamos a alimentarnos, y hacerlo de manera eficiente.
  • Incorporar lo nuevo a lo que ya sabemos, filtrando aquello que resulta relevante y descartando lo que no.
  • Seguir las pistas que vayamos descubriendo en nuestro proceso para determinar cuáles son los siguientes pasos.

Esta actitud de “proactividad focalizada” (“proactividad” porque nosotros dirigimos nuestra atención, en vez de dejar que sea dirigida por estímulos externos; y “focalizada” porque nos centramos en aquello que queremos obtener y obviamos todo lo demás), apoyada en una serie de técnicas y herramientas, es la base del aprendizaje eficaz, ya que sin ella nos encontraremos chapoteando sin fin en ese océano del conocimiento, saltando de interés en interés, de fuente en fuente… diluyendo nuestros esfuerzos mientras perseguimos un imposible.
Porque recuerda: podemos aprender cualquier cosa, pero no podemos aprenderlo todo.
También puedes ver el vídeo que hice sobre este tema en mi canal de Youtube

O escuchar la píldora que grabé para el podcast Skillopment

PD.- Si te interesa todo esto del aprendizaje y el desarrollo de habilidades, apúntate a la newsletter de Skillopment y recibirás gratis la guía «Cómo diseñar un plan de autoaprendizaje eficaz».

Éstos son los problemas que tienes para aprender

¿Cuáles son los problemas a los que se enfrenta la gente que quiere aprender cosas nuevas?
Desde que hace unas semanas lancé mi curso gratis para aprender mejor, más de 250 personas han tenido la oportunidad de seguirlo. Al inicio del curso, lo que hago es plantear dos preguntas: «¿Qué estás intentando aprender en tu vida actualmente?» y «¿Qué dificultades encuentras?». Y si bien no todos los que han hecho el curso han participado, sí que hay una base de varias decenas de respuestas a partir de las cuáles extraer conclusiones.
Cuando planteé este arranque, me interesaba sobre todo visualizar la parte de las dificultades. ¿Cuál es el «dolor» percibido por la gente que quiere aprender cosas? ¿Qué es lo que sienten como una barrera para su aprendizaje? El objetivo es por un lado generar una reflexión a cada participante respecto a su experiencia personal, y por otro tener un input (muy valioso) respecto a cómo puedo yo aportarles valor.
Éstos son los resultados, que para mí son bastante reveladores:

Hay cuatro elementos que destacan entre los demás: la falta de constancia (mencionada por casi el 60% de los participantes), la dispersión, la falta de tiempo y la sensación de que olvidamos lo que aprendemos.
A nivel personal hago una valoración muy positiva de estos resultados, porque vienen a confirmar mis sensaciones previas, y a validar en gran medida el modelo Skillopment que estoy desarrollando. A veces tendemos a pensar que «aprender mejor» es una cuestión de tener mejores técnicas, o de revelar secretos conocidos solo por unos privilegiados; y en realidad el problema es mucho más sencillo (que no fácil de resolver). Como decía Aristóteles, «la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo».
¡Seguiremos trabajando en ello!