8 ideas básicas de marketing de contenidos para profesionales independientes


Va a hacer 13 años que abrí este blog (¡se dice pronto!). Durante la mayor parte de este tiempo he sido bastante inconsciente respecto a llevar una «estrategia editorial». Básicamente, no ha existido, y nunca me preocupó que existiera. Yo era una persona que tenía un blog, en el que volcaba mis reflexiones y mis inquietudes, y ya. Claro que siempre me ha hecho ilusión que se me leyera, y que tuve mi época de mirar las estadísticas con ansia; pero eso nunca se trasladó a un plan para hacer las cosas de una u otra manera.
Pero desde a un tiempo a esta parte he venido reflexionando un poco más sobre el papel del blog como «plataforma de visibilidad profesional», y sobre qué contenidos tiene sentido hacer, y cómo hacerlos… Mucho se ha hablado del «marketing de contenidos«, y francamente creo que especialmente muchas empresas y marcas lo han llevado bastante al terreno del absurdo. Y sin embargo, creo que especialmente en el ámbito del «profesional independiente», puede ser una herramienta fantástica para generar un vínculo con una audiencia que, llegado el caso, pueden llegar a convertirse en clientes (o prescriptores, que para el caso lo mismo da). Como personas individuales tenemos una ocasión estupenda de diferenciarnos de marcas y empresas que, por mucho que lo intenten, no pueden tener una «personalidad» que a nosotros nos viene de serie.
Seré sincero. Para mí, ése es un cambio de chip que estoy teniendo que trabajar. Pensar en mí mismo como «un profesional que ofrece servicios», y que está «utilizando el blog para conseguir clientes»… a veces me hace sentir raro, casi «sucio», como si estuviera prostituyendo el sentido del blog. Y sin embargo, me doy cuenta de hasta qué punto esa mentalidad es una barrera mental. Creo que soy un profesional valioso, capaz de aportar cosas positivas. Y no hay nada de malo en pretender vivir de ese valor, ¡todo el mundo vive del valor que aporta a los demás! ¿Qué prejuicio tonto es ése? ¡Vender es humano! Quizás he tenido muy mal concepto de «vender» durante mucho tiempo, asociándolo a prácticas intrusivas y manipuladoras, y lo que necesito es un cambio de perspectiva, una redefinición de la idea de vender
De hecho, el marketing de contenidos es una forma de «vender» que apenas tiene que ver con la imagen tradicional que tenemos de la venta. La idea básica es que si tú generas valor en forma de contenidos para una audiencia de «clientes potenciales», conseguirás establecer con ellos una relación en la que tú no les «empujas»; son ellos los que vienen a ti en busca de ese contenido que disfrutan. Y así, teniéndolos cerca, estableciendo con ellos una relación de confianza… es cuando puede surgir en ellos la intención de comprarte.
Aquí tienes una serie de ideas básicas para desarrollar una estrategia de marketing de contenidos:

1. Clarifica qué es lo que vendes

Puede parecer una obviedad, pero no lo es tanto… ¿Cuál es tu portfolio de productos/servicios? ¿Qué forma concreta toman? Es algo con lo que yo he luchado durante mucho tiempo… ¿cuál era «mi producto»? Es evidente que todos somos poliédricos, que podemos hacer más de una cosa. Y cuando estamos por libre, a veces nos puede el agobio de no cerrarnos puertas. Pero de cara a un potencial cliente tienes que poner algo en el escaparate. Cuando te visite, tiene que ser fácil para él saber «qué puedo comprar». ¿Un libro? ¿Un taller? ¿Un proyecto de consultoría para resolver tal problema? ¿Unas sesiones de coaching? ¿Qué? Si no eres capaz de concretar tu valor en algo tangible, le estás poniendo muy difícil comprarte.
Tampoco hay que volverse loco. Tu portfolio de productos/servicios puede ir evolucionando en el tiempo. Puedes inventarte otros productos, y dejar caer alguno que veas que no tenía mucho sentido. Pero tienes que empezar por algún sitio.

2. Identifica a tu cliente objetivo

No hay nada en el mundo que sea «para todos los públicos». Por mucho que queramos un mercado lo más amplio posible, tenemos que acotarlo. ¿Cuál es el colectivo que podría tener interés en lo que nosotros ofrecemos? ¿Cuáles son las variables que nos permiten segmentarlo? ¿Cuál es su perfil en definitiva?
La técnica de la «persona» puede ser muy útil de cara a fijar nuestros esfuerzos. Definir una persona concreta, con un nombre y una historia detrás, que represente al colectivo de nuestros compradores potenciales. ¿Cómo es? ¿Qué le sucede? ¿Por qué, en definitiva, podría querer comprar lo que nosotros vendemos?
Quizás suceda que tu producto/servicio es útil para más de un colectivo. Está bien, piensa en dos o tres «personas» diferentes que representen a esos colectivos diferentes. Es posible que tengas que modular tus mensajes para cada uno de ellos, y te vendrá bien tener un interlocutor simulado con el que contrastar tus ideas.

3. Piensa en qué interesa a tu cliente objetivo

Éste es el quid de la cuestión. A nadie le mueve «comprar tus productos». Lo que les mueve es otra cosa: una problemática, una aspiración, un interés más difuso. De llegar a conocer tu producto, y de llegar a comprarlo, ése sería un medio y no un fin en sí mismo.
Lo que tienes que entender es cuál es ese «fin» que persigue tu cliente objetivo. A qué aspira. De qué manera quiere reafirmarse, de qué manera quiere crecer. Cual es, en definitiva, su inquietud (que, repito, nunca es «comprarte un producto»). Es a esa inquietud a la que tienen que dar respuesta tus contenidos. Ése es el tema del que tiene sentido hablar.

4. Crea contenidos relevantes

Hemos identificado cuál es nuestra oferta, a quién se dirige, y nos hemos esforzado en entender cuál es la inquietud que mueve a ese colectivo de potenciales compradores. Ahora es el momento de darles contenidos relevantes.
¿Qué es un contenido relevante? Algo que encaja con su inquietud, entendida de manera amplia. Algo que alimenta quién es, o quién quiere ser. Algo que le permite reafirmarse en sus visión del mundo, o vislumbrar el futuro al que aspira. Algo que le resuelve un problema, que responde a un «runrún» interno.
A veces esos contenidos tomarán la forma de ideas para poner en práctica, otras veces de reflexiones, de recursos, ejemplos inspiradores, «guiaburros», críticas de libros, experiencias propias, entretenimiento puro y duro… hay decenas de contenidos que pueden encajar, siempre que orbiten alrededor de ese leit motiv.
Lo importante es entender que existe un interés previo, y tú simplemente le estás dando contenido que es relevante para ese interés.

5. Defiende una idea

Los contenidos tibios, blancos, asépticos… tienen una ventaja: que no molestan a nadie. Pero también tienen una desventaja: que no despiertan la pasión, ni las ganas de volver a por más. La clave del fracaso es intentar contentar a todo el mundo.
Cuando vayas a crear contenido, toma partido. Ten una línea editorial. Defiende una determinada posición, una forma de ver el mundo. Pon pasión en lo que digas. Por supuesto, eso alejará a algunas personas, pero acercará a otras que se sentirán identificadas con lo que defiendes.
No se trata de ser un macarra, ni de pasarse el día generando polémicas. Pero no hay que tener miedo a levantar la voz por lo que uno cree; es la única forma de generar un vínculo.

6. Sé personal

Como profesionales independientes, tenemos una ventaja respecto a marcas y empresas: somos una persona. Tenemos nuestras experiencias, nuestras anécdotas. También nuestra forma de ser. No es una desventaja competitiva, ¡al contrario! Por eso, en tus contenidos, está más que bien que dejes traslucir quién eres, que puedas poner en juego todas esas pequeñas cosas que te hacen ser tú.
Cuenta tus anécdotas, utiliza tu forma de hablar. Cuenta también tus meteduras de pata, tus reflexiones más personales. Todo eso te humaniza, te hacer más cercano.
No se te olvide que en el otro lado también hay una persona, y que se trata de establecer una conexión real, genuina, con ella.

7. Ten paciencia

Esto no va de que tú escribes un artículo, y la gente se vuelve loca a comprarte. No, estás forjando relaciones de confianza, y las relaciones llevan tiempo. Es más, la inmensa mayoría de las personas que te lean (o te escuchen, o te vean…) no te van a comprar nada nunca. ¡No importa! Esas relaciones son importantes en sí mismas, te están dando (con su atención continuada en el tiempo) muchas oportunidades. Te están permitiendo conocerles, te ofrecen la oportunidad de afinar tus productos, tu discurso…
Y también te están ayudando a expandir tu visibilidad, porque si realmente conectan contigo es más fácil que le hablen de ti a otras personas que, quizás, sí acaben comprándote.

8. ¿Y cuándo ofrezco mis productos?

Nunca.
Bueno, casi nunca. Tus productos y servicios deben estar ahí, y está bien que quienes consumen tus contenidos sepan que los vendes. Pero eso se dice muy fácil y muy rápido, y no hay que estar dando la turra con ello cada dos por tres. Quizás de vez en cuando, el contexto de lo que les cuentas puede hacer muy lógico que les deslices un pequeño recordatorio (¡muy rápido!), y ya está.
Recuerda que tus productos y servicios te interesan a ti, no a la persona que consume tus contenidos. Ellos vienen aquí a otra cosa, y si tú te excedes (y es muy fácil excederse) en tus acciones «de venta» van a sentirse (con razón) no como alguien con quien estás construyendo una relación genuina, sino como una presa a la que le has puesto el cebo para abalanzarte sobre ella en cuanto puedas.
Y a nadie le gusta sentirse una presa.
 
 

El vértigo de estar por tu cuenta

Angustia
Hace unos días me confesaba un amigo, que daba sus primeros pasos como «profesional independiente», la montaña rusa emocional en la que se encontraba. Después de unas semanas de optimismo desbordante, afrontaba una etapa más oscura, de miedo y dudas paralizantes, de noches sin dormir.
Le entendí tan bien…
Salir a «campo abierto» tiene un primer efecto euforizante, «soy dueño de mi propio destino, las posibilidades son infinitas, todo está en mi mano». Pero hay fases de agorafobia profunda, «qué voy a hacer yo, ¿estoy yendo a algún sitio?, no tengo ni idea de por dónde ir, quién me manda, y si no funciona, yo no valgo para esto, los hay mucho mejores que yo». Pasa un día, pasa otro, lo que pensabas que iba a funcionar no funciona, te agobias. Es así, le pasaba a mi amigo, como me pasa a mí, y le pasa a todo el mundo… solo que esa parte la barremos bajo la alfombra y tendemos a comérnosla en solitario.
Cuando vienen esas etapas oscuras, empezamos a añorar la otra situación. La de trabajar por cuenta ajena, la de estar metidos en una rueda donde hay otros que marcan nuestro día a día (sin recordar lo hasta el gorro que estábamos de reuniones inútiles, de jefes que dan bandazos, de politiqueo asqueroso, de no ser dueños de nuestro tiempo…), la de la nómina calentita al final de mes. Empezamos a sentirnos como Ícaro, a reprocharnos a nosotros mismos que quisimos perseguir una quimera y acabamos volando demasiado cerca del sol. Debimos conformarnos con lo que teníamos, ¿quién nos creímos que éramos?.
Pero la realidad es que ese «mundo feliz» que añoramos no existe. Me lo contaba un antiguo jefe con el que charlaba de estas cosas: «No te pienses que trabajando por cuenta ajena la situación es muy distinta; si no vendes, si no eres rentable, las organizaciones prescinden de ti. Quizás tengas unos meses más de margen de maniobra, pero la realidad es la misma». Lo decía él, socio de consultoría, que era el responsable directo de generar negocio. Pero al final, todo el que trabaja por cuenta ajena está en la misma situación: dependes de que el negocio vaya bien, dependes de que tu trabajo sea rentable. Si no, cualquier día llega el recorte, el ERE, el finiquito… y estás en las mismas. Pensar que por «tener un empleo» eres inmune a la dinámica del mercado es querer ponerse una venda en los ojos, una ficción de cartón piedra para tranquilizar la conciencia. Pero el día menos pensado se cae la venda y te enfrentas a la cruda realidad.
Así que no queda otra que, partiendo de la aceptación de la realidad, y asumiendo la gestión de las emociones que de forma inevitable van a ir surgiendo, seguir adelante. La parálisis no es una opción, hay que seguir. Seguir andando nuestro camino, seguir probando cosas, seguir fallando, seguir corrigiendo. Seguir buscando, seguir aprendiendo.

Historias de profesionales independientes: Maider Gorostidi

(Esta entrevista pertenece a la serie de «Historias de profesionales independientes«, puedes ver más en este enlace)
Continúo con la serie de profesionales independientes. Esta vez la protagonista es Maider Gorostidi, y su proyecto Funts Project. Dentro de esta serie de entrevistas, el caso de Maider es importante para mí, porque es la primera vez que salgo de mi «círculo inmediato»; sí, hay conocidos comunes, y compartimos mundillo de «cambio organizativo» y «consultoría artesana», pero no dejaba de ser abordar a una persona sin la seguridad que te da el tener una relación previa. Así que estoy doblemente agradecido a Maider, por haberse dejado «asaltar» y permitirme explorar más allá del terreno conocido, y dejarme hurgar en su vivencia como profesional independiente.

unspecified-2

Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional, ¿cómo has evolucionado? ¿cómo llegaste a ser un “profesional independiente”?
Llegué a ser profesional independiente hace un año y medio. Tengo 43 años. Creo que este era un paso más en mi desarrollo profesional. Hace unos años hice análisis de mi trayectoria profesional y me di cuenta de que tenía patrones que se repetían cada 3 años: empezaba un nuevo trabajo en una nueva organización o en otro departamento y al de 3 años sentía “un techo” al que había llegado. Tenía la sensación de que yo ya no iba a aportar más al lugar en el que estoy y de que ese lugar o trabajo tampoco me iba a aportar más. En esos ciclos se produce un “choque” y es este el que me hace avanzar hasta donde estoy hoy.
Confieso que estos ciclos han sido dolorosos porque, culturalmente, tampoco estamos acostumbrados a que sea algo natural la necesidad de cambio; vivimos más en un estado de semi-resignación y cultura de permanencia que de cambio. Y esto no me ha ayudado a que los procesos de transición hayan sido tranquilos. En ocasiones los he vivido con sentimiento de culpabilidad por sentir esa punzada de insatisfacción recurrente.
Pero lo positivo que acompañaba estos procesos siempre ha sido el impulso, la necesidad de hacer cosas diferentes, de aprender algo nuevo, de sentir la tensión del reto; a esta sensación se le une, en esta última etapa, la necesidad de hacer algo propio, algo que cree yo.

Culturalmente, no estamos acostumbrados a que sea algo natural la necesidad de cambio; vivimos más en un estado de semi-resignación y cultura de permanencia que de cambio.

 
¿Qué es FuntsProject, y qué buscabas con el proyecto?
Buscaba crear algo propio y crear algo en lo que creo.
En estos momentos, tras haber vivido varios «ciclos profesionales» de esos a los que te referías… ¿dirías que te has «acostumbrado» a esa sensación de cambio? ¿cuentas ya con la idea de que, dentro de X tiempo, volverás a estar en esa disyuntiva? ¿Te preparas para «asomarte al vértigo» de alguna manera; dirías incluso que lo buscas?
Paradójicamente, en el momento de mayor incertidumbre de mi vida profesional el futuro no me preocupa. Sé que se cerrarán fases y se abrirán otras nuevas, pero “me trabajo” para no reproducir patrones que no me ayudan. Creo que el vértigo está presente en mi opción profesional como autónoma, profesional independiente; pero también siento que el crecimiento es exponencial cuando soy capaz de afrontar ese vértigo. En ese sentido, y respondiendo a tu pregunta de si lo busco o no, te diré que conscientemente no lo busco, pero tengo conciencia y experiencia del poder del subconsciente y no me extrañaría que desde ahí fuese una situación buscada.
¿Qué es lo que más valoras de ser “profesional independiente”?
La diversidad. Trabajar con gente distinta, trabajar en proyectos diferentes, trabajar para organizaciones diversas y hacer distintos tipos de trabajos.
La libertad de la autogestión, con el peligro que eso supone por el “enganche” que produce trabajar en aquello que te gusta y de la manera que te gusta.
El contraste, la compañía. En mi caso, embarcarme con alguien en esta andadura. Tener contraste diario de lo que hacemos.
¿Cuáles son las mayores dificultades que ves en el camino de un «independiente»?
Como mujer, madre y compañera, la desconexión de mi trabajo. Disfruto con lo que hago y de lo que hago. Trabajo en mi casa y me resulta complicado dejar de trabajar y activarme en modo, por ejemplo “madre”. Esto me obliga a estructurar mejor los tiempos y las dedicaciones y a controlar la necesidad de seguir haciendo.
En mi caso particular, vender lo que hago. El acompañamiento en el cambio en las organizaciones no siempre se ve ni se prioriza. Necesitamos facturar para vivir y, como decía una amiga mía: “ahí fuera hace mucho frío”.
El aguante, la paciencia que se necesita para resistir momentos más bajos en los que las cosas no salen como una desea.
En ese proceso de venta, que planteas como «dificultoso»… ¿qué estrategias te planteas? ¿Cómo sería tu proceso de venta?
El proceso de venta es una conversación, un diálogo donde pretendo conocer “al otro” y ofrecerle una mirada desde mi lugar por si le pudiera servir. Las herramientas que tengo las pongo a disposición de la propuesta que trabajemos. Esta manera de hacer o vender no es sencilla pero es en la que creo. Planear sobre hipótesis para construir posibilidades conjuntas de abordarlas.

El proceso de venta es una conversación, un diálogo donde pretendo conocer “al otro” y ofrecerle una mirada desde mi lugar por si le pudiera servir

En esa necesidad de «facturar para vivir» muchas veces corremos el riesgo de perder el foco, de hacer «trabajos alimenticios» que no son lo que nos habíamos propuesto y así diluir nuestros esfuerzos. ¿Cómo gestionas tú ese equilibrio?
De momento no me he visto en la situación extrema de tener que aceptar “trabajos alimenticios” pero no porque haga cosas que según ojos ajenos puedan desviarse de nuestro propósito, seguro que hay gente que lo ve así. A todos los trabajos que hago, aunque no parezcan centrados en lo que en apariencia nos “atañe”, les encuentro un sentido y me parecen una oportunidad de aprender algo nuevo.
¿Qué estrategias sigues para intentar «separar» (o «combinar mejor», quizás) esas facetas profesionales/personales que tanto se nos suelen mezclar?
No puedo parcelar mi vida, soy un todo y ambas facetas se alimentan. Tengo la suerte de compartir proyecto de vida con alguien que también piensa y vive así.

No puedo parcelar mi vida, soy un todo y lo profesional y lo personal son facetas que se alimentan

¿Qué habilidades crees que son fundamentales cuando uno está por su cuenta?
Paciencia, como decía antes, para afrontar tormentas.
Tener una buena red de apoyo y contraste, de confianza, que te ayude a crecer.
Saberte siempre incompleta y actualizarte constantemente en habilidades o conocimientos propios de la profesión.
Tener un hobby o más de uno que te ayude a “salir” de tu monotema.
Disfrutar con la sensación de reto.
Compartir sin pensar en que compites con otras personas que hacen cosas similares.
Conversar mucho y bien.
Aprender de otras personas y enseñar a otras personas.
Asomarte al vértigo cada “x” tiempo para avanzar.
Hablas de la importancia de la «red de apoyo» y del contraste. ¿Cómo enfocas tú el desarrollo y cuidado de esa red?
Llamadas, cafés, comidas, skypes, que mensualmente se buscan, se provocan, se cuidan para que sucedan. En esos encuentros hablo de las cosas en las que estoy y pregunto a esas personas de la red en qué cosas están.
También confío en mi capacidad para conectar ideas aunque obedezca a la mera intuición. En ocasiones, mientras escucho a las personas con las que he quedado, no sé si llego a comprender del todo lo que me quieren decir pero lo que escucho me conecta a otras conversaciones u otras personas. Tener la libertad de expresarlo, de hablarlo con todas esas personas, de contrastarlo y de intentar hacer algo con esos hilos transparentes es cómo yo enfoco ese cuidado y desarrollo de la red. Hacer esto con frecuencia es un lujo porque hay mucha gente muy interesante alrededor.
¿Qué herramientas utilizas para facilitarte el trabajo?
Ordenador, libros, buenas bases de documentación y búsqueda de información para la investigación. Aplicaciones en red de archivo y gestión de documentación, accesible, sencilla y gratuita.
¿Qué reacciones sueles encontrar a tu alrededor (entorno familiar, amigos, conocidos, etc.) cuando conocen tu forma de trabajar?
De mis pares hubo un reconocimiento de “valentía” por dar el salto y establecerme mi cuenta. Algunas personas manifestaron sentir envidia y reconocían que no podían permitirse esa situación.
A medida que avanzo en mi trabajo, algunas personas no entienden a lo que me dedico al no ser una actividad fácil de encasillar en trabajos clásicos.
Hay quienes confiesan que les gustaría gozar de la libertad de la autogestión y el trabajo desde el domicilio propio.
¿Y en el ámbito profesional? ¿Qué reacciones sueles encontrar de posibles clientes, etc. cuando conocen tu forma de trabajar?
Ninguna extraña de quienes conocen esa manera de trabajar.
¿Cómo crees que evolucionará el mundo del trabajo? ¿Qué rol crees que jugarán los profesionales independientes en él?
El futuro del mundo del trabajo me lo imagino mixto, un espacio donde convivirán estructuras y trabajos de todo tipo, más clásicas, más modernas. Todo ello convivirá en el ecosistema laboral.
Los profesionales independientes son pequeños nodos que se juntan en función de las respuestas a armar para las necesidades que se tengan que hacer frente. Rápidas, variadas, complementarias, pueden llegar lejos. Son necesarios por su versatilidad, flexibilidad, adaptabilidad. Las empresas tienen en los profesionales independientes el recurso fácil a la hora de contratar para desarrollar proyectos distintos en sus propias organizaciones: más rapidez para crear productos o servicios distintos sin que la empresa arriesgue demasiado.
Cuando hablamos de las empresas que trabajan con profesionales independientes… ¿cómo crees que es el encaje actualmente? ¿qué crees que podría hacerse mejor, tanto desde el punto de vista de la empresa como de los profesionales, para que esas relaciones fuesen más fluidas?
Creo que el valor del profesional independiente en la empresa es positivo, no tanto por el profesional en sí o sus conocimientos como por el lugar que le otorga la empresa en la relación que establecen. Es ese “externo”, ese “ajeno”, ese con el que no existe una relación jerárquica. Y esto también sucede desde el lado del profesional: se siente libre para hablar, opinar, aflorar cuestiones que estando dentro del sistema tal vez no haría. Creo que el lugar en el que ambos interlocutores se sitúan es positivo para avanzar en los desafíos de las organizaciones para navegar estas nuevas aguas.
Pienso que estos modelos necesitan explorarse más, mejorarse, explotarse para que todas las partes sigan ganando y el sistema también.

Creo que el lugar en el que profesional independiente y empresa cliente se sitúan es positivo para avanzar en los desafíos de las organizaciones para navegar estas nuevas aguas

Historias de profesionales independientes: Jeroen Sangers

(Esta entrevista pertenece a la serie de «Historias de profesionales independientes«, puedes ver más en este enlace)
Siempre he conocido a Jeroen Sangers como un «experto en productividad». Su blog, El Canasto, era y sigue siendo una de las referencias omnipresentes cuando yo empecé a interesarme por el tema. Por eso me resulta fascinante haber podido rascar un poco y descubrir la historia de este holandés de nacimiento e ilerdense de adopción, y cómo hizo la transición entre su vocación de químico, su «profesión tradicional» de informático y su nueva ocupación como experto en productividad personal. Siempre, por supuesto, de forma productiva :).

Jeroen Sangers

Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional, ¿cómo has evolucionado? ¿cómo llegaste a ser un “profesional independiente”?
Mi trayectoria profesional consiste básicamente de un proceso de crecimiento continuo con un gran salto no-planificado cada diez años. Desde pequeño siempre me ha fascinado la química y he estado trabajando ya desde el instituto en conseguir este sueño.
Cuando ya estaba estudiando en la universidad, descubrí una nueva profesión aun más interesante: la informática o, cómo lo llamemos entonces, la automatización. Terminó mi carrera en la química, pero ya especializado en la quimiometría, usando modelos estadísticas en la interpretación automatizada de resultados de experimentos químicos. Nunca he trabajado como químico, porque el mercado laboral de la informática estaba en auge. Empezó a trabajar en el helpdesk de un multinacional y rápidamente me convertí en consultor especializado en el monitoreo de grandes sistemas informáticos trabajando por bancos, aerolíneas y otros grandes empresas.
El siguiente salto de carrera hizo por amor, porque quería vivir con mi novia en Lleida. Debido a la geografía de España no podía continuar haciendo el mismo tipo de trabajo, porque todas las grandes empresas están concentrados en Madrid y Barcelona (en Holanda no hay tanta centralización geográfica de las empresas). Finalmente encontró una empresa de informática en Lleida, dónde empezó como técnico. Después de unos meses, debido a mis conocimientos de idiomas me trasladaron al departamento internacional, dónde trabajé como comercial y product manager.
Mientras tanto, como afición, empezó a escribir sobre la productividad personal en mi blog el Canasto. Por mi gran sorpresa, el blog ha tenido un gran éxito casi desde el principio, con más de 1.000 visitas en el primer mes, y ha ido creciendo cada año. Poco a poco también llegaron peticiones de empresas que estaban buscando formación en la efectividad personal. En principio no quería hacerlo, pero después de unos años decidí probarlo con algunas empresas de confianza. ¡Me gustó mucho!
Hace ya un poco más de cinco años, mi hobby ha crecido tanto que ya no era posible de hacerlo a lado de un trabajo por cuenta ajena a tiempo completo. Tenía que tomar una decisión. Creo que ha sido una de las decisiones más difíciles en mi vida, porque la vida de un ‘profesional independiente’ no me apetecía nada.
En mi familia sólo hay dos emprendedores, y son de estos que nunca veo porque siempre están trabajando. Además, tengo una enorme alergia al papeleo y soy bastante vago — ¡tener alguien quien te dice lo que hay que hacer es muy cómodo!
Finalmente decidí lanzarme y dedicarme a tiempo completo a la formación en la productividad personal, y no me lo he resentido en ningún momento. La vida de un autónomo no es tan complicado como me parecía, especialmente desde que descubrí que es posible pagar a un gestor para hacer la parte desagradable del negocio.
¿Qué es lo que más valoras de ser “profesional independiente”?
Sin duda, la independencia y libertad que tengo ahora.
Por ejemplo, esta semana mis padres vienen a visitarme. Cuando trabajaba por cuenta ajena, mi mujer tenía que buscarlos al aeropuerto y sólo podía estar con ellos por la noche. Ahora soy yo quien va a recogerlos y además puedo tomarme las tarde libres para pasar más tiempo juntos.
Lo que también valoro es que puedo hacer las cosas exactamente como a mi me gusta. Eso también facilito el proceso comercial, porque sé que estoy ofreciendo el mejor servicio posible que además está 100% alineado con mis valores.

Valoro hacer las cosas exactamente como a mi me gusta. Eso también facilito el proceso comercial, porque sé que estoy ofreciendo el mejor servicio posible que además está 100% alineado con mis valores

Como ‘profesional independiente’ también aprendes mucho. Antes sólo tenía que preocuparme de los contenidos de mi trabajo. Tenía conocimientos muy profundos de un numero bastante limitado de temas. Ahora puede decir que realmente tengo el perfil ‘T’ de conocimiento.
Finalmente, valoro también mucho el placer de lograr resultados que dependen mayoritariamente de mi.
¿Cuáles son las mayores dificultades que ves en el camino de un «independiente»?
Como ya he dicho arriba, soy alérgico para el papeleo. No entiendo el idioma que habla la administración pública o los gestores. Por suerte sé algo sobre la planificación del trabajo y habitualmente soy capaz de eliminar las tareas administrativas lo antes posible. Creo que el día en que la administración público aprende cómo comunicar mejor, la economía duplicaré en un instante 😉
Otra dificultad que tengo es que me cuesto mucho delegar tareas. Creo que es algo habitual entre emprendedores. Pensamos que sabemos hacer de todo y además mejor. Durante mi primer año como profesional independiente realmente he hecho todo yo mismo, incluso los trámites administrativos que tanto odio.
Desde entonces siempre he trabajado con un gestor, pero sólo en el último año he empezado a delegar sistemáticamente. En la actualidad trabajo con varios profesionales que hacen todas estas tareas que no pertenecen a núcleo de mi negocio. No obstante, todavía hay bastantes tareas que las estoy haciendo yo y que debería también delegar para poder dedicar más tiempo al desarrollo de nuevos servicios. Es difícil…
El último problema que muchos profesionales independientes encuentran es la soledad. En una empresa siempre encuentras compañeros para preguntar temas, para compartir lo que estás pensando y para tener una segunda opinión. Crear algo similar como profesional independiente es más complicado, porque los demás profesionales tienen todos sus propias prioridades y tus dudas no siempre son sus prioridades. Poco a poco estoy creando grupos de ‘mastermind’, conexiones con otros profesionales independientes y otros contactos para rellenar este vacío.
Vives en un sitio relativamente pequeño, fuera del circuito habitual de grandes ciudades. ¿Cómo afecta eso a tu capacidad de relacionarte con otros profesionales, de generar proyectos, etc? ¿Cómo gestionas esa situación?
Una de las grandes diferencias entre los Países Bajos y España es la centralización que hay aquí. En Holanda hay mucho más ‘vida’ fuera de las grandes ciudades. De hecho, la mayoría de las grandes empresas prefieren establecerse en zonas más accesibles y con menos problemas de tráfico. Aquí en España he notado que gran parte de las empresas están en Madrid y Barcelona.
Vivo en Lleida principalmente por la calidad de vida que hay en las ciudades más pequeñas. En cuanto a mi trabajo, no es un gran problema porque Lleida está muy bien comunicado. En tren puedo estar en Barcelona en una hora y estoy a dos horas de Madrid.
Además, en la actualidad es bastante fácil hacer gran parte del trabajo a distancia. Suscribo la filosofía ‘knowmad’. Hace unos años aún tenía bastantes reuniones con (posibles) clientes, pero ahora hago todo por videoconferencia o a través de herramientas online para gestionar proyectos.
En cuanto a las relaciones con otros profesionales, obviamente también en sitios pequeños hay posibilidad de relacionarte. De hecho, puede ser incluso más fácil, porque siempre encuentro las mismas caras en los eventos 😉
Finalmente, para estar un poco acompañado en el día a día he creado un grupo de Coworking Virtual dónde puedo conversar con otros profesionales independientes, pedir feedback en mis ideas y aprender de lo que hacen los demás.
¿Qué habilidades crees que son fundamentales cuando uno está por su cuenta?
Creo que cualquier profesional independiente debe tener visión y capacidad de autogestión.
Demasiados profesionales trabajan sin visión y acaban abrumados por el trabajo. Si no sabes qué quieres conseguir, resulta muy difícil avanzar e imposible decir “No”. Luego, para realizar esta visión, necesitas tener la capacidad de organizar bien tu trabajo y priorizar.
Además de esto, nunca viene malo tener enfoque y la capacidad de eliminar todo lo que no te ayuda a cumplir tus objetivos.

Creo que cualquier profesional independiente debe tener visión y capacidad de autogestión

¿Qué herramientas utilizas para facilitarte el trabajo?
Mi herramienta principal es mi mente. Cuando más trabajo hay, más importante es parar un momento para pensar qué hay que hacer y qué no. Procuro reservar cada semana al menos una mañana para reflexionar, planificar mis proyectos y ser creativo. Es un tiempo en que estoy solo con mi bolígrafo y el bloc de notas y creo que es la mañana más productiva de la semana. En general, dedicamos demasiado poco tiempo a pensar.
Además de mi mente, utilizo un montón de herramientas para ejecutar el trabajo. En la elección de herramientas sigo la filosofía UNIX: es mejor usar varias herramientas que hacen una cosa pequeña muy bien que una herramienta compleja que intenta hacer de todo.

Cuando más trabajo hay, más importante es parar un momento para pensar qué hay que hacer y qué no

¿Qué reacciones sueles encontrar a tu alrededor (entorno familiar, amigos, conocidos, etc.) cuando conocen tu forma de trabajar?
La gran mayoría de mi familia y amigos trabajan o han trabajado por cuenta ajena. En ellos nota más que nada una preocupación por la inestabilidad de mi trabajo. Especialmente mis padres me preguntan al menos una vez a la semana si aún tengo trabajo suficiente. Además de la preocupación, a veces nota un poco de celosía por mi libertad en tema de horarios laborales.
Por otro lado, los pocos trabajadores ‘freelance’ en mi entorno no creen las pocas horas que trabajo habitualmente — por lo general sólo suelo trabajar por las mañanas, salvo que tengo una formación, reunión o evento programado.
¿Y en el ámbito profesional? ¿Qué reacciones sueles encontrar de posibles clientes, etc. cuando conocen tu forma de trabajar?
Muchas veces, al principio de una nueva relación comercial, primero tengo que eliminar el prejuicio de que las personas del norte de Europa han nacidas más eficaces que alguien del sur.
En cuanto a mi estatus como profesional independiente, la mayoría de mis clientes están acostumbrados a trabajar con personas como yo y nunca sale el tema en las conversaciones.
Hablas de la inquietud por el futuro que por ejemplo muestran tus padres. Algo que por otro lado es propio de nuestro rol (siempre estamos teniendo que generar nuevos trabajos). ¿Cómo gestionas tú esa inquietud? ¿Cómo es tu flujo de generación de proyectos para sentirte tranquilo? ¿Va por rachas?
Cuando empezó a trabajar por cuenta propia, eso fue mi mayor preocupación. Por eso he intentado desde el principio de diversificar mis fuentes de ingresos y de buscar ingresos recurrentes. También he procurado de tener ingresos ‘pasivos’ que no dependen de mi presencia.
En este momento, el 25% de mis ingresos viene de trabajo recurrente y por tanto es fijo cada mes. Luego tengo más o menos 50% de ingresos que es bastante estable porque vienen de mis servicios online que están en modo autopiloto. De este modo no tengo que preocuparme tanto.
En cuanto de los proyectos puntuales, en los últimos años he siempre recibido suficientes peticiones — y cada vez me llegan más — para no tener que preocuparme.
Por tu origen, ¿qué diferencias culturales notas, a la hora de trabajar en España? ¿Qué cosas te llaman la atención, tanto en positivo como en negativo?
Es difícil decir algo genérico, porque cada empresa es un mundo, pero veo dos grandes diferencias entre los Países Bajos y España:

  • El trabajo a tiempo parcial aún no ha llegado aquí. Creo que los holandeses buscan más calidad de vida y si veo mi círculo de amistades allí, hay mucha gente que trabajan sólo 2, 3 o 4 días por semana. Es algo bastante común entre personas más jóvenes con hijos pequeños que así sólo necesitan guardería para uno o dos días a la semana.
  • Por otro lado, muchos profesionales holandeses aprovechan su tiempo libre para trabajar en negro.

¿Cómo crees que evolucionará el mundo del trabajo? ¿Qué rol crees que jugarán los profesionales independientes en él?
Es claro que el progreso tecnológico está cambiando el mundo del trabajo. Preveo que hay una gran cantidad de profesiones que quedarán obsoletos en los próximos años y no solo se trata del trabajo manual. También muchas tareas de los *trabajadores de conocimiento* son fácilmente automatizables.
Cómo regla general, las tareas que requieren una reflexión más profunda, son las que tienen menos posibilidades de ser automatizados. El problema es que en la actualidad bajo la presión de tener mucho trabajo, gran parte de los profesionales dedican gran parte de su tiempo a tareas que aportan muy poca valor. Hay que dejar de hacer ‘zapping’ y volver a dedicarnos al trabajo profundo.
El incremento de la efectividad del trabajo también implicará que ya no será necesario ni posible que gran parte de la población dedicará toda la semana a generar ingresos. La solución financiera personal es complicada, pero se puede conseguir mediante herramientas como la renta básica universal. Un problema más complejo es cómo podemos dar sentido a la vida si gran parte del sentido obtenemos aportando valor para los demás.
En cuanto al rol de los profesionales independientes en este futuro, creo que es el conjunto de la población más preparado para esta nueva realidad.

Cómo regla general, las tareas que requieren una reflexión más profunda, son las que tienen menos posibilidades de ser automatizadas. El problema es que en la actualidad bajo la presión de tener mucho trabajo, gran parte de los profesionales dedican gran parte de su tiempo a tareas que aportan muy poco valor

Historias de profesionales independientes: Julen Iturbe-Ormaetxe

(Esta entrevista pertenece a la serie de «Historias de profesionales independientes«, puedes ver más en este enlace)
Julen Iturbe-Ormaetxe puede que sea el «consultor artesano» por excelencia, dominio incluido. Es otro de los «clásicos», superviviente de aquella época del advenimiento de la «blogosfera» donde éramos cuatro gatos, y donde las conversaciones fluían quizás con más facilidad y más profundidad. Son muchos años leyendo y aprendiendo de sus reflexiones sobre la consultoría, sobre la empresa y sobre el mundo y la vida en general. Empresa abierta, wikis, aprendices, bicicletas… muchos son los conceptos que fluyen en su discurso, siempre desde una posición de lúcido escepticismo.

julen160321

Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional, ¿cómo has evolucionado? ¿cómo llegaste a ser un “profesional independiente”?
Llevaba 12 años trabajando en la Corporación MONDRAGON, 6 en LKS, una empresa de consultoría y 6 en Maier, una empresa industrial que trabaja sobre todo para automoción. Creí que me hacía falta un cambio de ciclo y buscar una mayor independencia en la forma de hacer las cosas. No es que tuviera claro que el paso que daba fuera la mejor opción, pero sí sentí allá por 2003 que había llegando el momento de hacer otras cosas.
Cuando comencé a trabajar por mi cuenta la situación económica no era mala y como ya había colaborado con Mondragon Unibertsitatea, llegué a un acuerdo con ellos y comencé a impartir clases y colaborar también como consultor. Luego, al coger relevancia los temas de investigación, incorporé horas también para proyectos de investigación.
Como dice un buen amigo, Alberto Ortiz de Zárate, más que «independiente» somos profesionales «interdependientes». Tuve claro desde el principio que trabajar «por mi cuenta» era colaborar con otras personas. Al ser pequeño no queda sino hacer los proyectos en compañía. Y ahí fue como se fue fraguando la idea de Consultoría Artesana en Red.

Tuve claro desde el principio que trabajar «por mi cuenta» era colaborar con otras personas. Más que «independiente» somos profesionales «interdependientes»

Investigación, docencia, «trabajo facturable»… son tres actividades bastante diferentes. ¿Cómo se entrelazan para ti? ¿Hasta qué punto se complementan, o por el contrario entran en conflicto a la hora de asignar tiempo, foco…? ¿Cómo consigues cuadrar el círculo?
Ahora mismo estoy en una situación digamos que «anómala» porque tengo buena parte de mi tiempo ocupado con el doctorado. Mi previsión es defender la tesis en junio de 2018 y hasta entonces esto condiciona mi agenda. Pero en una situación «normal» las tres actividades son relativamente sencilla de encajar. La docencia suponen horarios fijos pero en mi caso no es excesiva esta carga. En la universidad duelo tutorizar proyectos fin de máster y fin de grado que me permite una asignación más flexible del tiempo. Por su parte, la investigación y la consultoría se llevan bien con el concepto de «proyecto». Así que por ahí no surgen demasiados problemas.
¿Qué es lo que más valoras de ser “profesional independiente”?
Creo que cada cual tiene que darse cuenta de cuál es la forma en que mejor trabaja. Yo necesito aire, autoorganizarme, coger la bici por la mañana si el día lo permite y hacerlo con la conciencia tranquila. El trabajo está ahí para que lo adaptamos cuanto podamos a cómo somos. Trabajando dentro de una organización perdemos, como es lógico, gran parte de esa libertad. Buscamos perfiles que se adapten a puestos y no puestos que se adapten a perfiles. No sé, quizá es un precio demasiado alto que no estoy dispuesto a pagar.

Cada cual tiene que darse cuenta de cuál es la forma en que mejor trabaja. El trabajo está ahí para que lo adaptamos cuanto podamos a cómo somos

¿Cuáles son las mayores dificultades que ves en el camino de un «independiente»?
En realidad no encuentro dificultades. Solo veo ventajas. Claro que a lo mejor juego con ventaja. Si quiero sentir que, de alguna manera, formo parte de una organización, solo tengo que irme a la facultad y trabajar desde allí. Lo digo porque mucha gente no llevará bien lo de trabajar desde su propio hogar. Yo no lo tuve claro hasta que lo probé. Cuando empecé a trabajar desde mi casa no sabía cómo iba a reaccionar. ¿Sería productivo? El tiempo me ha demostrado con creces que sí, que disfruto con esta forma de hacer las cosas. Hoy Internet nos ayuda a estar «junto a» si es que el problema es sentir el calor de otras personas trabajando a tu lado.
¿Qué habilidades crees que son fundamentales cuando uno está por su cuenta?
Es evidente que hay que tomar la delantera a los acontecimientos. Hay que planificar cómo son los días. Porque hace falta cierta disciplina y autocontrol, no nos vamos a engañar. Tampoco soy de los que me obsesiono por cuadricular la agenda e ir tarea a tarea hasta la victoria final. Mi cuaderno me dice lo que está pendiente y luego voy mucho por sensaciones. Muchas veces hay que hacer lo que hay que hacer porque los proyectos son plazos y hay que cumplir con los hitos temporales planificados pero otras veces podemos decidir lo que hacemos.
También me parece importante sentirse a gusto con las tecnologías porque hay mucho trabajo colaborativo que necesita una videoconferencia o compartir documentos en línea. Por otro lado, en la consultoría necesitas cierta visibilidad y no está de más mantener un blog que muestre al mundo lo que somos. Claro que de esto sabes tú tanto o más que yo, ¿no?
Me gusta mucho el concepto de «interdependientes», y me parece muy importante. ¿Cómo es para ti el proceso de generar esas relaciones, cuidarlas, seleccionarlas? ¿Cómo trabajas «tu red»?
Creo que hay dos variables evidentes y una actitud. Las variables son: complementariedad en competencias profesionales y química personal. La actitud es la de la humildad: hay gente que sabe más que tú de muchas cosas y con las que merece la pena colaborar porque nos enriquecen. Me explico algo más. Para mí lo natural cuando miras al lado artesano (yo y mis circunstancias ante un trabajo del que quiero estar orgulloso) es reconocer que alrededor de él hay gente que complementa lo que sé hacer bien. Lo lógico es que la red surja de reconocer nuestras carencias. No podemos saber de todo. Cuando captamos un proyecto: ¿sabemos todo lo necesario para afrontarlo con garantías?, ¿por qué no buscar alrededor con quién complementar competencias? Cuando inicias ese camino sucederá que hay gente con la que haces química y gente con la que no. La vida misma, ¿no? Pues eso, creo que no hay otra forma cuando eres «pequeño» 😉

Tejer tu red implica complementariedad en competencias profesionales, química personal y una actitud de humildad

Fuiste el primero al que escuché el concepto de «consultor artesano». ¿En qué consiste para ti esa artesanía, y cómo contrasta con otros enfoques de consultoría?
Yo trabajé seis años en una empresa de consultoría «mediana» y conocí de cerca la competencia de las grandes. Luego llegó el ciclo del trabajo «al otro lado», como gestor y no como consultor. Cuando decidí volver a la consultoría y hacerlo por mi cuenta, sabía lo que no quería. Y eran los modelos que había conocido. Prefería un vínculo más estrecho con el cliente y volcarme en hacer las cosas bien, hasta donde yo fuera posible. Con la suerte, debo decirlo, de que mucha gente me conocía y no había que lanzarse a vender. Por ahí empezó a fraguar lo de la consultoría artesana, pero siempre con el apellido «en red». Con el paso del tiempo, aparecieron profesionales, mujeres y hombres que compartían ese enfoque. Y así empezamos a interactuar en algunos talleres, la bola fue creciendo, lanzamos un manifiesto. Bueno, uno sabe cómo empiezan las cosas pero no cómo terminan. Mi idea de la consultoría artesana es muy simple: clientes de confianza, no muchos, profesionalidad, empatía, rigor.

Mi idea de la consultoría artesana es muy simple: clientes de confianza, no muchos, profesionalidad, empatía, rigor

¿Qué herramientas utilizas para facilitarte el trabajo?
Para mí es importante trabajar a gusto en el despacho. Soy de los que planifico… hasta cierto punto. Me gusta llevar el control de lo que hay que hacer. En ese sentido, aunque no practico un método GTD ortodoxo, sí compro algunas de sus ideas (en mi caso proceden más de mi actividad profesional vinculada a las 5S como herramienta para mejorar la productividad en el lugar de trabajo). Lo que hay que hacer tiene que estar escrito en algún sitio y cuando ya está realizado, ¡a tachar!
Siempre me he llevado bien con la tecnología aunque procuro mantener una distancia crítica. Creo que nos cuelan demasiados goles vinculados a la sociedad de consumo en que nos movemos. Pero trabajo a gusto con correo electrónico, con ofimática clásica o colaborativa, con wikis, blogs y buena parte del arsenal de lo que en su día llamamos web 2.0 y que hoy no sé muy bien qué es.
No uso ningún gestor de proyectos aunque mi sistema de trabajo de alguna forma lo lleva incorporado como concepto. Según clientes uso wikis para dar soporte a los proyectos o me apoyo en herramientas más tradicionales. No obstante, soy de los que piensa que un proyecto pide una wiki.
Has hablado estas semanas de «tus rutinas». ¿Qué valor tienen para ti esas rutinas? ¿Qué te aportan, en qué te limitan? Y por otro lado, ¿hasta qué punto crees que las rutinas son «moldeables», o por el contrario son un reflejo de la personalidad de cada uno? ¿Has creado tus rutinas, o son el resultado de ser quien eres?
Supongo que venimos de serie con cierta predisposición a ser de determinada forma. Yo no pegaría mucho por ser algo muy diferente de lo que mi equipamiento de serie aportaba. Eso sí, tengo que ver cómo aprovecho lo que los genes me han dado. Si estoy más despierto por la mañana, ¿no sería lógico aprovechar ese potencial? Si prefiero trabajar con cierto orden, ¿por qué no aplicarlo para ser más eficiente en lo profesional? Insisto, creo que hay que dejar fluir a la persona que somos. Hoy parece haber una corriente por ser maravilloso, aprovechar hasta el último segundo del tiempo y pensar en la supereficiencia. No sé, un poco más de relajación, ¿no? Cada cual que procure aprovechar lo que se le da bien.
¿Qué reacciones sueles encontrar a tu alrededor (entorno familiar, amigos, conocidos, etc.) cuando conocen tu forma de trabajar?
La mayor parte de las veces doy envidia. Aunque también hay quien dice que no podría trabajar así. Para gustos los colores, ¿no? En mi casa ya saben que soy el alma libre que dispone más o menos de su tiempo y que se puede organizar sin las rigideces de los horarios laborales. A mi alrededor en la familia tenemos a unas cuantas empleadas públicas que viven al ritmo de sus horarios laborales, aunque desde luego no diría que les va mal.
¿Y en el ámbito profesional? ¿Qué reacciones sueles encontrar de posibles clientes, etc. cuando conocen tu forma de trabajar?
Antes comentaba que vivo con una cierta bicefalia porque trabajo como profesional «interdependiente» pero también mantengo un lado «institucional» al ser profesor e investigador en Mondragon Unibertsitatea. Eso me permite jugar más con un perfil o con otro según convenga. Sí que cuando digo lo de «consultor artesano» enseguida la gente pregunta qué es eso. En este sentido que Sennett escribiera en su día El artesano fue como una especie de confirmación de que a idea original tenía sentido. Es como si Sennett nos hubiera escrito un libro de autojustificación de por qué la artesanía era un valor en pleno sigo XXI.
También sucede que cada vez hay más gente que trabaja por su cuenta. Yo en 2007 pasé de trabajar con una licencia fiscal a constituir una empresa que me sirve como «plataforma de facturación» y para dar cobijo a proyectos que requieran colaboraciones con otros profesionales. Los clientes con los que trabajo en general ya me conocen y creo que entienden que esta forma de trabajar es lógica en los tiempos actuales.
En tu «vida blogueril» dejas ver bastantes cosas de ti, desde tus hobbies ciclistas a reflexiones personales, estados de ánimo, muchas veces expones tus dudas, o tienes posicionamientos críticos… Todo esto contrasta con cierta corriente que dice que hay que «ceñirse a un tema» y limitar «lo personal». ¿Cómo ves esta (presunta) dicotomía?
Como tú sabes tan bien o mejor que yo, quienes empezamos a bloguear hace ya más de una década lo entendemos, creo de una manera que a lo mejor no es la vigente a día de hoy. Yo no puedo dejar de ser quien soy y el blog es mío. Digo allí lo que me apetece. Sin más. ¿Que me dedico a postear mis etapas en las rutas cicloturistas? Bien, he acabado colaborando con Orbea e incluso mi doctorado une pasión y profesión: bicicleta de montaña e innovación de usuario. Así de simple. Vida solo hay una aunque desplegada en múltiples facetas.

Yo no puedo dejar de ser quien soy

¿Cómo crees que evolucionará el mundo del trabajo? ¿Qué rol crees que jugarán los profesionales independientes en él?
Yo mantengo una relación de cierta distancia con el concepto de freelance. Porque no es lo mismo que esa condición sea el resultado de una decisión donde había más opciones que lo que hoy en día se vende: inventa tu propio empleo. Esta obligación de «buscarse la vida» obliga a quien no tiene ni el interés ni las habilidades a lanzarse a una cierta prostitución de sus habilidades. En vez de que te mande un patrón (en términos clásicos) ahora te manda el capital. Hay que facturar y eso supone lanzarse a una piscina donde muchas veces apenas si hay agua.

Esta obligación de «buscarse la vida» obliga a quien no tiene ni el interés ni las habilidades a lanzarse a una cierta prostitución de sus habilidades

Las empresas buscan flexibilidad y ya no hay propuestas a medio o largo plazo. Nadie parece disponer de la perspectiva suficiente para asegurar un proyecto de vida y una carrera profesional. Todo vive preso de un cortoplacismo preocupante. Y ahí los ejércitos de freelances son una herramienta que el sistema necesita. Esta es la parte peligrosa. Inseguridad por todas partes y hay facturación mientras hay trabajo. Profesionales de usar y tirar. Sí, me preocupa este nuevo estatus.
Si miro la botella medio llena también es verdad que veo en este tipo de profesionales interdependientes una manera de tomar las riendas de su vida laboral y una responsabilización sobre su desarrollo. Claro que esto es positivo y que cuenta con perspectivas halagüeñas. La estadística dice que este tipo de empleo crecerá. Esperemos que sea para bien 🙂

Si miro la botella medio llena veo en este tipo de profesionales interdependientes una manera de tomar las riendas de su vida laboral y una responsabilización sobre su desarrollo

Entiendo tu planteamiento de que «cada uno debiera poder elegir», y que es una puñeta eso de verse «obligado a facturar». En el fondo estás pidiendo un sistema donde «alguien» dé la opción de estabilidad y perspectiva, seguridad al fin y al cabo… pero lo cierto es que ese alguien va a seguir teniendo la «obligación de facturar» (ese «hay facturación mientras hay trabajo» es tan válido para las empresas como para los individuos). ¿No es un poco injusto pedir a otros (el empresario) que asuma esa posición de riesgo, para que «otros puedan tener seguridad»?
La seguridad es un término relativo. Si eliges poner en marcha una empresa, creces y contratas personas para que trabajen contigo, yo intentaría proyectar hacia el futuro. Y habrá quien entre al juego y quien no. Hoy el corto plazo está sobrevalorado. El éxito es el de mañana por la mañana. Si no lo consigues, vas mal. Yo entiendo que hoy «seguridad» es una palabra en desuso, retrógrada y hasta casi como de perdedores. Pero muchas personas necesitan seguridad. De hecho todos la necesitamos en buena medida. ¿Dónde está? ¿En una gran empresa que cuenta a sus personas por números y no tanto por su nombre y apellidos? Esa es la realidad. La despersonalización cabalga de la mano del tamaño.
Creo también que la seguridad hoy es un reto a la inteligencia. Si trabajo por mi cuenta como consultor, cómo puedo trabajar la seguridad. Quizá pueda buscar proyectos de facturación recurrente (formación por ejemplo). De hecho yo mismo, soy «medio consultor» porque en realidad desde 2003 facturo a Mondragon Unibertsitatea por un conjunto de horas que pactamos para cada curso académico en función de las actividades a desarrollar. No sé, cada cual tiene que mirar cuánto de inseguridad es capaz de soportar. Sí, hay que gestionarla porque cada vez hace más frío ahí fuera. Sennett para estas cosas me parece un autor con una mirada muy clara.

Historias de profesionales independientes: Javier Leiva

(Esta entrevista pertenece a la serie de «Historias de profesionales independientes«, puedes ver más en este enlace)
He tenido la oportunidad de seguir la trayectoria de Javier Leiva Aguilera desde hace ya un buen montón de años. Y nunca ha dejado de fascinarme la mezcla de profesionalidad y de naturalidad con la que ha afrontado (y contado) sus peripecias. Lo mismo ha llevado «la buena nueva digital» al mundo de las bibliotecas que ha reflexionado sobre la curación de contenidos o ha experimentado con Youtube, lo mismo recorre el mundo moviendo el bigote que haciendo proezas físicas. Muchos años como profesional independiente que, curiosamente, han acabado dando paso recientemente a otra etapa de «trabajar por cuenta ajena». Sobre esta transición, sobre su trayectoria y sobre más cosas charlamos un rato con él.

Javier Leiva Aguilera

(Foto cortesía de UVic-UCC)
Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional, ¿cómo has evolucionado? ¿cómo llegaste a ser un “profesional independiente”? ¿Y ahora a tu situación actual?
Resumo mi vida profesional en distintos capítulos, primero porque creo que tiene sentido como descripción de lo que ha ocurrido y segundo porque es mi manera de funcionar: cada cierto tiempo, siento que tengo la necesidad de cerrar una etapa y pasar a hacer algo distinto.
El primer capítulo duró casi 9 años. Fue la etapa previa a mi entrada a la universidad y empezó cuando una pájara adolescente me hizo abandonar los estudios de BUP. Simplemente, dejé los libros y me puse a trabajar como peón en la industria cárnica. Cinco años después ya tenía muy claro que ni de broma quería eso para toda la vida, así que retomé el estudio en horario nocturno y compaginé ambas actividades hasta finalizar el COU. Después decidí que era el momento de cambiar el trabajo físico por el intelectual, así que dejé la carne y me matriculé en la universidad.
El trabajo que había hecho durante aquellos años no me gustaba nada, pero considero que fue un aprendizaje clave en mi desarrollo profesional posterior. Aprendí a trabajar a destajo, a hacerlo en condiciones duras, a sobrevivir en entornos a menudo hostiles… y en resumen a no dormirme en los laureles. Si quieres algo, espabila… y no esperes que otros hagan el trabajo por ti.

Si quieres algo, espabila… y no esperes que otros hagan el trabajo por ti.

En la universidad estudié para ser bibliotecario, pero el funcionariado (destino tradicional de ese gremio hasta hace poco) no es lo mío y desde casi al principio tuve claro que de un modo u otro tenía que arreglármelas para trabajar por mi cuenta. De hecho, recuerdo que al terminar los estudios me presenté a una entrevista de trabajo en la biblioteca del College d’Espagne en Paris y les dije que en el futuro me veía dirigiendo mi propia empresa. Justo al soltarlo pensé que no debería haber dicho eso, pero la cosa es que me contrataron y estuve allí algo más de un año hasta que me llegó una oferta para ir a trabajar a Madrid. Mi enfoque se iba decantando cada vez más hacia el entorno digital (de hecho el trabajo en Madrid surgió gracias a que yo era uno de esos primeros locos que tenían un blog), primero desde un enfoque muy bibliotecario pero después intentando abarcar otros entornos que me permitieran acceder a un mercado en el que ofrecer mis servicios.
Finalmente, 2005 fue el año en que me establecí por mi cuenta. Fue una decisión poco meditada y mal ejecutada al principio, llevada a cabo porque era lo que me pedía el cuerpo pero sin un mínimo de planificación. Así que los primeros meses fueron bastante lamentables a nivel de facturación, pero poco a poco fui haciendo los primeros clientes, asentando mi posición y aprendiendo a hacer las cosas con un poco más de sentido. A nivel profesional los clientes quedaban contentos y me iban llevando a otros nuevos, lo que empezaron siendo trabajitos de maquetar cuatro cosas en html o hacer búsquedas de información fue derivando hacia proyectos más grandes de consultoría y mucha formación y empecé a viajar como un loco. El ritmo era frenético y a menudo enfermizo, pero al mismo tiempo fue una época de mucho disfrute en la que tuve la oportunidad de conocer a grandes profesionales en lugares que nunca había soñado visitar. En un momento dado, incluso, llegué a gestionar una cierta estructura y monté una sociedad que tiempo después volví a desmontar porque llegó un momento en que pedía un salto que ni quería ni me sentía en condiciones de dar.
Diez años después, me sentía estancado y encasillado como profesional y necesitaba un cambio, así que cuando surgió una oportunidad laboral interesante a partir de un proyecto de consultoría decidí empezar un nuevo capítulo. Desde el año pasado dirijo el proyecto de transformación digital de la Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya.
¿Qué es lo que más valorabas en tu etapa de “profesional independiente”?
La independencia, justamente, además de autonomía y flexibilidad.
No es cierto eso que dicen de que como independiente no tienes jefes… sino al contrario: cada cliente es un jefe en cierto modo. Pero tú como profesional que se valora y que quiere ser valorado debes ser capaz de aportar tu criterio, de decir las cosas que el otro no quiere escuchar pero que es necesario decir… en definitiva, de aportar el valor por el que se supone que te contratan.

Como profesional que se valora y que quiere ser valorado debes ser capaz de aportar tu criterio, de decir las cosas que el otro no quiere escuchar pero que es necesario decir… en definitiva, de aportar el valor por el que se supone que te contratan

Al mismo tiempo, debes ser flexible y ser capaz de desprenderte de dogmas. Las cosas no siempre son como uno cree, o a veces sí y otras no porque cada contexto es distinto. El concepto de flexibilidad también lo aplico a un ámbito más práctico: trabajar por tu cuenta (al menos del modo en que yo lo hacía) te permite mucho margen de maniobra a la hora de gestionar horarios, días de trabajo y de ocio (en este caso hay que reconocerlo: el margen es mucho menor). Eso es muy importante para mi.
Y finalmente, un concepto muy relacionado con lo anterior es el de autonomía. Soy autónomo porque soy independiente y porque soy responsable de mi mismo. Con sus ventajas y con sus inconvenientes.
Tras estos meses de «volver al redil»… ¿qué es lo que más echas de menos de tu etapa independiente? Y en paralelo, ¿en qué cosas sientes que estás mejor?
Aunque siga conservando un buen grado de autonomía y mi responsabilidad lleve asociada capacidad de decisión, no dejo de estar en un entorno mucho más grande y complejo que el anterior en el que ya no tengo la última palabra en muchas ocasiones. Es lógico, pues el proyecto en el que trabajo forma parte de un engranaje mayor, pero a veces sí he notado esa sensación de tener algo muy claro (otra cosa es que fuera acertado o no) pero no poder ir hacia la dirección que quería porque había que esperar o simplemente porque la decisión “desde arriba” era otra.
Aun así, debo poner en valor que en mi trabajo actual conservo bastante todo lo anterior (hasta un límite, claro, pero en lo esencial sí). Eso me permite estar aprendiendo de un nuevo mundo y desarrollando un proyecto que como autónomo no podía desarrollar sin haber perdido toda la libertad en el camino. Por eso el cambio no ha sido nada traumático para mi.
Por otra parte el mismo hecho de estar dentro de algo más grande que tu mismo es bueno en otros aspectos y te permite contar con apoyos que antes había que buscar fuera. Servicios audiovisuales, contabilidad, marketing, gestión de viajes, etc., son ayudas con las que antes no contaba.
¿Cuáles son las mayores dificultades que ves en el camino de un «independiente»?
Creo que las principales dificultades como independiente estaban ligadas a la carencia de una formación integral que me hacían estar cojo en algunas áreas. Concretando, creo que era muy bueno en la parte técnica de mi trabajo (porque seguía aprendiendo todo el tiempo, claro) pero tenía mucho margen de mejora en otras. La acción de ventas, por ejemplo, ha sido siempre uno de mis puntos flacos.
¿Y cómo hacías para solventar esas áreas de mejora?
Siempre ha sido todo bastante sobre la marcha en ese aspecto: ante la necesidad percibida, la solución buscada. Si necesitaba aprender algo buscaba cómo hacerlo y me ponía a ello. Algunas veces costaba más, otras menos, pero más o menos he ido avanzando.
Otra dificultad, que creo que se relaciona muy estrechamente con lo anterior, es la falta de confianza a la hora de atreverme con según qué cosas. Antes he comentado que en un momento dado monté una sociedad y la desmonté al cabo del tiempo. La decisión de desmontarla tuvo que ver con no querer crecer hasta más de un cierto punto, y ese no querer crecer tenía que ver con dos miedos: perder autonomía y flexibilidad por tener que comprometerme con una estructura más grande, y no ser capaz de gestionar la nueva complejidad. Esta nueva etapa que estoy viviendo ahora me está haciendo ver que el segundo miedo era infundado, pero… así era como lo vivía en aquel momento.
Esos miedos de los que hablas… ¿cómo los afrontabas, teniendo en cuenta que «estabas solo»? ¿Lo harías hoy de forma distinta?
Seguramente hoy en día buscaría eso que decía que tengo y que no tenía antes: ayuda externa. Quizá uno de mis grandes defectos ha sido querer solucionarlo todo por mi mismo, y eso a veces puede ser bueno pero muchas otras veces no te lleva donde quieres o te lleva a un ritmo demasiado lento.
¿Qué habilidades crees que son fundamentales cuando uno está por su cuenta?
Seguramente lo crítico es ser capaz de aprender las nuevas habilidades que vas necesitando a medida que evolucionas. Enseguida me di cuenta de que el síndrome del impostor no solo es normal, sino positivo… porque indica que te estás exigiendo ir un paso más allá todo el tiempo. Hay que estar abierto a identificar la propias carencias sin caer en dramas sino con la vista puesta en cubrirlas lo mejor que se pueda.

Lo crítico es ser capaz de aprender las nuevas habilidades que vas necesitando a medida que evolucionas

«Aprender nuevas habilidades»… ¿cómo concretas esa «capacidad»? ¿Qué hábitos, acciones… pones en práctica para que esa declaración de intenciones se transforme en realidad?
Creo que tiene bastante relación con una de las preguntas anteriores. Soy bastante impulsivo, así que cuando creo que necesito hacer algo pero no tengo todavía las destrezas para hacerlo… normalmente me pongo enseguida a intentar aprenderlas. Eso es bueno porque no sufro mucho de parálisis por análisis, y es malo porque me equivoco muchas veces. Sin embargo, suelo ser bastante persistente así que acostumbro a acabar aprendiendo lo que decido empezar a aprender siempre y cuando considere que es realmente crítico para mi.
Como todo tiene dos caras, también hay habilidades que no he adquirido porque de entrada me han parecido demasiado difíciles. Algunas veces he podido superar ese bloqueo inicial, pero no siempre (y creo que es un error porque seguramente no eran tan difíciles).
¿Qué herramientas utilizas para facilitarte el trabajo?
Creo que lo importante es poder construir un sistema de trabajo robusto pero flexible, que se pueda adaptar a lo que vamos necesitando en cada momento, y después poner las herramientas adecuadas para nosotros. Parece de perogrullo pero a menudo se hace al revés, y es cuando la cosa no funciona.
Debo decir que es muy raro que use papel. Casi todo lo hago con el móvil o el ordenador (últimamente y a modo de experimento me estoy obligando a tomar notas en una libreta cuando leo libros y después a hacer fichas, pero no sé si me acostumbraré y/o me resultará útil).
Ahí van algunas de las que me acompañan de forma diaria:
Cloud Magic en el móvil y Gmail / Mail en el ordenador.
Sunrise Calendar (que está a punto de desaparecer y supongo que sustituiré por Google Calendar).
Todoist para gestionar tareas y a veces para tomar notas.
Xmind para hacer esquemas y mapas mentales.
Evernote para guardar documentación relevante relacionada con proyectos.
Scrivener para escribir.
ICompta para llevar las cuentas (cuando facturaba usaba Factura).
Pocket para leer artículos en bloque.
Uso muchos más chismes, pero esos son las que utilizo de forma muy intensiva (y si siguiera ya estaría entrando en un terreno más difuso).
¿Qué reacciones solías encontrar a tu alrededor (entorno familiar, amigos, conocidos, etc.) cuando conocían tu forma de trabajar?
Les resulta extraño y, en general, creo que me toman por una especie de freak. Por un lado está el uso intensivo de la tecnología, por otro el hecho de no tener un horario ni un lugar fijo de trabajo y por el otro la dificultad de entender en qué trabajo exactamente. No hay solución, vaya 🙂
¿Y en el ámbito profesional? ¿Qué reacciones sueles encontrar de posibles clientes, etc. cuando conocen tu forma de trabajar?
En ocasiones veo que otras personas se abruman cuando ven mi manera de trabajar y mi relación con la tecnología. Al revés de lo que yo creo que debe parecer, me sorprende que a menudo la gente me transmite la idea de que soy una persona muy organizada.
¿Cómo crees que evolucionará el mundo del trabajo? ¿Qué rol crees que jugarán los profesionales independientes en él?
El empleo para toda la vida es una idea que veo ya como muy lejana. No solo eso, de hecho, sino también la idea de una profesión para toda la vida. Todo cambia muy rápidamente y quien quiera ser competitivo debe estar abierto a aprender todo el tiempo, a aceptar que los nuevos retos pueden demandar grandes cambios y que estos deberán realizarse en muchos casos sobre la marcha. Ideal para profesionales independientes, supongo…

Todo cambia muy rápidamente y quien quiera ser competitivo debe estar abierto a aprender todo el tiempo, a aceptar que los nuevos retos pueden demandar grandes cambios y que estos deberán realizarse en muchos casos sobre la marcha

¿Y cómo vives tú esa sensación de que «no hay empleo para toda la vida», e incluso «profesión para toda la vida»? ¿Qué haces para amoldarte a esa realidad?
No me cuesta nada, y de hecho me gusta esa sensación de inestabilidad. Cualquier cosa que sea para toda la vida suele parecerme demasiado larga. 🙂

Historias de profesionales independientes: Alfonso Romay

(Esta entrevista pertenece a la serie de «Historias de profesionales independientes«, puedes ver más en este enlace)
Normalmente no se da uno cuenta de las vueltas que lleva dando por esto de internet, hasta que de repente cuando vas a presentar a tu entrevistado te acuerdas de aquel podcast que compartisteis hace «sólo» 9 años. Alfonso Romay, maño de pro y «uno que mira al norte» es compañero de camino blogosférico desde casi el principio, y aquí seguimos. Consultor especializado en tecnología y gestión, con especial foco en entornos de complejidad e incertidumbre, aporta grandes dosis de sentido común también a esta reflexión sobre la figura del «profesional independiente»
AlfonsoRomay3
Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional, ¿cómo has evolucionado? ¿cómo llegaste a ser un “profesional independiente”?
Es curioso porque llegué a ser profesional independiente sin buscarlo. En mi caso, el peso específico de la vocación ha sido mínimo.
Sin haber terminado la carrera de Ingeniería en Informática empecé a hacer prácticas en una pequeña empresa. Estamos hablando de 1998, y éramos dos personas en el proyecto. De aquellas prácticas surgió un proyecto que se transformó en un negocio de desarrollo de software y consultoría en Gestión de personas. Enseguida me hicieron socio y empezamos a conseguir clientes y a crecer. Crecimiento y rentabilidad, fueron años de mucho aprendizaje y de evolución como organización. De la parte técnica salté a la gestión, como Project Manager primero y como Director de Desarrollo de Negocio después.
Sin embargo, cuando sientes que el proyecto ya no te hace vibrar y tus prioridades han cambiado, es mejor dejar paso. Estás en una espiral de proyectos encadenados donde no aprendes. Y luego estaba el ambiente tóxico que se respiraba en la oficina. Con ese panorama, después de 15 años dejé por voluntad propia un trabajo que me había apasionado durante años, para abrir una nueva etapa profesional. Fue una decisión largamente meditada, tenía la sensación que ese ciclo ya había finalizado y que, probablemente, hacía tiempo que lo estaba. Hubiera sido más fácil seguir la inercia de lo conocido (y la seguridad que supone), pero necesitaba algo más. Lo resumió perfectamente Carlos Barrabés hace tiempo: «Inventar nuestro empleo cuando en realidad queremos reinventar nuestra vida y de repente te descubres a ti mismo.»

«Inventar nuestro empleo cuando en realidad queremos reinventar nuestra vida y de repente te descubres a ti mismo.»

¿Crees que esa experiencia previa es importante antes de dar el salto? ¿Ves viable que una persona inicie su carrera como «profesional independiente»?
En esa transición considero que es fundamental tener visión de negocio y conocerte bien. La experiencia de 15 años fue fundamental para dar el paso, especialmente en el ámbito comercial y en entender las necesidades de los clientes. Es algo que se adquiere con el tiempo. Así que no recomendaría a alguien sin (o con poca) experiencia laboral, lanzarse directamente al mundo de la independencia.
¿Qué es lo que más valoras de ser un “profesional independiente”?
Lo tengo muy claro. Los aspectos que más valoro son la libertad de elección, y la disponibilidad del tiempo propio. No podía ser de otra forma si hablamos de «independencia» 🙂
¿Cuáles son las mayores dificultades a las que te encuentras?
Lo he contado en algunas ocasiones. La realidad es que trabajas muchísimas horas, incluso más que como trabajador por cuenta ajena. Aparecen bastantes momentos de falta de productividad, nunca estás seguro si haces las cosas de la mejor forma posible o con la intensidad adecuada. Y tampoco tienes puntos de referencia, así que te cuestionas constantemente si lo puedes hacer mejor.
Entre los aspectos más negativos, la sensación de carrera de la rata. Es algo común a los profesionales que trabajamos por proyectos. Básicamente, como profesional independiente vendes su tiempo por una tarifa (horaria, por hitos o por proyecto). Cuando trabajas por proyectos, a veces tienes la sensación de no poder escapar: no puedes plantearte nuevos proyectos porque los actuales ocupan todo tu tiempo pero, por otro lado, tienes que generar nuevos proyectos para seguir creciendo. Quizá el enfoque sea, a medio plazo, buscar un modelo de venta de producto, no tanto de proyecto. Un modelo que me permita generar ingresos recurrentes sin necesidad de tener que dedicar tiempo presencial.
¿Cómo compensas esa sensación de falta de referencias que tiene uno cuando va por libre?
Intento estar al día de los temas que pueden afectar a mi trabajo. A escala micro, en temas de productividad, gestión o tecnologías con las que trabajo. También intento prepararme a escala macro, leyendo sobre tendencias tecnológicas, sociedad, demografía, economía, globalización o energía. Entender el contexto es fundamental para desenvolverte más eficazmente.
¿Qué habilidades crees que son fundamentales en esta situación?
Podría decir que pensamiento crítico, visión sistémica o alguna otra competencia sesuda para quedar como un buen consultor 🙂
Pero tengo claro que las dos habilidades que marcan la diferencia de los profesionales independientes son la preparación y la capacidad de adaptación. Por hacer un símil, veo al profesional independiente como un camaleón.
En primer lugar, estoy convencido que estar preparado para cualquier cosa te hace más capaz. En entornos de alta incertidumbre como en los que nos movemos/moveremos cada vez más, la planificación pierde fuerza.Nuestra máxima debe ser estar lo mejor preparados posible para cualquier cambio, sea el que sea, y poder tomar decisiones al respecto. El mundo profesional es un prueba de aguas bravas, no una competición de remo. Por supuesto, la siguiente cuestión es cómo estar mejor preparado.

Veo al profesional independiente como un camaleón

Segundo, siendo un profesional independiente te enfrentas cada día a diferentes contextos y entornos. Debes ser capaz de asumir con naturalidad el cambio y adaptarte, y entenderlo como parte inherente a tu trabajo. Si además eres organizado y disciplinado, tienes mucho ganado. Mantener la calma, y orientarse rápidamente a los resultados y acciones es fundamental para moverse en estas aguas pantanosas.
¿Y cómo hace uno para estar preparado? ¿Qué acciones concretas consideras que te permiten mejorar tu preparación?
En mi opinión, la respuesta es actitud para dedicar tiempo a pensar, a observar, a leer, preguntar y aprender. Y, sobre todo, tratar siempre de evitar dar cosas por sentadas. La mayoría de las personas que conozco y tienen esa habilidad son personas muy conectadas, que hacen un uso intensivo de las redes sociales y personales.

Actitud para dedicar tiempo a pensar, a observar, a leer, preguntar y aprender. Y, sobre todo, tratar siempre de evitar dar cosas por sentadas

¿Qué herramientas utilizas para facilitarte el trabajo?
Aunque pueda parecer contraproducente, la mejor herramienta que llevo siempre encima es una libreta y un bolígrafo, porque necesito escribir las cosas para no olvidarme. La edad no perdona 🙂 Eso sí, en cuanto tengo el momento lo paso todo a formato digital.
En cuanto a herramientas tecnológicas, prácticamente todo lo que necesito está el móvil: trabajo casi todo con herramientas Google (Drive, Gmail, Calendar) y algunas herramientas de comunicación como Slack, Telegram o Hangouts. Para la organización de tareas con clientes o redes de consultores, utilizo intensivamente Trello y Teamwork, una buena herramienta de seguimiento de proyectos y tareas.
Para estar informado, tengo Twitter instalado en el móvil. Es la única red social que utilizo desde el móvil, el resto (Facebook, Linkedin) no las tengo instaladas en el móvil. Finalmente, para recopilar materiales que me sirvan para el trabajo o como lectura interesante utilizo Pocket, aunque reconozco que almaceno a más ritmo que elimino.
¿Qué reacciones sueles encontrar a tu alrededor (entorno familiar, amigos, conocidos, etc.) cuando conocen tu forma de trabajar?
En general, en el entorno familiar no tengo dificultades de entendimiento. Quizá el momento más crítico fue pasar de asalariado a trabajador por cuenta propia, porque coincidió además con un momento de cambio profesional de mi pareja. Todo eso provocó una cierta sensación de vértigo, más por desconocimiento que por miedo.
Por supuesto, que entiendan mi forma de trabajar no supone que la hagan propia. Tengo la sensación que algunos/as me ven como un bicho raro, por renunciar a un trabajo cómodo y (relativamente) bien pagado por un camino mucho más escabroso. Pero quienes me conocen bien saben que lo estoy disfrutando mucho 😉

Tengo la sensación que algunos/as me ven como un bicho raro, por renunciar a un trabajo cómodo y (relativamente) bien pagado por un camino mucho más escabroso

¿Qué reacciones sueles encontrar en el ámbito profesional (posibles clientes, etc.) cuando conocen tu forma de trabajar?
Tampoco me ha supuesto ningún problema explicarlo. El trabajo del profesional independiente es un trabajo de confianza, así que cuando alguien contacta conmigo es porque ya conoce mi modo de trabajar (o lo intuye).
Hablas sobre la relación de confianza con los clientes, y cómo normalmente cuando te contactan es porque ya conocen tu forma de trabajar… ¿supone eso una barrera a la hora de conseguir nuevos clientes? ¿Cómo afrontas la «labor comercial»?
Afortunadamente, no he necesitado hacer un trabajo comercial intensivo. Pero, como decía hace poco Manuel Jabois, me he convertido en especialista para sacar mucho partido a mis pocos recursos. Me está funcionando bien el trabajo de recomendación entre clientes, reforzado con escribir en mi blog y dar a conocer mi trabajo en cursos de formación.
Las mayores dificultades que encuentro es la asunción que algunos clientes hacen de tu trabajo como «freelance», algo diferente a «profesional independiente». La connotación es que solo puedes ser «independiente» desde una elección volitiva, y eso el cliente no lo conoce. El trabajo freelance está muy devaluado porque apenas existen barreras de entrada, y esto hace que haya muchos «francotiradores» dispuestos a trabajar a cualquier precio.
No es mi caso. En ese sentido, alguna mala experiencia me hizo plantearme mis propias normas, líneas rojas que no cruzaré ni siquiera si las cosas van mal. Por poner un ejemplo, una de mis líneas rojas es negociar presupuestos a la baja. Como proveedor, creo que me hace perder credibilidad. Si el cliente necesita una reducción de precio porque se escapa de su presupuesto, tendrá que haber una reducción de alcance del proyecto. Y ese alcance tendrá que ser acorde con el presupuesto que acordemos. Si no llegamos a un acuerdo, no pasa nada. Simplemente, no soy su proveedor ni es mi cliente.
Resumiendo, igual que los perros se parecen a sus dueños, los clientes tenderán a parecerse a cómo trabajes comercialmente con ellos. Si actúas de forma responsable, es más que probable que el cliente actúe de la misma forma. Si aceptas cualquier condición para llevarte el proyecto, ten por seguro que tendrás problemas.

Igual que los perros se parecen a sus dueños, los clientes tenderán a parecerse a cómo trabajes comercialmente con ellos

¿Cómo crees que evolucionará el mundo del trabajo? ¿Qué rol crees que jugarán los profesionales independientes en él?
Como cualquiera que esté medianamente informado, veo un futuro del empleo con cada vez menos empleo indefinido, y menos indefinido que nunca. También más contratos parciales y temporales, y muchos autónomos. Es una respuesta a la demanda de flexibilidad de las empresas, pero esconde también muchas situaciones de trabajo autónomo a la fuerza, o de precariedad, cuando no empleo sumergido. Es algo que habrá que vigilar y eso plantea otro escenario: los sindicatos tendrán que reinventarse para adquirir una función más relevante o, simplemente, desaparecerán.
De nuevo, a escala macro, la globalización dará oportunidades de crecimiento en cualquier parte del mundo. Todo hace pensar que será un entorno cada vez más urbano. A escala de persona, intuyo que cada vez pesará menos tu currículum, qué has estudiado e incluso qué experiencia aportes. Tendrán mucho más peso las competencias transversales, las habilidades hiper-especializadas y, sobre todo, el valor que seas capaz de aportar.

Tendrán mucho más peso las competencias transversales, las habilidades hiper-especializadas y, sobre todo, el valor que seas capaz de aportar

Probablemente, con más profesionales independientes en liza, trabajaremos menos aislados y colaboraremos más dentro de un escenario mucho más grande que quizá ni veamos. Además de las habilidades que hablábamos antes, el uso intensivo de la tecnología e idiomas será fundamental. En el caso de profesionales independientes, está claro es la tecnología facilita enormemente la posibilidad de ofrecer tus servicios por libre, conectados a otros profesionales y a tus clientes a través de Internet. Pero no creo que esta elección sea para todo el mundo, es lógico que haya gente que prefiera la seguridad de un salario fijo.
Pero tampoco me cerraría a que el futuro sea diferente. Como decía Niels Bohr, «predecir es muy difícil, especialmente cuando se trata del futuro.» 🙂

Historias de profesionales independientes: David López Pazos

(Esta entrevista pertenece a la serie de «Historias de profesionales independientes«, puedes ver más en este enlace)
David López Pazos es consultor y desarrollador web especializado en Drupal. Ha hecho honor a sus orígenes gallegos con aquello de que «el gallego no protesta; el gallego emigra», y desde bien joven hizo las maletas para moverse primero dentro de España y luego fuera de sus fronteras. En lo que no ejerce de gallego es en la proverbial indefinición del que no se sabe si sube o baja; ideas claras y, más importante aún, coherencia con ellas. Hablamos con él de especialización, de globalización, de sacrificio, de reputación, de capacidad de elegir…
davidlopez
Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional, ¿cómo has evolucionado? ¿cómo llegaste a ser un “profesional independiente”?
Empecé orientado al hardware y fui evolucionando hacia el desarrollo web. Me fui joven de La Coruña a Madrid y tras varios trabajos temporales entré a trabajar en una editorial durante unos 6 o 7 años. Trabajaba bastante relajado y aburrido y eso hizo que decidiese hacer lo mismo (desarrollo web) por mi cuenta, como autónomo. Realmente no pensé demasiado lo que hice así que fue un paso sencillo: «Hago siempre lo mismo para la misma empresa así que voy a trabajar para mi». No hice estudio de mercado, no sabía si había mucha o poca competencia, no eché un mal cálculo de cuanto podría o debería ganar al mes, etc. Probablemente sea el ejemplo perfecto de todo lo que no se debe hacer. Tras vivir en Madrid y Barcelona, decidí probar el mercado europeo: Londres, un año, y este año Suiza. Y de momento, aquí estamos.
La visión internacional/global, salir a UK o a Suiza… ¿fue una necesidad o un ejercicio voluntario? Una vez vivida la experiencia, ¿cuál es tu visión sobre «el mundo globalizado del trabajo», y cómo puede un profesional independiente afrontarlo?
Fue mitad necesidad, mitad voluntario. El tema es que en España hay una cantidad de trabajo y mercado limitados así como unos presupuestos también bastante bajos. Si quieres ganar más (hablamos de 2X, 3X) te tienes que mover a donde no hay esa limitación: Europa. Por otra parte, si te mueves a sitios en los cuales no trabajan con el euro en la actual situación económica es probable que sea incluso más beneficioso.
El mundo globalizado, como lo llamas, es muy interesante. En UK trabajaba en un equipo formado por un estadounidense, una italiana, un francés y yo, un español. Lo que notas es que es gente que ha salido de su tierra, voluntariamente, y eso ya marca bastante la manera de concebir el trabajo: ninguno teníamos preocupación por seguridad o estabilidad con lo que puedes arriesgar más innovando. Como experiencia, perfecta. La repetiría todas las veces que tuviese que pasar por lo mismo. Es más difícil planteárselo que hacerlo, realmente.
El mundo globalizado… me hace gracia la expresión, porque suena como algo ajeno a uno. El mundo de ahí fuera. Europa. EEUU. En la época en la que viajar no cuesta nada, no hay «ahí fuera». Uno de los problemas hoy en día es que los jóvenes (de 25 a 45) no son del todo conscientes cómo está cambiando todo. India es una potencia en informática “barata”, por ejemplo. Tienes que ofrecer una calidad extrema para competir con ellos, porque no lo podrás hacer en precio. En eso consiste el mundo globalizado: competencia donde antes no la había. Y como decía el otro día en un tweet… al mercado le da igual que te adaptes o no, el mercado no para nunca, la gente no deja de querer progresar. Todo eso ocurre cada vez más rápido y cada vez más barato.

Me hace gracia la expresión «mundo globalizado», porque suena como algo ajeno a uno, el mundo de «ahí fuera». En la época en la que viajar apenas cuesta nada, no existe «ahí afuera».

¿Qué es lo que más valoras de ser un “profesional independiente”?
Fundamental: la variedad. Soy bueno en lo que hago y me aburro fácilmente así que me impongo una limitación de 2 años en cada proyecto. Eso me permite ampliar conocimientos de mi especialidad aplicándolos a diferentes campos (ONGs, banca, startups, etc). Segundo: libertad. Cuando eres especialista en un campo tienes más control sobre los proyectos: puedes poner condiciones, aceptar sólo proyectos que planteen un reto, cambiar de ciudad y/o recorrer diferentes países y, sobre todo, conocer diferentes culturas de trabajo. Esto último es especialmente satisfactorio ya que las formas de trabajar a lo largo de Europa, aunque compartan rasgos comunes, tienen matices que ayudan a tener una mente más abierta a la hora de encarar proyectos.

Cuanto más especialista eres, más control puedes ejercer sobre los proyectos en los que te involucras

¿Cuáles son las mayores dificultades a las que te encuentras?
Hay muchísimas dificultades pero la que para mí la principal es el papeleo. Esto varía mucho si trabajas sólo para un país o si provees servicios a varios países, pero el papeleo siempre es común a todo: Control de facturación, control de gastos, plazos de presentación de impuestos, etc. Lo que aprendí tarde y a golpes: Contrata siempre un asesor y un contable. Aunque lleves tú también la contabilidad te quitarán muchos quebraderos de cabeza. Es el dinero mejor invertido.
Otro inconveniente que he sufrido teniendo clientes en España, UK, Suiza y EEUU es que el mundo no está preparado para el profesional «global». Si no eres una gran empresa es muy difícil encontrar proveedores de servicios globales: no hay proveedores de telefonía mundiales (que ofrezcan el mismo servicio en diferentes países), contables, alquileres de apartamentos, etc. Todo está todavía muy pensado para gente que va a establecerse a un sitio, no a transitar durante unos meses. Esto va cambiando pero muy lentamente.

El mundo no está preparado para el profesional «global»

Y más relacionado con el trabajo en sí mismo: ponerte precio. Es bastante difícil ponerle precio a lo que uno hace, ya que no sabes si aciertas o te quedas corto. Tienes que ser consciente de lo que ofreces y de lo que ofrece la competencia. A veces creerás que te pasas y otras que te quedas corto. No hay consejo aquí. Yo siempre he creído que soy caro y sin embargo prácticamente nunca me han discutido un presupuesto, así que…
¿Qué habilidades crees que son fundamentales en esta situación?
Honestidad con el cliente, siempre, por encima de todo. Saber lo que puedes hacer y lo que no, a donde puedes llegar y donde te quedas corto y no abarcar más de lo que puedes producir. Una reputación es lo más difícil de conseguir y lo más fácil de perder y más en un mundo conectado 24h y dónde todos nos acabamos conociendo por un cruce u otro. A veces es mejor dejar pasar una oportunidad «irrechazable» que aceptarla y que el cliente no quede satisfecho. Los profesionales independientes tendemos al ego y a veces perdemos el foco de lo importante: el cliente siempre tiene que estar satisfecho, porque es el que repetirá o te traerá más clientes. El cliente lo es todo.

Una reputación es lo más difícil de conseguir y lo más fácil de perder y más en un mundo conectado 24h y dónde todos nos acabamos conociendo por un cruce u otro

También son importantes las habilidades de comunicación. Es un handicap para mí, carezco completamente de ellas. No sé expresarme y eso es un fallo imperdonable. Normalmente espero que mi trabajo hable por mí, pero no es buena política. Un curso de habilidades de comunicación está en mi “debe”.
Adaptabilidad. La carga de trabajo no es siempre la misma, lo que cobramos a final de mes varía muchísimo, los clientes son muy diferentes unos de otros. Si no eres capaz de adaptarte a entornos completamente diferentes mejor no meterse a ello.

Si no eres capaz de adaptarte a entornos completamente diferentes mejor no meterse a ello

Esa adaptabilidad, incluida la capacidad de «hacer las maletas»… ¿cómo la gestionas a nivel personal? ¿no supone un desgaste?
Sí, sin paliativos, un desgaste brutal. No es una vida para gente con familia o que necesite pasar tiempo con los suyos.
Yo he logrado reducir «mi vida» a lo que cabe en mi coche, literalmente. Si algo no cabe, no lo llevo. Pero hay que tener en cuenta que ahora mismo sólo somos mi mujer y yo, sin hijos. Eso ha facilitado la movilidad… a un coste: la carrera profesional de ella se resiente. Cuando viajas a diferentes países, o dejas a tu mujer atrás y vas de visita o va contigo sin poder «anclarse» a un sitio.
Los amigos y la familia también se resienten. Mis amistades (4 amigos tengo) están en La Coruña. Los veo de año en año y aunque hable con ellos por Twitter, Skype, etc, se echa de menos el tomar un café y compartir vida. Es más frío. En las mismas, nunca haces círculo de amistades permanentes porque estás muy de paso.
Es un estilo de vida que puedes llevar de los 30 a los 40, cuando no tienes hijos. Tengo asumido que cuando llegue el primer mocoso, habrá que establecerse en un sitio y desplazarse semanalmente a donde estén los clientes.
¿Qué herramientas utilizas para facilitarte el trabajo?
Soy un desastre con las herramientas. Casi ninguna se adapta completamente a lo que quiero, así que tiro del «pack estándar»: un MacBook Pro, siempre conmigo, a cualquier lado. Gmail para correo y calendario. Para el resto de temas relacionados con mi trabajo un servidor privado virtual; me permite montar mi propio sistema de backup sin depender de dropbox, google drive o similar y es el servidor que utilizo para enseñarle los trabajos a los clientes.
Protip #1: A tu ordenador de trabajo hazle un buen seguro que incluya equipo de sustitución. Será el segundo dinero mejor invertido.
Protip #2: Tener backups automatizados de tu trabajo siempre te sacará las castañas del fuego en caso de incendio. Y créeme, los incendios ocurren.
Hablando de clientes: LinkedIn, una herramienta infravalorada. Es cierto que un gran porcentaje de perfiles están aumentados, pero para los profesionales especialistas sigue siendo al sitio al que los recruiters acuden antes de poner ofertas de trabajo en otros portales. Su principal ventaja: es inmediato, ahorra tiempo.
Has hablado de Linkedin, y algún día en twitter has mencionado que es una fuente importante de contactos profesionales. ¿Cómo gestionas tu presencia en Linkedin? ¿Qué consejos podrías dar para sacarle el mayor provecho posible?
No lo gestiono para nada. La gente no lee lo que compartes, le da igual tu opinión en tal o cual tema. Lo que el cliente busca es cubrir una necesidad puntual que tiene: ofrécele eso. Tengo compañeros que ponen cientos de cosas sobre lo que hacen y títulos muy «sonoros». Mira, no, olvídalo, vives en la época del tweet, 140 caracteres, consumo rápido.

Lo que el cliente busca es cubrir una necesidad puntual que tiene: ofrécele eso

Tips:

  • No obligues al posible cliente a descifrar lo que haces: “Senior Drupal Developer”. En tres palabras está lo que hago y la experiencia que tengo haciéndolo.
  • Compartir opiniones puede traerte clientes o puede alejártelos. LinkedIn es para buscar clientes, no te metas en profundidades: Haces esto, éstos son clientes anteriores, éstas son las posibilidades de contacto contigo. Todo bien claro y accesible.
  • Si eres especialista en algo te contactarán muchos recruiters cada día. Semanalmente, tengo unas 5 o 6 ofertas genéricas y 1 o 2 más en firme de las cuales unas interesan, otras son para “tirar la caña”. Responde siempre a todas. Siempre. La gente se fija en quien responde aunque sea para decir que no estás interesado.
  • Relacionado con el primer punto: Quien mucho abarca, poco aprieta. Manido pero real. Si eres especialista, lo eres, no pierdas el tiempo diciendo que sabes usar tecnologías a nivel usuario. Sé profesional. Los CV “genéricos” o de relleno huelen de lejos.
  • Si vas a meterte al mercado internacional, además del perfil en inglés, mejora y asegúrate de contestar correctamente en inglés. Cuando buscan un especialista el idioma es secundario, pero importa.

¿Qué reacciones sueles encontrar a tu alrededor (entorno familiar, amigos, conocidos, etc.) cuando conocen tu forma de trabajar?
La reacción es muy diferente con familia y con amistades. La familia (padres) es más tradicional, sólo emigraron en la postguerra y para volver a Galicia tan pronto pudiesen. Para ellos no tener un trabajo seguro es raro. Ven el mundo con la mentalidad del que ya está jubilado y no comprende del todo como ha cambiado éste. Ellos no ven la globalización y la competencia al nivel que lo ven mis amigos, por ejemplo, con una edad más similar a la mía. Y dentro de mis amistades, los hay que prefieren la tranquilidad de un puesto estable a la inestabilidad de tener que buscar clientes y proyectos constantemente.
Un factor fundamental que a veces se da por supuesto y se obvia: tu pareja. Es importante que comparta tu estilo de vida porque si vais por caminos diferentes (estabilidad vital en un caso, inestabilidad vital en el otro) la pareja es lo primero que se resiente.
¿Qué reacciones sueles encontrar en el ámbito profesional (posibles clientes, etc.) cuando conocen tu forma de trabajar?
Normalmente, extrañeza. Cuando un posible cliente me contacta y me cuenta el proyecto que quiere hacer mi respuesta siempre es honesta: si no veo potencial en el proyecto, lo digo. Si creo que es un buen proyecto, lo digo. Si creo que se podría realizar de otra manera, lo digo. Como decía antes: la honestidad tiene que ser total, siempre, aunque eso signifique que no terminaré realizando el proyecto. Tengo la suerte de no necesitar buscar clientes y eso me da la libertad de ser totalmente franco con ellos. No tengo que hacer una labor de «venderme» diciendo lo que el cliente quiere escuchar y, al no ser lo habitual, eso es un signo de diferenciación. Además, trabajo sólo con un cliente a la vez para poder ofrecer un servicio dedicado al 100% y eso se aprecia. Y se paga.
Dibujas un panorama en el «no tienes que buscar clientes». ¿Cómo has llegado a ese punto en el que tienes tú «la sartén por el mango»?
Especialización. En parte por suerte y en parte por fijarme. Soy experto en una tecnología demandada y en la que no hay demasiada competencia. Baja oferta, alta demanda: la base para el éxito. Gracias a esto he ido trabajando con clientes de más nivel cada vez y al final unos llaman a otros. Si ven que trabajas con un gran banco, piden referencias, si son buenas, ganas otro cliente, etc. Realmente lo complicado (y largo, casi 8 años he tardado) es forjar una reputación pero cuando lo consigues es más fácil acceder a otro tipo de mercados.

Realmente lo complicado y largo es forjar una reputación pero cuando lo consigues es más fácil acceder a otro tipo de mercados

Vinculado con lo anterior, al menos desde fuera la sensación es que en el sector del «desarrollo web» hay mucha competencia, ¿cómo hace uno para diferenciarse?
De nuevo: especialización y conocer tu competencia. En España es muy raro que los desarrolladores quieran salir al exterior así que aprovechas eso. En UK interesan desarrolladores españoles porque (en teoría) cobran menos. Ahí tienes hueco. Por otra parte, en UK el mercado lo copan las agencias de comunicación y no le gustan a casi nadie. Aprovechas y te presentas como desarrollador freelance que cobra menos (en teoría) que ellas.
Básicamente se trata de buscar los pequeños huecos de mercado que aparentemente no son demasiado interesantes pero que si lo haces correctamente y respondiendo al 110% de las expectativas, dará resultado a medio/largo plazo.
Y trabajar, mucho. Salvo este año que he empezado a dedicar los fines de semana al asueto, no sé lo que son vacaciones, no sé lo que son horarios, no distingo vida laboral de familiar, no hay horas suficientes en el día. Habrá quien no comparta esta visión del trabajo, pero ahí está la diferenciación y lo que ahora me permite vive más relajado ganando más. Si no echas todas las horas posibles entre los 20 y los 40, no pretendas vivir bien a los 50.

Si no echas todas las horas posibles entre los 20 y los 40, no pretendas vivir bien a los 50

Siendo un especialista, imagino que tendrás que afrontar un equilibrio entre «ser productivo» (en los trabajos para los clientes) y «mantenerte al día». ¿Cómo afrontas ese equilibrio?
No hay ese equilibrio, al menos ahora mismo. Si quieres ser «top» en tu campo tienes que sacrificar ciertas cosas. Yo he sacrificado ser experto en otras tecnologías a cambio de serlo en “la mía». Gracias a eso ahora dispongo de tiempo y posibles para orientar mi carrera en otras direcciones. Como yo lo veo, y no es aplicable a todo el mundo, al final se trata de elegir y ceñirte a algo. ¿Me veo haciendo lo mismo dentro de 10 años? No, pero si todo va correctamente podré orientar mi carrera en otra dirección aún teniendo que invertir un par de años en ello.
¿Cómo crees que evolucionará el mundo del trabajo? ¿Qué rol crees que jugarán los profesionales independientes en él?
Imposible saberlo. Siempre que ha habido una revolución (y estamos en una) han desaparecido trabajos pero han aparecido otros. Los profesionales independientes y, particularmente, los que estén especializados en un campo muy demandado se llevarán el gato al agua en el tema económico. Siempre habrá trabajos que, no realizándolos una máquina, no serán lo suficientemente demandados y serán «de batalla». Sin embargo la especialización se paga en nichos de mercado. Quizá parezca que le doy demasiada importancia al dinero pero, al final, que el dinero no sea una preocupación (por estar bien pagado) te permite una mayor libertad a la hora de realizar tu trabajo. Y tu trabajo es que el cliente esté satisfecho.

Historias de profesionales independientes: José Miguel Bolívar

(Esta entrevista pertenece a la serie de «Historias de profesionales independientes«, puedes ver más en este enlace)
José Miguel Bolívar se autodefine como «consultor artesano en efectividad centrada en las personas». Lleva 8 años publicando su blog Óptima Infinito y lo que empezó casi como un hobby acabó siendo el eje de su labor profesional en esta etapa como profesional independiente, donde es uno de los nodos de OPTIMA LAB, una «red productiva que ayuda a personas y organizaciones a ser más efectivas para lograr sus resultados por medio del aprendizaje basado en la experiencia y nuevas metodologías centradas en las personas». Pero además es frecuente leer a José Miguel reflexionando sobre los trabajadores del conocimiento, el futuro del trabajo… un meta-análisis cuyos resultados se aprecian sin duda en sus respuestas.
JMBO_2_cuadrada_1000x1000
José Miguel, gracias por compartir tu experiencia. Cuéntanos un poco tu trayectoria profesional, ¿cómo has evolucionado? ¿cómo llegaste a ser un “profesional independiente”?
Desde muy joven tenía bastante claro que trabajar por cuenta ajena en una empresa, preferiblemente en una gran empresa y además internacional, era una experiencia profesional muy valiosa. Del mismo modo, también desde muy joven, tenía claro que, a partir de cierta edad, seguir trabajando por cuenta ajena deja de aportar para convertirse tanto en una limitación como en un riesgo. Así que desde el primer día de mi carrera profesional por cuenta ajena tenía decidido que en algún momento entre los 40 y los 50 lo dejaría para «montármelo por mi cuenta». Esta claridad fue la que me incitó, por una parte, a intentar moverme todo lo posible entre las diversas áreas de la empresa. Gracias a ello, he aprendido sobre un montón de cosas que me están siendo muy útiles a día de hoy: ventas, marketing, pricing, procesos, compras, finanzas, desarrollo de negocio y de productos, etc. Esa misma claridad también me fue de gran ayuda a la hora de saber reconocer el momento oportuno para «dar el salto». Hace aproximadamente 7 años, cuando yo tenía 43, mi empresa de aquel entonces fue adquirida por otra. Yo trabajaba entonces en RRHH y era mi enésima fusión/adquisición, así que ya sabía de qué iba el tema. Las circunstancias me permitieron organizar mi salida con un amplio margen, aproximadamente de año y medio, lo que facilitó todo enormemente. Mi idea inicial era dedicarme a hacer consultoría innovadora en RRHH, ya que trabajar en el sector biotecnológico me había permitido estar a la última en estos temas, pero sin embargo comencé a recibir peticiones relacionadas con la efectividad personal y organizativa, algo que hasta entonces era más un hobby que otra cosa y que finalmente se ha convertido en una profesión.

A partir de cierta edad, seguir trabajando por cuenta ajena deja de aportar para convertirse tanto en una limitación como en un riesgo

¿Qué es lo que más valoras de ser un “profesional independiente”?
Inicialmente no podía creerme que fuera verdad haberme librado de horas y horas de reuniones inútiles cada semana. Era demasiado bonito para ser verdad. Me sobraba tiempo para todo 🙂 Ahora, lo que más valoro es que mi trabajo tiene sentido, ya que afortunadamente puedo permitirme decir no a los proyectos que no me aportan nada. Disfruto enormemente con lo que hago y mis colegas de trabajo son, ante todo, amigos, con los que aprendo y me divierto. Mis clientes valoran mi trabajo y yo me siento útil trabajando con ellos. Es más, con algunos tengo incluso una excelente relación personal. En fin, no quiero que suene idílico pero lo cierto es que cambiaría muy pocas cosas, por no decir nada, de mi trabajo actual como consultor artesano.
¿Cuáles son las mayores dificultades a las que te encuentras?
Las dificultades son sobre todo las derivadas de compaginar las enormes diferencias entre realidades aparentemente muy parecidas. Por ejemplo, la mayoría de mis clientes son modélicos o casi modélicos. Con modélicos quiero decir que son clientes que saben en qué mundo viven, qué necesitan y también cómo puedo ayudarles con sus necesidades. Por si fuera poco, leen lo que les envías (y lo entienden!), escuchan lo que les dices, confían en tus recomendaciones como experto y te suelen hacer caso. Esto suele coincidir bastante además con que sus procesos internos son eficientes y pagan en plazo. El resultado de todo lo anterior correlaciona generalmente con que las cosas suelen salir perfecto, es decir, ellos están encantados y yo también. Más del 80% de mi actividad es con clientes recurrentes. También tengo algún cliente, afortunadamente pocos, que aún no se ha enterado de en qué mundo vive, ni de qué necesita, ni lee ni escucha lo que le dices (o al menos no se entera o simplemente te ignora). Poco sorprendentemente, sus procesos siguen siendo del siglo pasado y encima pagan tarde o con errores. Y, para colmo, te tratan con condescendencia. Mi principal dificultad es seguir siendo 100% profesional mientras trabajo con ellos y seguir haciéndolo, porque el cuerpo me pide otra cosa (estoy seguro de que sabes cuál). Y luego está el tema de la Administración, claro. Vivir y trabajar en «Españistán» es lo que tiene. Para qué vamos a hacer algo que sirva para algo y que funcione cuando se puede hacer algo inútil y que no funciona. Ser un autónomo o un micro-empresario en este país es un calvario en todos sus aspectos y eso que yo me libro de mucho porque tengo externalizado todo lo externalizable.
¿Qué habilidades crees que son fundamentales en esta situación?
Creo que un «profesional independiente» tiene que ser un «perfil en T», es decir, un especialista consumado en su área de expertise, a la vez que un generalista suficientemente competente en múltiples aspectos. Aquí no vale lo de saber mucho de lo tuyo y ya. Aquí, para poder salir adelante es necesario tener un conocimiento suficientemente bueno de otras muchas cosas básicas, como marketing, ventas, tecnología, finanzas, etc. De lo contrario, te va a tocar pagar por esas carencias, bien literalmente , porque vas a tener que adquirirlas, bien figuradamente, porque tu proyecto fracasará antes o después. Creo que también es muy importante saber integrar los detalles con la visión general y, de forma análoga, el corto plazo con el medio y el largo plazo. Es como intentar mantener dos docenas de pelotitas moviéndose en el aire a la vez sin que se caiga ninguna al suelo…

Un «profesional independiente» tiene que ser un «perfil en T», es decir, un especialista consumado en su área de expertise, a la vez que un generalista suficientemente competente en múltiples aspectos

¿Qué herramientas utilizas para facilitarte el trabajo?
La mejor herramienta son los hábitos (perdona, pero tenía que decirlo). Bromas aparte, mi sistema de organización personal está basado en una herramienta de mapas mentales llamada MindManager. Para el correo electrónico uso GMail y también uso bastante Office 365. En el trabajo con mi red, usamos slack en lugar de email, y también usamos el ecosistema Google (Drive, hangouts, etc.). Otras herramientas que usamos bastante son Trello y DokuWiki y, más ocasionalmente, Coggle, para mapas mentales colaborativos. Yo uso Windows y Android, aunque la mayoría de mis colegas de red son más de Mac.
Recientemente has cumplido 8 años de blog, a lo que se añade la publicación de tu libro, el mantenimiento del perfil en twitter… mucho esfuerzo centrado en compartir e interactuar. ¿Qué te aportan todos estos esfuerzos? ¿Consideras que, como profesional independiente, son herramientas valiosas y extrapolables para otros en esta situación?
Como consultor artesano, una de mis prácticas es evitar el acercamiento invasivo a los clientes. Esto significa, entre otras cosas, que no realizo actividad de venta activa alguna, ni «spameo» a mis seguidores con publicidad ni tengo el blog lleno de banners o molestas ventanas emergentes. ¿Cómo llegar entonces a los clientes potenciales? Como decía antes, el 80% de nuestros clientes son recurrentes. El 20% restante es en su mayoría por referencias de clientes ya existentes y una pequeña parte por nuestra presencia en redes sociales. Como artesano, estoy comprometido con el open source, con compartir conocimiento de forma abierta. Esto es algo en lo que siempre he creído y, de hecho, mi actividad en el blog o en twitter tiene su origen cuando yo aún trabajaba en una empresa. Es más, tanto mi blog como mi libro están publicados bajo licencia Creative Commons. Por tanto, para mí, toda esta actividad en el blog, las redes sociales o el propio libro, lejos de suponer un esfuerzo, es solo un reflejo de ese compromiso con compartir lo que sé. Compartir, además, me ayuda a pensar y a aprender. En cuanto a tu pregunta concreta sobre herramientas, creo que desde el punto de vista comercial lo importante es que se sepa lo que sabes, lo que haces y con quien trabajas (colaboradores y clientes). En ese sentido, el medio me parece secundario. En mi caso, el blog sirve más para confirmar intenciones de venta que para generarlas y también sirve para dar a conocer lo que hacemos.

Compartir me ayuda a pensar y a aprender

¿Qué reacciones sueles encontrar a tu alrededor (entorno familiar, amigos, conocidos, etc.) cuando conocen tu forma de trabajar?
Siempre he sido considerado un bicho raro en mi entorno familiar, así que en ese aspecto casi nada ha cambiado. Soy un introvertido que se pasa la vida hablando en público, así que siempre que tengo ocasión intento quedarme en mis círculos de confianza. Esto minimiza mucho la necesidad de dar explicaciones o aguantar críticas. La gente con la que comparto mi tiempo no facturable es mi familia y mis colegas, que son también mis amigos. Y ellos son tan raros y frikis como yo… o más. En mi casa mis hijas me felicitan el 4 de mayo, no te digo más ;-P
¿Qué reacciones sueles encontrar en el ámbito profesional (posibles clientes, etc.) cuando conocen tu forma de trabajar?
A la mayoría les llama mucho la atención (positivamente). Creo que alguno incluso se plantea hacer algo así en algún momento futuro. Nosotros tenemos a nuestro favor algo tremendamente poderoso y es que vivimos lo que decimos. Me refiero a que no hablamos de efectividad o de trabajo en red sino que trabajamos en red y estamos sanamente obsesionados por aprender constantemente sobre cómo mejorar la efectividad porque, en definitiva, es lo que te ayuda a vivir mejor y más feliz. Creo que este grado de coherencia y convicción es contagioso y resulta tremendamente atractivo. A muchos clientes les llama enormemente que trabajemos en red, que desarrollemos nuestros servicios de forma colaborativa o que compartamos lo que sabemos en nuestros blogs.
Has hablado de «trabajar en red». Quizás uno de los handicaps del profesional independiente sea esa cierta sensación de «soledad» y de falta de referencias inmediatas. ¿Cómo afrontas esa generación, mantenimiento y enriquecimiento de la red? ¿Cuáles crees que son las claves para que esa red funcione, qué cosas hay que hacer y cuáles hay que evitar? ¿Qué has aprendido de tu experiencia con Optima LAB?
Estoy convencido de que el trabajo en red será una de las formas habituales de trabajar en un futuro próximo. Yo llevo haciéndolo casi tres años y mi experiencia hasta ahora es enormemente positiva. Al poco de comenzar aventura en solitario me di cuenta de que solo no iba a llegar muy lejos, así que decidí explorar esta idea de red. Después de algún fracaso inicial con otras redes, OPTIMA LAB es una realidad de la que estoy muy satisfecho. Creo que la red como estrucutra organizativa ofrece muchas de las grandes ventajas de trabajar en una organización jerárquica pero también elimina muchos de sus problemas. Eso sí, también surgen otros nuevos. Una de las características de las redes productivas es que nacen del solapamiento fertil de intereses, es decir, que la gente que está en una red es porque comparte un interés común, más allá de ganar un sueldo a fin de mes, se entiende. Esto simplifica enormemente la relación, ya que no hace falta una misión o una visión colgadas en la pared para contar de verdad con un propósito compartido que impulse a la acción. Otra característica clave de la red es su dimensión humana, es decir, que la contención del tamaño importa, ya que permite un tipo de relación personal mucho más cercana. Esto es clave porque una red productiva es, ante todo, una red de confianza. El principal problema de las redes productivas es que la gente ha sido educada para trabajar en un entorno jerárquico y a hacerlo, además, como especialistas. Esto exigen un cambio inicial de mentalidad que cuesta bastante. En una red, todos los nodos deben ser proactivos, velar activamente por sus intereses y defender sus perspectivas. Nadie les va a decir lo que tienen que hacer ni se va a preocupar por ellos. Son entornos de trabajo adultos sin lugar para paternalismos. Por otra parte, es necesario ser autosuficiente en muchos aspectos, lo que implica ser mínimamente competente en muchas disciplinas, ya que, si no, en lugar de contribuir a la red te conviertes en una carga para ella y acabarás siendo excluído. Aprender a trabajar en red exige, en primer lugar, aprender a trabajar independientemente de forma efectiva. La gente está acostumbrada a que le digan lo que tiene que hacer y a ejecutar las órdenes sin pensar en ellas. Eso en una red no tiene ningún sentido. Por otra parte, la comunicación directa es clave. La mala comunicación es ineficiente y perjudica las relaciones personales. Hay que acostumbrarse a dar y a recibir feedback, aunque no guste. El ego sufre mucho al empezar a trabajar en red 😀 Otro elemento clave son los procesos de toma de decisiones. Nosotros aquí hemos avanzado también mucho gracias al trabajo de Paz Garde, sobre todo dejando al lado el consenso y trabajando en modelos basados en consentimiento. También llevamos tiempo explorando la distribución de roles, usando el modelo de Belbin, y los resultados son más que interesantes. La verdad es que las experiencias acumuladas hasta ahora en OPTIMA LAB son muchísimas y darían ellas solas para otro par de entrevistas 🙂

Una red productiva es, ante todo, una red de confianza

¿Cómo crees que evolucionará el mundo del trabajo? ¿Qué rol crees que jugarán los profesionales independientes en él?
El mundo del trabajo va a pegar un vuelco en las próximas décadas que va a ser brutal. Los robots van a llegar a casi todas partes y lo van a hacer muy rápido. Casi todo el trabajo manual va a ser sustituido por máquinas. Es lógica capitalista pura aplicada. Como sociólogo, lo que veo me fascina (¡Ojo! No digo que me guste). Lo de «ganarás el pan con el sudor de tu frente» es algo que va a pasar a la historia. Es solo cuestión de tiempo. Y eso nos plantea un montón de preguntas nada fáciles de contestar: ¿Cómo se va a distribuir la riqueza? ¿Qué va a pasar con el dinero? ¿Qué va a sustituir al trabajo como elemento que da sentido a nuestras vidas? Y decenas de ellas más. Evidentemente, todo esto es un proceso y llevará su tiempo. Los profesionales independientes son los que más tarde se van a ver afectados por los cambios, más tarde cuanto menos «robotizable» sea su trabajo. El principal activo va a ser el conocimiento difuso, tácito, lo relacionado con el sentido crítico, la resolución de problemas complejos, la creatividad radical. Los profesionales independientes que trabajen en esos campos vivirán un momento de gran auge en los próximos años y creo que, en un momento dado, jugarán un papel clave en la evolución del trabajo en sí.

El principal activo en el futuro va a ser el conocimiento difuso, tácito, lo relacionado con el sentido crítico, la resolución de problemas complejos, la creatividad radical

Historias de profesionales independientes

Quienes me sigáis desde hace más tiempo sabréis que uno de mis temas de reflexión recurrentes es el perfil del «profesional independiente». Yo mismo tomé hace años la decisión de aventurarme por ese camino, mucho menos definido que la tradicional «carrera en el mundo corporativo». «Profesional independiente», «Knowmad«, «freelance», «artesano»… al final hay muchas etiquetas, quizás con sus matices, para referirnos a esta realidad cada vez más presente.
El hecho es que uno de los aspectos que siempre me ha intrigado es conocer la experiencia de otras personas que comparten ese realidad. Porque claro, uno va andando su propio camino y sacando sus propias conclusiones, pero… ¿hasta qué punto son asimilables a las de los demás? ¿Qué matices, o incluso visiones diferenciales, pueden aportar sus historias? ¿Qué podemos aprender unos de otros?
Por eso he decidido embarcarme en un mini-proyecto: una serie de entrevistas a otros «profesionales independientes», para conocer de primera mano sus vivencias y sus reflexiones. En este artículo iré recopilando los enlaces a las entrevistas a medida que se vayan publicando.