La realidad y las notas de prensa: el caso de Bankinter

Siento volver sobre el tema, pero es que se me han abierto las carnes (que ya son generosas de por sí). Después de todo el lío de la conblogatoria de Bankinter que contaba el otro día, hoy he estado leyendo cómo fue el evento de la mano de Antonio Domingo. Y, en paralelo, he leído una nota de prensa de Bankinter contando el mismo evento en elmundobursatil.es.
Conclusión; jemplo de libro de por qué no hay que creerse las notas de prensa elaboradas por las empresas, cuyo destino directo deberían ser las papeleras porque no informan, sino que manipulan.
En el relato de Antonio se dicen cosas como que «Su sorpresa es mayúscula por la reacción de la audiencia cuando se les hace ver que ese proyecto no sirve, que hay errores de concepto»; «han sido bastante críticos y bastante duros pero con la claridad de quien le debe decir que se han equivocado de parte a parte y lo que piensan que es una genialidad, no sirve para nada.»; «Esto ha hecho explotar a la audiencia y ha sido un clamor, que si piensan que pueden comprar ideas pagándolas con 15 minutos de teléfono, es que están muy muy pero que muy perdidos.»
Pero si uno se lee la nota de prensa, todo lo que dice es «Los responsables del área de Innovación de Bankinter aprovecharon el auditorio de blogueros expertos en tecnología para presentar y debatir sobre la última hora de los proyectos en los que el banco está inmerso en estos momentos, tomando buena nota de las ideas y sugerencias de mejora de los blogueros.» Eso, metido entre un publireportaje de todos los «geniales» proyectos en los que están trabajando, transmite una bonita sensación de «los mundos de Yupi» que en nada se parece a la «enmienda a la totalidad» que transmite Antonio. Es decir, «vale, habéis puesto mis ideas a caer de un burro… pero de todas formas yo voy a comunicar lo maravillosas que son, incluyendo mi operador móvil, una fantástica web de ideas en la que regalo unos premios alucinantes o mi extraordinaria Fundación».
¿Y por qué me creo lo que pone Antonio Domingo? Pues porque es un tipo al que conozco, y cuya opinión estimo razonable, ya que además no tiene mayor interés en el tema. ¿Y por qué no me creo la nota de prensa? Porque es un publireportaje lamentable y burdo, propio de las peores teletiendas, algo ya difícil de creer de por sí, y más cuando uno dispone de fuentes alternativas (que encima tienen la ventaja de la credibilidad personal) que narran la historia de otra forma.
Honestamente, si eso es lo mejor que se les ocurrió después de haber «escuchado y tomado nota» de lo que les contaron los allí presentes… es que no han entendido de qué va la cosa. Le pasa a Bankinter y le pasa a muchas empresas, a casi todas. Siguen atados a su comunicación unidireccional («yo, empresa, hablo… y vosotros os creéis todo lo que digo»), al «pensad lo que queráis, que yo controlo los medios y van a decir lo que yo quiera que digan, y eso será lo que llegue al gran público». Pero la realidad es muy tozuda; probablemente igual de tozuda que lo ha sido siempre, solo que ahora además hay canales de comunicación alternativos que dejan en absoluta evidencia este tipo de prácticas. Es cierto, todavía siguen controlando con sus departamentos de comunicación y sus notas de prensa muchos medios masivos y a la vez dóciles (y más si podemos negociar la publicidad que ponemos en tu medio, no vas a morder la mano que te da de comer, ¿verdad?). Pero cada vez menos. Porque cada vez más los usuarios se dan cuenta del engaño, y cada vez hay más alternativas.
«Iniciativas dospuntocero» es algo más que una bonita etiqueta que ponerle a tus proyectos para parecer modernos. Es una forma distinta de abordar la relación con los usuarios y los partícipes. Cuanto antes nos metamos esto en la cabeza, antes dejaremos de dar palos de ciego.

Hablando con Tuenti

Bueno, no con el «señor Tuenti», sino con Ícaro Moyano, su responsable de comunicación. A raiz del post que escribí el otro día sobre Tuenti y mi condición de «treinti», se puso en contacto conmigo para invitarme a un café en sus oficinas… y el miércoles pasado me fui para allá.
De paso, conocí a Ícaro, de quien había oido hablar mucho pero con quien no había tratado personalmente aún. Un tipo muy cordial. No se me escapa que su rol en Tuenti es la comunicación, y que por lo tanto contar (y hacer que otros cuenten) las bondades del proyecto es parte de su trabajo. Pero ese trabajo se puede hacer de una forma o de otra, y sin duda Ícaro conmigo lo hizo bien.
He aprovechado para escribir mis conclusiones sobre la charla en Digitalycia (¿veis de qué forma tan fina y tan elegante os sugiero ir allí? 🙂 ) en un post titulado «Las lecciones de Tuenti«. Realmente estuvimos hablando durante casi hora y media, y de las cosas que me contó Ícaro (incluso descontando el sesgo de «te estoy vendiendo el proyecto porque es mi rol») creo que hay una serie de puntos destacables que hacen pensar que Tuenti está, como proyecto empresarial, en el buen camino. O al menos, en uno interesante de conocer de cerca.

Pequeña historia de éxito de la webdospuntocero

Os cuento un «sucedido» de esta misma mañana, que me ha hecho gracia, y que pone de relieve (a una escala pequeña; pero creo que precisamente ésta es la escala a la que tienden a suceder las cosas en esta bienamada «webdospuntocero») las curiosas implicaciones que puede tener esto de los usuarios que generan el contenido.
Hace unos meses tuve un pinchazo. Vamos, en realidad bajé al garaje y tenía la rueda descojonada. Total, que ponte a buscar un taller (un viernes a la tarde, nos íbamos de viaje), que te arreglen… contacté por casualidad con Midas (porque me sonaba de haber pasado por delante, ya ves tú), me atendieron estupendamente y todo fenomenal. Estando en el taller, se me ocurrió sacar una foto y subirla al blog desde allí, complementando luego el post en casa.
El caso es que hoy he vuelto a ir para que me echaran un vistazo a las dos ruedas que todavía no se han cambiado, porque me parecía que ya iba tocando darles «pasaporte». Y estábamos comentando, «y cuánto tiempo hace que cambiaste las otras dos», «pues hace ya x meses, que fue una odisea…». Y me dice la encargada «no, sí, si me acuerdo perfectamente, que además nos sacaste en internet».
Me he quedado un poco a cuadros. No esperaba que aquel post fuese a llegarles a ellos. Claro, soy consciente de que lo que escribo está ahí para todo el mundo, pero uno siempre tiene la sensación de que «todo el mundo» es un ente difuso, no personas con ojos y cara, y menos cuando hablamos de un entorno a priori tan «poco internet» como puede ser un taller mecánico de Aranda de Duero. Me ha pillado completamente desprevenido. «Sí, sí, nos llamaron de la central para felicitarnos y todo, asi que ¡gracias!».
En fin, creo que esta batallita refleja a la perfección lo que es, o puede llegar a ser, ésto de la webdospuntocero. Alguien que cuenta su experiencia en internet de forma espontánea (tan espontánea como una foto sacada con el móvil y subida tal cual a su propio blog, contada con sus propias palabras y su propia imagen), y esa experiencia llega, como por arte de magia, a generar consecuencias insospechadas.
Por cierto, bien por la persona de Midas que viese mi post y tuviese el detalle de trasladar la felicitación al taller. Con la de veces en que suena el teléfono o recibimos mails sólo para echarnos broncas cuando algo va mal (o, simplemente, para «controlar»), da gusto ver que hay gente que se toma las mismas molestias para felicitar cuando las cosas salen bien.

Arrepentíos… el fin del mundo está cerca

End WorldNo, no os vayáis a pensar, que ni me he vuelto un apocalíptico ni me he tomado nada de eso que a Arrabal le inspiró en su momento a decir aquéllo de «el mineralismo va a llegaaaaaarrr«. Pero va en serio, hoy he tenido una revelación y el final del mundo está cerca… No me refiero al mundo como planeta, ni como civilización, sino a este mundillo de miniemprendedores que nacen al amparo de la llamada «webdospuntocero».
Recapitulemos. Estamos en un momento en el que la tecnología se ha puesto al alcance de muchos, y permite que surjan proyectos de debajo de las piedras. Ya en su día critiqué el poco criterio con el que se califica a cualquiera con un proyecto de «emprendedor», porque lo que hay es mucho proyecto y muy poco negocio. Pero bueno, alguno de vez en cuando sale adelante.
Mientras tanto, nos decimos muy ufanos que las empresas tradicionales «no se enteran», que son «from the past»… y aquí es donde viene el eje de mi razonamiento: queda poco, muy poco, para que las empresas «tradicionales» dejen de serlo. Y entonces… se acabó el mundo feliz del «dospuntocerismo».
Hoy he estado hablando con el máximo responsable de internet de un importante medio tradicional. Hemos charlado de varias cosas que me han dejado claro, sin ningún género de dudas, que «es uno de nosotros». Y que el momento en el que esas empresas «tradicionales» van a empezar a poner toda la carne en el asador en internet no está lejos. Pienso que hablamos de meses más que de años. Y cuando lo hagan… ¿qué va a pasar?
He oído decir a Julio Alonso en alguna ocasión que su competencia no son otras redes de blogs, sino los medios online tradicionales. Las apuestas estratégicas de Weblogs SL van en ese sentido. Y hace bien. Porque queda muy poco para que esos medios online reaccionen, y entonces todo aquel que no haya alcanzado una dimensión importante (y no sólo en términos de volumen de visitas o de ingresos; también de profesionalización, de estructura empresarial, etc.) simplemente verá cómo se le viene encima el tsunami.
De momento, disfrutamos de la falta de reacción de los «tradicionales». Son estructuras, grandes, lentas, en las que las decisiones cuesta tomarlas. Y por encima de todo son conservadoras, muy conservadoras. De eso vivimos. Porque en cuanto se convenzan de que tienen que entrar en un mercado, tienen todos los ases en la manga para arrasarlo; tienen un indudable músculo financiero que les permite abordar cualquier proyecto (tanto de desarrollo propio como comprado a golpe de talonario) como quien chasquea los dedos, tienen un enorme escaparate para atraer a masas ingentes de visitantes y tienen un más que notable poder de negociación frente a otros actores (leasé agencias de publicidad, por ejemplo).
En realidad esto no deja de ser un «déjà vu», 10 años después, de aquellas diferenciaciones que se hacían entre el mundo del «brick&mortar» y las «puntocom». Estamos volviendo a lo mismo… y cada vez queda menos.

Webdospuntocero: mucho proyecto, poco negocio

Para mí la diferencia está clara, pero sigo percibiendo una enorme confusión entre lo que es un proyecto y lo que es un negocio en este mundo «dospuntocero» en el que vivimos. Gracias a la tecnología, los API’s, la comunidad… hoy en día un tío con unas nociones de programación (o incluso sin ellas) puede montar un proyectito «2.0» en un par de días (a veces, ni eso). Llámalo blog, llámalo red social, llámalo mashup… dicho y hecho. Y así asistimos día tras día al lanzamiento de nuevos «proyectos 2.0», muy monos ellos. Hay mucha creatividad por ahí suelta, sin duda.
Pero… ¿negocios? Tirando a pocos. Me refiero a esos proyectos que tienen ingresos, es más, que tienen ingresos superiores a sus gastos (en niveles razonables, claro: ingresar 10$ de Adsense NO es un negocio). De esos hay muy pocos. Lo cual tampoco es malo: es bonito/curioso ver los proyectos que van surgiendo por ahí, yo mismo he puesto en marcha algunos. Pero de ahí a hablar como si esos proyectitos «para pasar el rato» fuesen poco menos que «thenextbigthing», a considerarse una start-up por hacer una cosa de estas o autodenominarse CEO por haberlo puesto en marcha… pues no.
Ya está bien. Llamemos a las cosas por su nombre, y no confundamos churras con merinas.

Amigos sin blog… ni nada que se le parezca

Este fin de semana estuvieron por aquí mis amigos del 4C en el Colegio Mayor. 13 tíos con los que compartí unos años estupendos. Y aparte de salir, comer, contar batallitas y hacer actualizaciones varias, uno de los temas recurrentes del fin de semana fue mi «pertenencia» a este mundo de bloggers, twitters, flickeros y demás en el que estoy metido. Un auténtico «test de realidad». Porque uno espera que personas de las que le separan determinadas circunstancias (la edad, o el perfil educativo o profesional, etc.) estén más alejados de este mundillo. Pero estamos hablando de gente de la misma edad que yo, que han estudiado en el mismo sitio que yo, que se desenvuelven en un mundo profesional similar al mío… y que sin embargo ven todo esto con enorme distancia, desconocimiento, escepticismo o desinterés.
Que si «para qué voy yo a leer tu blog», que si «no es un poco raro contar lo que haces», que si «no tengo tiempo para nada, como para pararme a leer lo que escribes», que si «hazme una foto que yo quiero salir en internet», que si «¿y ahora estas ‘tuiteando’?»… El caso es que medio en coña medio en serio me pasé el fin de semana «defendiendo» mi visión de las cosas. Pero más que pensando en «convertir» a alguno de ellos (tarea difícil, la verdad), reflexionando en qué habrá sido lo que a mí me ha traído por este camino mientras que a otras personas en una situación similar no.
Quizás sea un encaje con determinados rasgos de la personalidad, o quizás el hecho de haber conocido a determinadas personas en un momento dado. O que soy «raro». Qué se yo. El hecho es que aquéllo de tener más «blogs de amigos» va a tener que esperar…

Un hombre, un blog

Llego vía Loogic a un post en el que se habla de la banalización de internet y en el que se dice que: «Hace algunos años era casi un lujo, una distinción, estar a la última. Ahora si no tienes uno casi serás la burla en tus reuniones de sociedad. ¡Todo el mundo tiene uno! Tener un blog ya no te distingue, es algo banal
Efectivamente, cada vez hay más gente con blog… pero… ¿eso es malo? ¿eso banaliza internet? ¡No, hombre, no! ¡Todo lo contrario! Que todo el mundo tenga un blog es la situación ideal, sería la culminación de eso que hemos dado en llamar la web 2.0. Que todo el mundo tuviese a su disposición una ventanita a través de la que comunicar al resto del mundo cuáles son sus experiencias, sus inquietudes, su visión del mundo. Gente normal que integra con facilidad los blogs en sus vidas sin ningún objetivo más grandilocuente que el de relacionarse y extender, de forma natural, su vida cotidiana. Ni más, ni menos.
Como he dicho en el comentario que le he dejado, otra cosa es que algún iluso pensase que era “alguien” por el hecho de tener un blog o que pensase que se iba a “forrar” con él… pero eso es un problema de sus expectativas, y una muestra de no haber entendido nada de nada de qué significa todo esto.