Medir tu éxito

Interesante reflexión sobre cómo medir el éxito. ¿Qué medida utilizamos, cada uno de nosotros, para valorar si estamos teniendo éxito (en términos generales) en nuestra vida? ¿Alguna vez os lo habéis planteado? En el artículo que cito plantean que cada uno tenemos una medida diferente: para algunos es cuánto dinero tienen, o cuántas cosas llevan su nombre, conocer a mucha gente, influir mucho en algunas personas, sitios diferentes que han visitado, número de veces que se ríe al día… y si encima nos vamos a los más de 200 comentarios, tendremos muchas más visiones del «éxito».
Lo que está claro es que cada uno lo definimos de nuestra forma personal. Y que, en realidad, muchas veces ni siquiera nos lo hemos llegado a plantear.

Mucho tiempo libre

Hace nada me espetaban en un comentario «me parece que tu tienes mucho tiempo libre ¿no?». Esto… pues todo el que puedo permitirme, ¿tú no?
Tiempo libre es algo de lo que nunca tienes demasiado. Tiempo libre considero que es aquel sobre el que puedes decidir cómo emplearlo, a qué dedicarlo. Ójala todo mi tiempo fuese libre, jamás se me ocurriría pensar en ello como algo negativo o algo de lo que avergonzarme. Lamentablemente no puede ser así, porque todos tenemos unas necesidades básicas que hay que cubrir (aunque lo «básico» es distinto para unos que para otros, y en muchos casos cometemos el error de considerar «básico» algo que no lo es ni de lejos) y que nos obligan a dedicar parte de nuestro tiempo a satisfacerlas directamente o a conseguir dinero para hacerlo indirectamente.
El objetivo debería ser maximizar nuestra satisfacción. Hay quien relaciona la satisfacción con gastar y acumular (una gran casa, un gran coche, grandes viajes, clubs sociales de prestigio, ropa cara, etc.). Como todo eso cuesta dinero, y salvo que lo tengas asegurado por cuestiones familiares o del azar, tendrás que emplear un porcentaje mayor de tu tiempo haciendo algo que no harías si pudieras sólo para poder financiarlo, y se produce la paradoja de que se reduce el tiempo disponible para disfrutarlo.
Otra alternativa es buscar satisfacción en las cosas sencillas de la vida, habitualmente mucho menos gravosas. Como no necesitas sufragarlas, puedes aumentar el porcentaje de tiempo que le dedicas a ellas.
¿Qué compensa más? Obviamente, es una cuestión muy personal de cada uno decidir en qué encuentra satisfacción y qué sacrifica a cambio, aunque mucho me temo que muchos ni siquiera se han parado a pensarlo nunca. Yo por mi parte cada día lo tengo más claro: tumbarme en mi barca y fumar en pipa. ¿Mucho tiempo libre? Todo el que puedo.

Un consejo para los jóvenes

Siempre viene bien escuchar a los que están de vuelta. Como Chisco Olascoaga, un hombre de 67 años que fundó Entel (por cierto, tienen blog corporativo) cuando tenía 62, tras casi cuarenta años de carrera profesional. La pregunta, en esta entrevista en El País, era «¿Qué les aconseja a los jóvenes que se abren camino?»

Lo principal es que se conozcan a sí mismos para saber qué estilo de vida quieren llevar. A partir de ahí, les animaría a que investigaran, experimentaran y reflexionaran con el fin de encontrar una pasión personal y profesional compatible con el estilo de vida elegido. Porque una cosa es lo que nos han dicho que tenemos que hacer y conseguir, y otra muy distinta lo que nos conviene y nos gusta de verdad.

Visibilidad

Allá por el mes de octubre, puse en marcha mi «perfil en internet». Hasta el momento dicho perfil estaba alojado en un blog de blogspot, pero decidí que valía la pena ponerle un dominio propio, darle una vuelta al concepto, y hacerme un escaparate en internet más allá de este blog.
En realidad tampoco hice mucho más: lo enlacé desde este mismo blog (en el menú de opciones de la parte superior, donde «Sobre el autor») y puse la dirección en mis distintos perfiles que están por ahí danzando (ni siquiera estoy seguro de haberlo hecho en todos). Hace unas semanas, decidí hacer un pequeño banner que incluí en el blog, aquí a la derecha, con mi foto y mi nombre para enlazar hacia allí. Al mismo tiempo, creé una versión en inglés de la página, para darle también un carácter global.
El caso es que éste es el resultado en término de visitas. Dejando al margen el pico inicial (derivado de la curiosidad de la gente cuando lo anuncié aquí) y de un par de picos intermedios (que son el resultado de mis pruebas cuando he cambiado algo: también me cuentan como visitas), lo cierto es que andan entorno a los 2.000 usuarios los que han entrado a ver mi perfil.

Gráfico visitas

2.000 usuarios. Obviamente, en términos de «tráfico web» no son cifras nada relevantes. Al fin y al cabo es una página estática, sin mucho contenido. Pero imaginemoslo en término de individuos. Imaginemos una sala con 2.000 personas. Imaginemos que hemos repartido 2.000 tarjetas de visita. ¿Cuál hubiera sido el esfuerzo de llegar a ese número de personas en «la vida real»? Quitemos un % que haya venido por casualidad, por una búsqueda poco eficaz. Aun así… ¿no merece la pena?
Por cierto, que el repunte que se aprecia de las últimas semanas, aparte de una mención en El Blog Salmón (en un artículo donde IC reflexionaba precisamente sobre estas cuestiones de «nueva curricula«), está directamente relacionado con la inclusión del cuadrito con mi foto al que hacía referencia antes: parece que la gente es mucho más proclive a hacer click en una cara que en un «sobre el autor» genérico.